Libro "Acción y Reacción" Chico Xavier\André Luiz « parte 20 »
–Pero, ¿por qué semejante calamidad? –dijo Hilario, con asombro.
–Amigo mío –replicó Druso con benevolencia– ¿no será más justo sondear los motivos por los cuales nos decidimos a contraer deudas tan escabrosas?
Y modificando el tono de voz que se hizo algo triste y conmovedor, aconsejó:
–Las regiones infernales están excesivamente llenas del sufrimiento que nosotros mismos hemos creado. Necesitamos equilibrar el valor y la compasión en el mismo nivel, para atender con seguridad nuestros compromisos en estos lugares. Miré al desventurado hermano que se mantenía en una profunda postración, como un enfermo en estado de coma y, considerando los imperativos de nuestro aprendizaje, dije: –¿Podremos conocer la razón de la sorprendente deformidad que tenemos a la vista?
El orientador percibió la esencia constructiva de mi inquietud, y respondió:
–El fenómeno es de naturaleza espiritual. Recuerda que el dolor en el cuerpo físico es un acontecimiento real en el encéfalo, pero puramente imaginario en el órgano que supone experimentarlo. La mente, a través de las células cerebrales, registra la falta de armonía en el cuerpo, obligándole a un reajuste a veces doloroso. En este caso, el aspecto anormal, hasta monstruoso, resulta de los desequilibrios dominantes en la mente que, viciada por ciertas impresiones o muy afectada por el sufrimiento, pierde temporalmente el gobierno de la forma, permitiendo que los delicados tejidos del periespíritu se perturben, atropelladamente, en condiciones anormales. En tal situación, el alma puede caer bajo el dominio de inteligencias perversas, de las que proceden las corrientes deplorables por las cuales cae en provisional animalización, por efecto hipnótico.(30)
Noté que el instructor no deseaba extenderse en aclaraciones que no se relacionasen con la ayuda a aquel infortunado, y me callé.Druso se inclinó sobre él con la ternura de alguien que auscultase un hermano muy amado, y anunció: –intentemos oírle.
Incapaz de contener el asombro que me dominaba, pregunté: –¿Está durmiendo?
MIS OBSERVACIONES
(30) Cuando tenemos una enfermedad o un desequilibrio en nuestro cuerpo físico, es dado que en el no siempre se evidencie como algo monstruoso en la materia carnal, pero el periespíritu puede si tener enormes deformaciones y a veces al grado de definirlas como monstruosas. Todo lo malo y lo bueno que acumele nuestra psiquis espiritual, se reflejará en nuestro periespíritu y será para los demás nuestra tarjeta de presentación.
Libro Psicografiado, "Acción y Reacción", por Chico Xavier\André Luiz