El Sr. Home 8/11
El Sr. Home comienza generalmente sus sesiones con hechos conocidos: golpes dados en una mesa o en cualquier otro lugar de la residencia, procediendo como lo hemos dicho en otra parte. Luego viene el movimiento de la mesa, que al principio solamente se opera mediante la imposición de sus manos o las de varias personas reunidas, y después a distancia y sin contacto; es una especie de puesta en marcha. Muy a menudo no obtiene nada más; esto depende de la disposición en la que se encuentre y a veces también de la de los asistentes; existen personas que delante de las cuales nunca ha producido nada, incluso tratándose de amigos suyos. No nos extenderemos en estos fenómenos hoy tan conocidos y que no se distinguen sino por su rapidez y por su energía. Frecuentemente después de varias oscilaciones y balanceos, la mesa se levanta del suelo, se eleva gradual y lentamente, despacio, por medio de pequeñas sacudidas, no apenas algunos centímetros, sino hasta el techo, y fuera del alcance de las manos; después de haber permanecido suspendida algunos segundos en el espacio, desciende como había subido, lenta y gradualmente.
Al ser un hecho adquirido la suspensión de un cuerpo inerte, y de un peso específico incomparablemente mayor que el del aire, se concibe que pueda suceder lo mismo con un cuerpo animado. No nos hemos enterado que el Sr. Home haya operado sobre alguna otra persona que no fuera en sí mismo, y aún así este hecho no se produjo en París, aunque se ha comprobado que tuvo lugar varias veces, tanto en Florencia como en Francia, y particularmente en Burdeos, en presencia de los más respetables testigos que podríamos citar si fuera necesario. Al igual que la mesa, él se ha elevado hasta el techo, y después ha descendido de la misma manera. Lo que hay de singular en este fenómeno, es que, cuando se produce, no obedece a un acto de su voluntad, y él mismo nos ha dicho que no se da cuenta de ello y que cree siempre estar en el suelo, a menos que mire hacia abajo; solamente los testigos lo ven elevarse; en cuanto a él, en ese momento siente la sensación producida por el balanceo de un barco sobre las olas. Además, el hecho al que nos hemos referido no es privativo del Sr. Home. La Historia cita más de un ejemplo auténtico que relataremos ulteriormente.
De todas las manifestaciones producidas por el Sr. Home, la más extraordinaria es indiscutiblemente la de las apariciones, por lo que insistiremos más en las mismas, en razón de las graves consecuencias que de ellas derivan y de la luz que derraman sobre una multitud de hechos. Lo mismo sucede con los sonidos producidos en el aire, con los instrumentos de música que tocan solos, etc. Examinaremos esos fenómenos en detalle en nuestro próximo número.
Al regresar de un viaje a Holanda, donde ha producido una profunda sensación en la corte y en la alta sociedad, el Sr. Home acaba de partir a Italia. Su salud, gravemente alterada, le exigía un clima más benigno.
Extracto de "Revista Espírita 1858", por Allan Kardec.