21 de junio de 2019

Experiencia Cercana a la Muerte de Maria L


Experiencia Cercana a la Muerte de Maria L 


DESCRIPCIÓN DE LA EXPERIENCIA:
Era madre soltera, escapando por verguenza a la confrontación con mis padres en mi país de origen, estaba sola, sin familiar alguno. La amiga que me había llamado a visitarla me había abandonado. Sin embargo, conocí un alma caritativa, una mujer que se interesó por mi viéndome sola en el hospital al que había ido para una revisión de mi avanzado embarazo, me acogió en su casa y su familia, y estuvo conmigo cuando los dolores de parto se presentaron con un adelanto de un mes del previsto.
Ya había tenido mi primer hijo a los 18 años, y también había sido dificil, pero esta vez sí que sufrí demasiado, fueron demasiadas horas de dolor sin poder dilatar lo necesario para un parto normal. El dolor y angustia fueron tal que se decidió llevarme a quirófano y esperar que dilatase para el parto natural. Gritaba por el dolor interminable, desmayándome entre tramos de dolor. Lidia, mi amiga estaba conmigo y me consolaba, incluso estaba al lado de mi cama en el quirófano, entre desmayo y desmayo. Le pedía que no permitiera que me hicieran cesárea, ya que le tenía terror a la cirugía, en un momento de intenso dolor me salí de mi cuerpo, me ví en el techo del quirófano, observé mi cuerpo dormido, ví como Lidia me llamaba angustiosamente mientras me daba palmadas en la cara para que reaccionara, para mi fue un momento de inmenso alivio, ya que no sentía dolor alguno, el sufrimiento se había evaporado, y una infinita sensación de paz me embargó, sentí que no quería salir de esa paz que me llenaba, y supe que si lo deseaba, podía elevarme y marcharme de ese lugar en cuanto lo decidiese, pero algo pasaba allí abajo, me di cuenta que Lidia gritaba llamándome y las enfermeras acudieron precipitadamente de urgencia, aunque no entendía el inglés, yo sabía perfectamente lo que estaba sucediendo, estaban angustiadas porque el oxigeno se estaba extinguiendo, y dijeron que el bebé estaba corriendo grave peligro por la falta de oxigeno, eso me angustió terriblemente, yo amaba a mi bebé, y no iba a permitir que muriese, no lo pensé ni un microsegundo más y descendí a mi cuerpo, lo siguiente fue abrir los ojos y respirar muy profundamente el delicioso oxígeno que me habían puesto en la cara, inmediatamente mi bebé nació y lo llevaron rápidamente a la incubadora, pesaba 2,600 kgs. y su piel estaba azul y cuarteada, el oxigeno había empezado a faltarle.

Ya en la sala común, Mi bebé lloraba sin parar en la incubadora, yo pedí cuidarlo en mi cama, había una gran conexión con el, sufrimos los dos, estuvimos a punto de marcharnos. Los días siguientes fueron los normales, mi niño creció y yo nunca tuve ni sentí nada especial, durante muchísimos años no relaté a nadie mi experiencia, con los años me he ido interesando en el tema de la muerte, ya que hace 9 años atrás tuve un derrame cerebral, un aneurisma roto, que me mantuvo en terapia intensiva e inconsciente durante 2 semanas, no tengo recuerdo alguno de dónde pude haber estado mientras estaba dormida ese tiempo, me recuperé relativamente pronto después del alta, y a los 60 días del evento descubrí que tenía una bolita en el seno que resultó ser cáncer de mama, lo extraño del caso, es que yo estuve palpando constantemente mis senos buscando algo, sin saberlo, solo porque había algo en mi mente que me instaba a hacerlo, me urgía a hacerlo constantemente y con urgencia, al descubrirlo y acudir a los médicos y realizar las pruebas pertinentes, ellos determinaron que no tenía nada, sin embargo, ese algo en mi me decía que sí había algo y que tenían que descubrir, fueron 2 pruebas, supuestamente negativas, pero ante mi insistencia férrea, a la tercer prueba comprobaron que yo tenía razón, tenía cancer de mama, hasta entonces ya habían pasado 4 meses y avanzado a grado 2. Creo firmemente, que quien me urgía a hacerme las exploraciones a diario hasta encontrar el tumor, y luego no cejar ante la negativa de los médicos, fue mi madre, ella falleció de cancer de mama. Es mi historia, gracias por darme la oportunidad de contarla, creo firmemente que nuestra conciencia no muere, solo nos separamos del cuerpo en lo que llamamos muerte, cuando yo estaba en el techo del quirófano, esa era yo, seguía siendo yo, lo que veía abajo era solo mi cuerpo, no era yo. Gracias.


Sabía, sin saber previamente, que tenía la capacidad de elección, irme del lugar con toda confianza de que sería a algo agradable. o quedarme, si así lo decidía, fui siempre la dueña absoluta de mi decisión.

El evento me hizo sentir que yo tenía un conocimiento que  probablemente la mayoría de las personas desconocen.

La experiencia fue definitivamente real     No recuerdo especialmente un gran impacto, ya que me tocó asumir muchos otros cambios en mi vida en aquel entonces.

Extractado del Sitio Web NDERF.


Para Discernir el por qué de la Vida, hay que Librarse de Influencias Pesadas

Para Discernir el por qué de la Vida, hay que Librarse de Influencias Pesadas

por León Denis.

Para discernir el por qué de la vida, para divisar la ley suprema que rige las almas y los mundos, hay que saber librarse de influencias pesadas, librarse de preocupaciones de orden material, de todas estas cosas pasajeras y cambiantes que atestan nuestro espíritu, oscureciendo nuestro juicio. Es elevándonos con el pensamiento por encima del horizonte de la vida, haciendo caso omiso del tiempo y del lugar, aislándolo en cierto modo por encima de los detalles de la existencia, que percibiremos la verdad, Por un esfuerzo de voluntad, abandonamos un instante la Tierra, subimos estas alturas imponentes. Desde su cumbre se desplegará para nosotros el panorama inmenso de las edades sin número y de los espacios ilimitados. Lo mismo que el soldado, perdido en la pelea, ve sólo confusión alrededor de él, mientras que el general, cuya mirada cubre todas las peripecias de la batalla, las calcula y prevé los resultados; Lo mismo que el viajero, extraviado en las dobleces del terreno puede, subiendo la montaña, verlos derretirse un plano grandioso; así el alma humana, de estas cimas donde planea, lejos de los ruidos de la tierra, lejos de las hondonadas oscuras, descubre la armonía universal. Lo que desde abajo le parecía contradictorio, inexplicable e injusto, visto de arriba, se enlaza, se alumbra; las sinuosidades del camino se enderezan; todo se une, se encadena; en el espíritu deslumbrado aparece el orden majestuoso que ajusta el curso de las existencias y la marcha de los universos.

Conceptos Extractados de "El Porqué de la Vida", por León Denis.

Los Seres Humanos en los Mundos Superiores

Los Seres Humanos en los Mundos Superiores


Los hombres conservan a su gusto las facciones de sus existencias pasadas, y aparecen a sus amigos tales como les conocieron; pero iluminados por una luz divina y transformados por las impresiones interiores, que son siempre elevadas. En vez de rostros deslucidos, demacrados por los sufrimientos y las pasiones, la inteligencia y la vida irradian con ese esplendor que los pintores han traducido por diadema o aureola de los santos.

La poca resistencia que ofrece la materia a los espíritus ya muy avanzados, hace que el desarrollo de los cuerpos sea rápido y la infancia corta o casi nula; la vida exenta de cuidados y de congojas, es proporcionalmente mucho más larga que en la tierra.

En principio la longevidad está proporcionada al grado de adelantos de los mundos. La muerte no tiene ninguno de los horrores de la descomposición: lejos de ser un motivo de espanto, es considerada como una transformación feliz, porque allí no existe la duda sobre el porvenir. Durante la vida, no estando el alma encerrada en una materia compacta, irradia y goza de una lucidez que la pone en un estado casi permanente de emancipación, y permite la libre transmisión del pensamiento.

En esos mundos felices, las relaciones de pueblo a pueblo, siempre amistosas, nunca se turban por la ambición de esclavizar a su vecino, ni por la guerra, consecuencia de aquélla.

Allí no hay ni amos, ni esclavos, ni privilegiados por nacimiento; la superioridad moral e inteligente es la única que establece la diferencia de condición y da la supremacía. La autoridad es siempre respetada, porque sólo se da al mérito y porque siempre se ejerce con justicia.

El hombre no procura elevarse sobre el hombre, sino sobre sí mismo, perfeccionándose; y este deseo incesante no es un tormento, sino una noble ambición que le hace estudiar con ardor para llegar a igualarles. Todos los sentimientos tiernos y elevados de la naturaleza humana se encuentran allí aumentados y purificados; los enconos, los celos mezquinos y las bajas codicias de la envidia son desconocidas; un lazo de amor y fraternidad reune a todos los hombres, y los más fuertes ayudan a los más débiles. Poseen más o menos según lo que han adquirido por su inteligencia, pero nadie sufre por falta de lo necesario, porque nadie está allí por expiación; en una palabra, el mal no existe.

Extractos de "El Evangelio según el Espiritismo" - Allan Kardec