¿Cómo podría el público diferenciar la verdad de la mentira?
por Allan Kardec.Desde que comenzaron las primeras manifestaciones de los Espíritus, algunas personas vieron en ellas un medio de especulación, una nueva mina para ser explotada. Si esta idea hubiese seguido su curso, habríamos visto pulular por todas partes a médiums y seudo médiums, ofreciendo consultas a un determinado precio por sesión. Los periódicos contarían con gran cantidad de esos anuncios.
Los médiums se habrían convertido en decidores de la suerte y el Espiritismo se habría ubicado en la misma línea de la adivinación, de la cartomancia, de la necromancia, etcétera. Ante tal desconcierto, ¿cómo podría el público diferenciar la verdad de la mentira? Poner al Espiritismo a salvo en medio de tal confusión, no sería cosa fácil. Fue imperioso impedir que él se encaminara por esa vía funesta.
Era preciso cortar por la raíz un mal que lo habría atrasado por más de un siglo. Fue lo que me esforcé en hacer, demostrando desde el principio el carácter grave y sublime de esta nueva ciencia, haciéndola salir del camino exclusivamente experimental para hacerla penetrar en el de la filosofía y la moral, revelando, finalmente, la profanación que sería explotar el alma de los muertos, al tiempo que cubrimos sus despojos con el mayor respeto.
De ese modo, señalando los inevitables abusos que resultarían de semejante estado de cosas, contribuí -y de eso me congratulo- para que no se llegara al descrédito y la explotación pública del Espiritismo, poniéndolo a la consideración, en cambio, como algo venerable y digno de respeto.
Conceptos Extratados del Libro "Viaje Espírita en 1862", por Allan Kardec.
MI COMENTARIO
Es casi una confesión de Kardec el tratar de evitar que el Espiritismo se degradara por el ejercicio de la vulgarización y del comercio. Había que encasillarlo en una filosofía y ciencia para evitar que siguiera como siglos atras siendo solo un motivo de diversión.