Libro "Acción y Reacción" Chico Xavier\André Luiz « parte 68 »
Dirigió apresuradamente la vista en su derredor, con la indiferencia de quien no consigue vernos, y, después de un minuto de observación, como si estuviera vigilado por cerebros invisibles, penetraron en el pequeño recinto dos desencarnados que, se dirigieron con malos modos a nosotros. Uno de ellos preguntó:–¿Quiénes son? ¿Quiénes son ustedes?
–Somos amigos –replicó Silas, maquinalmente.
–Bien –manifestó el otro– en esta casa solamente ingresan aquéllos que sepan valorar el dinero...
Y señalando a Luis, añadió:
–Para que él no se olvide de preservar la fortuna de nuestra casa.
Intuitivamente, consideré que nos encarábamos a Leonel y Clarindo, los hermanos expoliados en otro tiempo.
Como si les debiésemos alguna aclaración, ante la expectativa feroz con que seguían nuestros más mínimos movimientos, Silas dijo:
–Sí, sí... ¿quién no valorará la fortuna que les pertenece?
–¡Muy bien! ¡Muy bien!... –respondieron satisfechos ambos perseguidores, restregándose las manos, con la alegría de quien, supuestamente, encontraba más combustible para la hoguera de la venganza a la que se entregaban con desvarío espantoso. Y, confiando en nosotros, ante las palabras con que el asistente había sosegado su inquietud, Clarindo, el más animalizado de los dos, dijo:
–Fuimos víctimas de una terrible traición y perdimos nuestros cuerpos bajo la acción de un infeliz hermano que nos robó nuestros bienes, y estamos aquí para el justo desquite.(59)
Rió a carcajadas de una extraña manera, y continuó:
–El maldito creyó que la muerte apagaría su crimen, y que nosotros, los desventurados que sucumbimos a sus manos, estaríamos reducidos a polvo y cenizas. Se apoderó de nuestros bienes después de provocar un accidente espectacular en el que fuimos asesinados por él sin compasión. ¿De qué le valió, no obstante, gozar a nuestra cuenta si la muerte no existe y los delincuentes, en el cuerpo o fuera de él, están encadenados a las consecuencias de sus acciones? El bandido sufrirá los resultados de la infamia que cometió contra nosotros. Aquí está su hijo, del que controlaremos sus menores movimientos, hasta que nos devuelva la fortuna de la que somos legítimos dueños...
Mis Observaciones
(59) Vemos acá que los espíritus al desencarnar no cambian sus actitudes y siguen con sus virtudes y errores. En este caso los reúne el dinero, la avaricia y se regocijan en cuidar que nadie se los saque. Imaginen los casos en que avaros han desencarnado y luego ven que sus allegados se lo gastan. Debe ser terrible sufrimiento que le causa la avaricia. En este caso, creen que lograrán que le devuelvan el dinero a pesar de saber que han muerto, que son espíritus y que no les servirá para nada. No llegan a racionalizar la realidad.
Libro Psicografiado, "Acción y Reacción", por Chico Xavier\André Luiz