27 de abril de 2019

Reflexiones: El asno con la piel de león

Reflexiones: El asno con la piel de león


Cuando Bramadatta reinaba en Benarés, había un viejo mercader que viajaba de pueblo en pueblo, llevando sus mercancías a lomos de un asno. Este mercader se valía de un ingenioso ardid para alimentar a su burro. Tan pronto como llegaba a un pueblo, lo descargaba y lo cubría enseguida con una piel de león; luego lo soltaba en un campo de arroz o alfalfa. El asno comía hasta hincharse y los dueños de los campos no se atrevían a echarle, ya que creían que se trataba de un león verdadero.

Un día el mercader llegó a un pueblo, y como había hecho en los otros, soltó al asno en un campo de verde alfalfa. El dueño, al ver lo que él suponía un león huyó, aterrorizado, al pueblo, y contó a sus convecinos lo que estaba ocurriendo. Sin vacilar un momento, todos se armaron hasta los dientes y corrieron al encuentro del falso león.
Este, al ver acercarse a tanta gente lanzó un sonoro rebuzno que descubrió a los campesinos su disfraz, y que tuvo además por consecuencia irritarlos mucho más. En un momento cayeron todos sobre él y lo molieron a palos de tal manera, que cuando al fin el mercader logró rescatarlo, estaba moribundo.

El hombre se tiró de los pelos al ver que por su avaricia había perdido a un compañero fiel y útil, y mientras el pollino moría, el viejo iba diciendo:
– No es la piel lo que hace temible al león.

¿Qué podemos cambiar en nuestra vida?

¿Qué podemos cambiar en nuestra vida?


Nos preguntan si es realmente posible mediante la educación reformar el carácter de una persona.
La respuesta es: sí. Contrariamente a lo que siempre se imaginó, descubrimientos recientes en el campo de la biología y de los estudios de la mente han probado que tanto el cerebro como la mente humana pueden reajustarse de manera drástica y la gente puede cambiar en cualquier etapa de la vida.

Las investigaciones recientemente divulgadas han cuestionado incluso uno de los dogmas del psicoanálisis según el cual los adultos cargan para siempre los traumas vividos en la infancia. Martin Seligman, docente de la Universidad de Pensilvania, afirma en su obra titulada "Lo que usted puede cambiar y lo que no puede" que es posible a la criatura humana cambiar la timidez, el mal humor, el pesimismo, la depresión y casi todas las disfunciones sexuales, como la frigidez y la impotencia.

Sanjay Srivastava, uno de los más abiertos estudiosos en esta área, sostiene, sobre la base de experiencias que él conduce, que las mujeres que sufren de ansiedad en la adolescencia tienden a recuperar la auto-confianza entre los 30 y 40 años.

Para nosotros, espiritistas, tales ideas no son sorprendentes, porque la evolución o progreso es uno de los principios fundamentales del espiritismo, y para el tratamiento de la infancia, se mantiene firme en la afirmación constante de emisión 385 d' Libro de los Espíritus , que dice que puede por medio de la educación, reformar el carácter y reprimir las malas inclinaciones que el niño trae del pasado, misión sagrada -añaden los inmortales- que Dios confió a los padres y de la cual éstos deberán rendir cuentas.

Extractado del Blog Espiritismo Siglo XXI.

Espíritu y Materia

Espíritu y Materia

por León Denis

En vano pretenderíamos que todo es materia. Nosotros que sentimos realces poderosos de amor y de bondad, que amamos la virtud, la devoción, el heroísmo; el sentimiento de la belleza moral está grabado en nosotros; la armonía de las cosas y de las leyes nos penetra, nos arrebata; ¡y nada de todo eso nos distinguiría de la materia! Sentimos, amamos, poseemos la conciencia, la voluntad y la razón; ¡y procederíamos de una causa qué no encierra estas calidades en ningún grado, de una causa que no siente, no ama ni sabe nada, que es ciega y muda! ¡Superiores a la fuerza qué nos produce, estaríamos más perfeccionados y seríamos mejores que ella!

Tal forma de ver las cosas no se sostiene. El hombre participa de dos naturalezas. Por su cuerpo, por sus órganos, deriva de la materia; por sus facultades intelectuales y morales, es espíritu.

Digamos más exactamente todavía, respecto al cuerpo humano, que los órganos que componen esta admirable máquina son semejantes a ruedas incapaces de actuar sin un motor, sin una voluntad que los ponga en movimiento. Este motor, es el alma. El tercer elemento conecta a la vez a los otros dos, transmitiendo a los órganos las órdenes del pensamiento. Este elemento es el periespíritu, la materia etérea que escapa a nuestros sentidos.

Envuelve al alma, la acompaña después de la muerte en sus peregrinaciones infinitas, depurándose, progresando con ella, dotándola de un cuerpo diáfano y vaporoso. Iremos más lejos sobre la existencia de este periespíritu, llamado también doble fluídico. El espíritu yace en la materia como un preso en su celda; los sentidos son las aberturas a través de las cuales comunica con el mundo exterior. Pero, mientras que la materia decae tarde o temprano y se descompone, el espíritu crece en fuerza, se fortifica por la educación y la experiencia. Sus aspiraciones aumentan, se extienden allende la tumba; su necesidad de saber, de conocer, de vivir no tiene límite. Todo muestra que el ser humano pertenece sólo temporalmente a la materia. El cuerpo es sólo un traje prestado, una forma pasajera, un instrumento con la ayuda del cual el alma persigue en este mundo su obra de depuración y de progreso. La vida espiritual es la vida normal, verdadera e infinita.

Conceptos Extractados de "El Porqué de la Vida", por León Denis.

Observaciones sobre la Reencarnación

Observaciones sobre la Reencarnación


La reencarnación es una es una creencia antigua de la humanidad, no fue el Espiritismo ni los espíritas que la inventaron pues desde todos los tiempos se ha tenido la intuición de su realidad.

Entre los orientales, el Bhagavad Gita, el Tao te King y el Libro Tibetano de los Muertos ya la divulgaban; en Grecia tenemos en Platón, en Pitágoras, entre otros, la misma idea palingenésica. La misma creencia existía entre los egipcios, y entre los descendientes del pueblo hebreo en el tiempo del Antiguo Testamento había defensores de la idea de la pluralidad de las existencias.

Sin embargo, todas esas creencias veían la idea del retorno del espíritu al mundo físico de una forma incomprensible, muy vaga. Fue con el advenimiento del Espiritismo que el tema fue estudiado con claridad, con lógica y con rigor científico, Y ha sido por ello que el Espiritismo, entre los occidentales, es considerado como el mayor divulgador de la idea reencarnacionista.

Se puede decir con mucha seguridad que no se pueden considerar las interrogantes máximas y últimas de la vida si no tuviéramos la reencarnación como certeza absoluta, y hasta la idea de Dios se torna reducida si no adoptamos la pluralidad de las existencias como ley universal.

Se podrá decir que estamos radicalizando, pero no lo estamos, y pretendemos, con lógica y buen sentido, discurrir sobre el tema de tal forma que no quede duda sobre el asunto.

Extractado del Blog ICERenacimiento.