5 de septiembre de 2019

El Sr. Home 3/11

El Sr. Home 3/11


La posición, el crédito, las luces de aquellos que lo han recibido, y que se han convencido por la evidencia de los hechos, han conmovido las convicciones de una multitud de gente, incluso entre los que no han podido ser testigos oculares. Por lo tanto, la presencia del Sr. Home ha sido un poderoso auxiliar para la propagación de las ideas espíritas; si no ha convencido a todos, ha lanzado semillas que han de fructificar a medida que los médiums se multipliquen.
Esta facultad, como lo hemos dicho en otra parte, de ninguna manera es un privilegio exclusivo; existe en estado latente y en diversos grados entre una multitud de individuos, sólo esperando una ocasión para desarrollarse; el principio está en nosotros por el propio efecto de nuestro organismo; está en la Naturaleza; todos nosotros tenemos su germen, y no está lejos el día en que veremos a los médiums surgir en todos los puntos, en medio de nosotros, en nuestras familias, entre los pobres y los ricos, para que la verdad sea conocida por todos, porque según lo que nos ha sido anunciado, es una nueva era, una nueva fase que comienza para la Humanidad.
La evidencia y la divulgación de los fenómenos espíritas darán un nuevo curso a las ideas morales, como el vapor ha dado un nuevo curso a la industria.
Si la vida privada del Sr. Home debe ser cerrada a las investigaciones de una indiscreta curiosidad, existen ciertos detalles que a justo título pueden interesar al público y que incluso son útiles dar a conocer para una mejor apreciación de los hechos.
El Sr. Daniel Dunglas Home nació el 15 de marzo de 1833, cerca de Edimburgo. Por lo tanto, actualmente tiene 24 años. Desciende de la antigua y noble familia de los Dunglas de Escocia, antaño soberana. Es un joven de talla mediana, rubio, cuya fisonomía melancólica no tiene nada de excéntrica; es de una complexión muy delicada, de hábitos sencillos y suaves, de un carácter afable y benévolo en el que el contacto con las grandezas no ha infundido ni altivez ni ostentación. Dotado de una excesiva modestia, nunca hace alarde de su maravillosa facultad, jamás habla de sí mismo y si en la expansión de la intimidad cuenta sus cosas personales, es con simplicidad y nunca con el énfasis propio de las personas con las que la malevolencia trata de compararlo. Varios hechos íntimos, que son de nuestro conocimiento personal, prueban sus sentimientos nobles y una gran elevación de alma; lo hemos constatado con tanto más placer cuanto más se conoce la influencia de las disposiciones morales sobre la naturaleza de las manifestaciones.
Los fenómenos de los que el Sr. Home es instrumento involuntario han sido a veces contados por amigos demasiado afanosos con un entusiasmo exagerado, del cual se ha apoderado la malevolencia. Tal como son, ellos no tienen necesidad de una amplificación, más dañosa que útil a la causa. Al ser nuestro objetivo el estudio serio de todo lo que se relacione con la ciencia espírita, nos concentraremos en la estricta realidad de los hechos constatados por nosotros mismos o por los testigos oculares más dignos de fe. Por lo tanto, podremos comentarlos con la certeza de no razonar sobre cosas fantásticas.

Extracto de "Revista Espírita 1858", por Allan Kardec.


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Los Mundos Regeneradores Sirven de Transición

Mundos Regeneradores

Los Mundos Regeneradores Sirven de Transición

Por Asociación Espírita Gran Canaria

Entre esas estrellas que resplandecen en la bóveda azulada, ¡cuántos mundos hay como el vuestro designados por el Señor para expiación y para prueba! Pero los hay también más miserables y mejores, así como los hay transitorios que pueden llamárseles regeneradores.

Cada torbellino planetario, corriendo en el espacio alrededor de un foco común, arrastra con él sus mundos primitivos, de destierro, de prueba, de regeneración y de felicidad. Se os ha hablado de esos mundos en donde es colocada el alma naciente, cuando ignorante aún del bien y del mal, puede marchar hacia Dios, dueña de si misma, en posesión de su libre albedrío; se os ha hablado de cuán amplias facultades ha sido dotada el alma para hacer el bien; pero ¡ah! las hay que sucumben y no queriendo Dios anonadarlas, las permite ir a esos mundos en donde, de encarnaciones en encarnaciones, se purifican, se regeneran y se harán dignas de la gloria que se les ha destinado.

Los mundos regeneradores sirven de transición entre los mundos de expiación y los mundos felices; el alma que se arrepiente encuentra allí la calma y el reposo acabándose de purificar. Sin duda en esos mundos el hombre está aun sujeto a las leyes que rigen la materia; la humanidad experimenta vuestras sensaciones y vuestros deseos, pero está dispensada de las pasiones desordenadas de las que sois esclavos; allí no existe el orgullo que hace callar el corazón, la envidia que lo tortura y el odio que lo ahoga; la palabra amor está escrita en todas las frentes, y una perfecta equidad arregla las relaciones sociales; todos reconocen a Dios y procuran ir a El siguiendo sus leyes. Con todo, allí no se encuentra aún la perfecta felicidad, pero sí su aurora.

Extraído del libro “El evangelio según el espiritismo”. Allan Kardec

Tomado del Blog "Asociación Espírita Gran Canaria"

Renovación

Renovación

por León Denis

Todos los vicios son malos, pero es la soberbia la más temible, pues siembra tras de sí todos los demás vicios. Cuando penetra en el alma, se adueña de ella, se acomoda a su gusto y se fortifica en ella hasta el punto de hacerse inexpugnable. Ella es la hiedra monstruosa siempre preñada y cuyos vástagos son monstruosos como ella. Todo el que se deja inundar por ella, es un desgraciado porque no podrá liberarse de ella sino es a costa de terribles luchas, a consecuencia de sufrimientos dolorosos, de existencias oscuras, de todo un porvenir de envilecimiento y de humillación, pues es el único remedio para los males que engendra la soberbia.

Este vicio constituye el azote más grande de la humanidad. De el proceden todos los desgarramientos de la vida social, las rivalidades de clases y de pueblos, las intrigas, el odio y la guerra. Inspirador de locas ambiciones, ha cubierto la tierra de sangre y de ruinas, y es también es el quien causa nuestros sufrimientos de ultratumba, pues sus efectos se extienden hasta más allá de la tumba.

No solo nos desvía la soberbia del amor a nuestros semejantes, sino que hace imposible todo mejoramiento, abusando de nuestro valor y cegándonos con nuestros defectos. Solo un examen riguroso de nuestros actos y de nuestros pensamientos nos permite reformarnos. Y el soberbio es el que menos puede conocerse. Engreído de su persona, nada puede desengañarle, pues aparta con cuidado todo aquello que puede esclarecerle; odia la contradicción, y solo se complace en la sociedad de los halagadores. Corrompe las obras más meritorias. A veces, incluso las torna perjudiciales para quienes las realizan.

El bien, realizado con ostentación, con un secreto deseo de ser aplaudido y glorificado, se vuelve contra su autor. En la vida espiritual, las intenciones, los móviles ocultos que nos inspiran a hacer las cosas reaparecen como testigos, abruman al soberbio y reducen a la nada sus méritos ilusorios. La soberbia nos oculta toda la verdad. Para estudiar con fruto el Universo y sus leyes, se necesita, ante todo, la sencillez, la sinceridad, la rectitud del corazón y de la inteligencia, virtudes desconocidas por el soberbio.

El hombre sencillo, humilde de corazón, rico en cualidades morales, llegará más pronto a la verdad, a pesar de su inferioridad posible de sus facultades, que el presuntuoso, vano de ciencia terrestre y sublevado contra la ley, que le rebaja y destruye su prestigio. La enseñanza de los Espíritu nos pone de manifiesto, bajo su verdadera luz, la situación de los soberbios en la vida de ultratumba. Los humildes y los débiles de este mundo se encuentran allí más levados; los vanidosos y los poderosos, empequeñecidos y humillados.

Los unos llevan consigo lo que constituye la verdadera superioridad: las virtudes, las cualidades adquiridas con el sufrimiento; en tanto que los otros han de abandonar a la hora de la muerte títulos, fortuna y vano saber. Todo lo que constituye su gloria y su felicidad se desvanece como el humo. Llegan a los espacios pobres, despojados, y esa súbita desnudez, contrastando con su pasado esplendor, aviva sus preocupaciones y sus grandes pesares. Con una profunda amargura, ven por encima de ellos, en la luz, a aquellos a quienes desdeñaron y despreciaron en la Tierra.

La soberbia, la ávida ambición no puede atenuarse y extinguirse sino mediante vidas atormentadas, vida de trabajo y de renunciación, en el transcurso de las cuales el alma soberbia en si misma, reconoce su debilidad y se abre a mejores sentimientos. En las horas de peligro, todas las distinciones sociales, los títulos y las ventajas de la fortuna se miden en su justo valor. Todos somos iguales ante el peligro, el sufrimiento y la muerte. Solo su valor moral los distinguirá. El más grande en la Tierra puede convertirse uno de los últimos en el espacio, y el mendigo puede vestir un traje resplandeciente. No tengamos la vanidad de los favores y de las ventajas pasajeras. Nadie sabemos lo que nos reserva el mañana.

Extracto del libro “Después de la Muerte”, por Leon Denis

Tomado del Blog "Luz Espiritual"

¿Cuánto Sabes sobre Charles Darwin?

¿Cuánto Sabes sobre Charles Darwin?

Naturalista inglés, planteó la idea de la evolución biológica


El naturalista Charles Darwin defendió  en su teoría de la evolución que la selección natural es clave en la evolución biológica. El medio ambiente donde viven los seres vivos ofrece recursos limitados, por los que los organismos compiten para sobrevivir y sólo los que consigan adaptarse mejor al medio lograrán más recursos y se reproducirán mejor. Aunque seguro que te suenan muchos de estos conceptos, ¿cuánto sabemos de Darwin y de su periplo para elaborar esta teoría?

Sitio Web "Open Mind"    Leer artículo completo >>>

Los Muertos no Pueden Ser Más, Considerados Muertos

Los Vivos y los Muertos

Los Muertos no Pueden Ser Más, Considerados Muertos

por Herculano Pires.

Los muertos no pueden ser más, considerados muertos. Lo que murió fue apenas el cuerpo carnal de estas criaturas, que Dios no creó como figuras de marionetas para un rápido pasaje por la Tierra. Sería extraño y hasta irónico que, en un Universo en que nada se pierde, que todo se transforma, el hombre fuese la única excepción perecedera, sujeto a desaparecer con su despojos. La mayor conquista de la evolución en la Tierra es el hombre, creado, según el consenso general, en la tradición de los pueblos más adelantados, hecho a imagen y semejanza de Dios. Qué extraña decisión habría llevado al Creador a negar a este ser la inmortalidad que confirió a todas las cosas y a todos los seres, desde los más inferiores y aparentemente inútiles? Habría una Economía en la Naturaleza que sería contrariada por esta medida de excepción. Hoy, la verdad se define, cada vez más comprobada e innegable, a nuestros ojos mortales:

El hombre es inmortal. Al morir en la Tierra, se transfiere hacia los planos de materia más sutiles y rarefacta, en que continuará viviendo con más libertad y mayores posibilidades de realizaciones, ciertamente inconcebibles para quienes quedan en el plano terreno. El espíritu encarnado, que, luchando en el fondo de un océano de aire pesado, consigue hacer tantas cosas, por qué dejaría de actuar con más interés y visión elevada en un plano en que todo milita a su favor? Se engañan los que piensan en los muertos como muertos.

Extractos del Libro "Educación para la Muerte", por Herculano Pires.