27 de julio de 2019

Conversación con el Espíritu de una Persona Viva 7/11

El Espíritu por un Lado y el Cuerpo del Otro

Conversación con el Espíritu de una Persona Viva 7/11

por Allan Kardec.

38. ¿Nos veis espiritualmente o físicamente? – R.: Lo uno y lo otro.

39. ¿Podríais visitar al hermano de vuestro padre, que dicen está en una isla de la Oceanía, y, como marino, podríais precisar la posición de esa isla? – R.: No puedo nada de todo eso.

40. ¿Qué pensáis ahora de vuestra interminable obra y de su finalidad? – R.: Pienso que debo proseguir con ella, así como con su finalidad; es todo lo que puedo decir.

Comentario: Había deseado que se le hiciera esa pregunta sobre un importante trabajo que ha iniciado sobre la marina.

41. Estaríamos encantados que tuviese a bien dirigir algunas palabras a vuestros colegas, una especie de pequeño discurso. – R.: Ya que tengo la ocasión, aprovecho para afirmaros, sobre mi fe en el porvenir del alma, que el error más grande que puede cometer el hombre es el de buscar experiencias y pruebas; esto es todo lo más perdonable a los hombres que se inician en el conocimiento del Espiritismo; ¿no se os ha repetido mil veces que hay que creer, porque se comprende y se ama la justicia y la verdad, y que si fuese dada satisfacción a una de esas pueriles demandas, aquellos que pretenden hacerlas para convencerse no tardarían en hacer nuevas peticiones al día siguiente, y que invariablemente gastaríais un tiempo precioso en hacer decir la buenaventura a los Espíritus? Lo comprendo ahora mucho mejor que despierto, y os puedo dar el sabio consejo de, cuando queráis obtener resultados de ese tipo, dirigiros a Espíritus golpeadores y a mesas parlantes que, no teniendo nada mejor que decir, pueden ocuparse de esos tipos de manifestaciones. Perdonadme la lección, pero tengo necesidad de ella como otros, y no me desagrada el dármela a mi mismo.

Extractos de "Revista Espírita 1860", por Allan Kardec.

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Reflexiones: La Casa Imperfecta

Reflexiones: La Casa Imperfecta


Un maestro de construcción ya entrado en años estaba listo para retirarse a disfrutar su pensión de jubilación. Le contó a su jefe acerca de sus planes de dejar el trabajo para llevar una vida más placentera con su esposa y su familia. Iba a extrañar su salario mensual, pero necesitaba retirarse; ya se las arreglarían de alguna manera.

El jefe se dio cuenta de que era inevitable que su buen empleado dejara la compañía y le pidió, como favor personal, que hiciera el último esfuerzo: construir una casa más. El hombre accedió y comenzó su trabajo, pero se veía a las claras que no estaba poniendo el corazón en lo que hacia. Utilizaba materiales de inferior calidad, y su trabajo, lo mismo que el de sus ayudantes, era deficiente. Era una infortunada manera de poner punto final a su carrera. Cuando el albañil terminó el trabajo, el jefe fue a inspeccionar la casa y le extendió las llaves de la puerta principal. “Esta es tu casa, querido amigo —dijo-. Es un regalo para ti”. Si el albañil hubiera sabido que estaba construyendo su propia casa, seguramente la hubiera hecho totalmente diferente. ¡Ahora tendría que vivir en la casa imperfecta que había construido!

Reflexión: A veces construimos nuestras vidas de manera distraída, sin poner en esa actuación lo mejor de nosotros. Muchas veces, ni siquiera hacemos nuestro mejor esfuerzo en el trabajo. Entonces, de repente, vemos la situación que hemos creado y descubrimos que estamos viviendo en la casa que hemos construido. Sí lo hubiéramos sabido antes, la habríamos hecho diferente.

 Sería interesante conseguir actuar como si estuviésemos “construyendo nuestra casa”. La vida es como un proyecto de “hágalo-usted-mismo”. Tu vida, ahora, es el resultado de tus actitudes y elecciones del pasado. ¡Tu vida de mañana será el resultado de tus actitudes y elecciones de hoy!