Extracto del discurso en Sociedad Espírita Española del 19 de abril de 1872
La Gran Revolución Política que Trae al Mundo el Espiritismo
por José NavarreteDesde el momento que se conozca claramente que la encarnación de los espíritus en las máquinas materiales que llamamos cuerpos, tiene por objeto hacer que aguijoneados por las necesidades materiales, abandonen la inercia y sean cada vez más activos viendo con sus facultades inteligentes, el modo de obtener venturas y obteniéndolas con sus facultades corporales; puesta en acción por las facultades de sus espíritus, desde el instante en que se sepa esto y se calcule que la primer condición necesaria para realizarlo es la de que pueda el hombre hacer uso libremente de esas facultades, que no deben ser entorpecidas, que no debe violar nunca por la fuerza ninguno de sus semejantes.
Desde el momento en que se conozca que esas facultades, que esas palancas de que puede disponer el ser humano para lograr su dicha, son sus derechos, y como consecuencia tienen todos que asociarse para tratar del modo de conseguir que esa libertad no tenga excepción, es decir que cada uno desplegue libremente las facultades de su ser, sin entorpecer las de los demás a fin de que resulte entre todos la fraternidad, la armonía, el orden como consecuencia de la libertad de cada uno, los derechos serán respetados.
La ciencia del derecho, tendrá un fundamento indestructible, del que surgirán naturalmente los tres poderes que lo garantizan, de los que el primero, el legislativo, es la inteligencia que estudia siguiendo al hombre en su evolución terrena entre los demás, los casos en que puede al realizarse, al desplegar alguna de sus facultades, al ejercer alguno de sus derechos, entorpecer el de uno o muchos de sus hermanos y escribe esos casos en que comienza el atentado al derecho ajeno, único abuso del derecho propio.
El otro es el poder del espíritu, o poder motor de la máquina estado que detiene con más o menos fuerza, al atentado al derecho ajeno y se llama poder ejecutivo; y el tercero, el judicial, es la materia, es el brazo, que pone al perturbador del derecho ajeno en condiciones de no volver a hacerlo, poder que si molesta al delincuente no tiene el concepto de que la pena es castigo, sino corrección; que lastima como el bisturí del cirujano; pero que cura; y que por grande, por colosal que sea el crimen de un hombre, no encuentra razón para castigarlo, porque aquel hombre hace lo que sabe, sino solo para apartarlo de la sociedad, que tiene ese derecho de defensa y darle los elementos necesarios para que pueda tornar sano del alma al seno de ella en vez de ponerlo en contacto con otros hombres malos, sin medios de curación, con lo que le pasa a su enfermedad espiritual, junto a mayores vicios, lo que las bolas de nieve que sobre la nieve van rodando. He ahí la gran revolución política que trae al mundo el espiritismo: TROCAR EL PRINCIPIO DE AUTORIDAD, POR EL PRINCIPIO DE LIBERTAD.
Extractos de "Revista La Revelación Año 1872", por Allan Kardec.