Libro "Acción y Reacción" Chico Xavier\André Luiz « parte 32 »
Terminado nuestro reposo, Silas, por inspiración del Director de la Mansión, vino a invitarnos a hacer un rápido paseo por los alrededores.
Además, Druso, atendía con ello a nuestro propósito de estudiar algo sobre los principios de Causa y Efecto, en las criaturas recientemente desencarnadas.
Sabíamos que la muerte del cuerpo físico era siempre el primer paso para la recolección de la vida y, por eso, no ignorábamos que el ambiente era de los más favorables a nuestra investigación constructiva, porque el inmenso Umbral, situado a la salida del plano terrestre, vive repleto de hombres y de mujeres que atraviesan la gran frontera, en plena conexión con la experiencia carnal.
Hilario y yo, con alegría, nos pusimos al lado del compañero que, atravesando con nosotros un largo portón de acceso al exterior, nos dijo, con el mejor buen humor y consciente de nuestros objetivos:
–Sin duda alguna para nosotros, que hemos regresado recientemente de la Tierra, los panoramas infernales son mucho más adecuados que los celestes, para que podamos realizar nuestras investigaciones sobre la ley de Causa y Efecto, ya que el crimen y la expiación, el desequilibrio y el dolor, forman parte de nuestros conocimientos más sencillos en la lucha cotidiana, mientras que la gloria y el regocijo angélico, constituyen estados superiores de conciencia que van más allá de nuestra comprensión.
Y extendiendo su mirada sobre los tristes cuadros que se hallaban a nuestro alrededor, añadió, convirtiendo la frase en conmovedora reflexión:
–Estamos, psíquicamente, más cerca del mal y del sufrimiento... Por tanto, podemos comprender perfectamente los problemas aflictivos que se multiplican por aquí...(39)
A medida que nos apartábamos, emprendíamos una penetración más profunda en la densa sombra, que se iba espesando cada vez más, iluminada, no obstante, aquí y allí, por mortecinas antorchas, como si la luz, en los lugares que nos rodeaban, luchase terriblemente para alimentarse y sobrevivir.
De aquellas tinieblas, surgían gritos, imprecaciones y blasfemias. Comprendimos, a grandes rasgos, que el espacio que ocupaba la institución, era de forma rectangular, y que el terreno en que la misma se asentaba, estaba en la retaguardia, como una enorme población extramuros.
Captando nuestra curiosidad e interés, el asistente quiso satisfacer nuestras preguntas, explicándonos: –efectivamente, nos hallamos en la zona posterior de nuestro instituto, en un gran espacio sobrecargado de espíritus turbados y en estado de sufrimiento.
MIS OBSERVACIONES
(39) Nuestra comprensión siempre está limitada por nuestra superioridad de consciencia o de elevación espiritual. Comprendemos aquello que está a nuestro alcance y por mas que lo intentaramos, los conocimientos mucho mas elevados nos resultarán inentendibles hasta tanto progresemos.
Libro Psicografiado, "Acción y Reacción", por Chico Xavier\André Luiz