29 de junio de 2019

Los Fluidos Elaboran y Combinan Produciendo Determinados Efectos

Los Fluidos Elaboran y Combinan Produciendo Determinados Efectos

por Allan Kardec.

Todo es relativo: los fluidos poseen para los espíritus, seres fluídicos ellos mismos, una apariencia tan material como los objetos tangibles para los encarnados, es decir, son para ellos lo que para nosotros las sustancias del mundo terrestre. Ellos los elaboran y combinan para producir determinados efectos, tal cual hacen los hombres con sus materiales, aunque mediante procedimientos distintos. Pero allá como aquí, sólo los espíritus más iluminados pueden comprender el papel de los elementos constitutivos de su mundo. Los ignorantes del mundo invisible son tan incapaces de explicar el porqué de los fenómenos que presencian, así como algunos de los que producen ellos mismos sin quererlo, como los ignorantes de la Tierra lo son igualmente para explicar los efectos de la luz o la electricidad o el por qué vemos y oímos.

Los elementos fluídicos del mundo espiritual escapan a los instrumentos de análisis y a la percepción de nuestros sentidos, adecuados para la materia tangible y no para la etérea. Hay algunos que pertenecen a un medio tan diferente del nuestro, que sólo los podemos juzgar mediante comparaciones imperfectas como las que haría un ciego de nacimiento para definir los colores. Pero entre esos fluidos, algunos están estrechamente ligados a la vida corporal y pertenecen, en cierta forma, al medio terrestre. Como no se pueden percibir directamente, debemos estudiar sus efectos, así como se observan los efectos del fluido del imán, que jamás se ha visto, y podremos adquirir sobre su naturaleza conocimientos casi exactos. Este estudio es esencial, ya que nos dará la respuesta a una cantidad de fenómenos inexplicables por las solas leyes de la materia.

Conceptos Extractados de "El Génesis", por Allan Kardec.


Relatos de Quienes Dicen Visto el Infierno

Relatos de Quienes Dicen Visto el Infierno


Dicen que vieron montañas inaccesibles, llenas de precipicios, selvas que gemían, pozos sin agua, ríos de sangre, torbellinos de nieve en desiertos de nieve, demonios con diferentes cuerpos, para mejor atormentar a los hombres. Con alas de murciélago, garras de león, boca de tigre y armados de garfios, tenazas candentes, parrillas, fuelles haciendo por eternidad de eternidades con la carne humana el oficio de carniceros, nubes de langostas, de víboras y escorpiones gigantescos. Hasta aquí los teólogos. ¡Qué cuadro tan horroroso, y cuanto valor se necesita para crearlo! Veamos ahora el infierno pagano, pues también tenían su tártaro y su jefe Plutón.

Los poetas Homero y Virgilio nos lo ponen de manifiesto con bastante poesía. La descripción que nace Fénelon en su Telémaco, procedente del mismo origen, es más precisa. Telémaco, dice, vio a Nabofarzan, rey de la soberbia Babilonia, los pueblos de Oriente temblaban al oír su nombre; se hacía adorar en un templo con estatua de oro, y una mujer, a quien amaba, le envenenó, haciéndole ver que no era Dios. Se depositaron sus restos en una urna de oro, pero nadie le echó de menos, y es horrible su memoria hasta para su familia, y le hacen experimentar horrorosos sufrimientos. Jamás, dice, conocí la paz encomiada por los sabios; mi corazón agitado por vehementes pasiones, deseos, temores y esperanzas, solo procuraba embriagarse con el desbordamiento de mis vicios. He ahí la paz que he gozado. Y lloraba como un hombre débil enervado por las prosperidades, y que no está acostumbrado a soportar con firmeza una desgracia.

Los impíos sufrirán la pena de una eterna condenación. Y en el Apocalipsis se dice que el diablo, la bestia, el falso profeta, y todos sus adeptos serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos, sin que haya para ellos ningún reposo de día ni de noche.

Revista La Revelación Año 1872, por Allan Kardec.


Comenzaba una Nueva era Cuando los Espíritus Empezaron con Aquellos Ruidos

Comenzaba una Nueva era Cuando los Espíritus Empezaron con Aquellos Ruidos

por Juan Antonio Durante

Comenzaba una nueva era en la que los hombres se debían encaminar hacia la armonía y hacia la paz. Fue lo que declararon los espíritus, cuando les indagaron la razón de aquellos ruidos y a qué venían...
Nuestro deseo –ellos respondieron- es que la humanidad viva en armonía y que los escépticos se convenzan de la inmortalidad del alma...

No se comprendía bien lo que eran aquellos fenómenos y a qué venían ellos. El gran papel que el Espiritismo tenía que representar no estaba bien definido, a pesar del aviso dado por los primeros fenómenos.

Era preciso poner en orden las piezas dispersas, darles un sentido, explicarlas, traer la luz que habría de esclarecer el gran momento que despuntaba en la faz del mundo, que habría de transformar a ese mundo de dolores en mundo de esperanzas.

Fue cuando Allan Kardec apareció en el gran escenario espiritual.
Y es él que nos enseña: “El progreso de la humanidad tiene su principio en la aplicación de la ley de justicia, de amor y caridad. Esa ley está fundada sobre la cabeza del futuro; quitadle esa certeza y le quitaréis su piedra fundamental. De esa ley derivan todas las otras, porque ella encierra todas las condiciones de felicidad del hombre y sólo ella puede curar las llagas de la sociedad y él puede juzgar, por la comparación de las épocas y los pueblos, cuánto su condición mejora a medida que esa ley es mejor comprendida y practicada”. – L. E., conclusión, IV. Y dice más aún, con una sorprendente visión del futuro: “Por medio de Espiritismo, la humanidad debe entrar en una fase nueva, la del progreso moral, que es su consecuencia inevitable, ídem V
Transcurrido este lapso de tiempo, desde el surgimiento del Espiritismo, sería muy ciega nuestra percepción si no valoráramos cuánto ha influido y proseguirá influyendo el espiritismo en la marcha del progreso de la humanidad.

Sólo de pensar que, aquellos que adoptamos su Doctrina como forma de vida y que se suman por millones – nada comparado con el cúmulo de seres encarnados y desencarnados que estamos vinculados a la Tierra, es verdad- y que ya disponemos de otra conciencia moral, aportando nuestros pensamientos más fraternos, más cristianos, más responsables, estamos colaborando en abrir canales de inspiración elevada que nos llegan de los planos superiores, que mejoraran nuestros sentimientos, al tiempo que también se abren espacios para la vivencia de la paz, que aún continua siendo la gran ausente de la familia humana.

Extractado del Blog El Espírita Albaceteño