13 de abril de 2019

"¡Estoy más vivo que nunca!"

"¡Estoy más vivo que nunca!"


Milton Claudino era un mozo fuerte. El conductor de camiones, pasaba la mayor parte de su vida cruzando las carreteras de este país. ¡En una época en que ni se soñaba con asfalto!
Era materialista. ateo, no creía en nada. pero era un mozo bueno, útil a la sociedad, trabajador.
Un día, retornando de un viaje al Nordeste, en la subida de la sierra de Muriaé, el camión desciende por la sierra y él muere a la hora!

Días después, mi madre se despierta de noche, con alguien golpeando en la ventana y llamando por Amaury, mi hermano, a quien pedía en voz alta las llaves del camión accidentado. ¡Mi madre, pensando que se trata de mi cuñado que pudiera estar pidiendo ayuda para la esposa en trabajo de parto, abre la ventana y se lleva el mayor susto! Era el Milton, espíritu, que, ignorando su condición de desencarnado, venía a buscar las llaves del camión que el Amaury recogió, poco después del accidente. Él pensaba, entonces, que podría seguir conduciendo.

A la noche siguiente, reunidos en la Cabaña Espírita Abel Gomes, casa-máter del Espiritismo en mi tierra, ni necesitamos evocarlo. Allí estaba él, llevado por los mentores de la casa.
Su comunicación fue muy interesante.

En el recuerdo del accidente, un dato plenamente revelador emerge de los hechos que él mismo nos relata: Poco antes de la subida de la sierra, se había detenido para abastecer el camión y tomar un café, apartando el sueño que comenzaba a llegar. En esto un joven desencarnado entra en la cabina, como polizón e inconscientemente va minando las energías del camionero ya cansado.
En el punto más crítico de la subida de la sierra, nuestro amigo pestañó. Y lo inevitable sucedió.

Extractado del Blog Espiritismo Siglo XXI.

Reflexiones: El ratón guía

Reflexiones: El ratón guía


Un ratón se apoderó un día de la brida de un camello y le ordenó que se

pusiera en marcha.

El camello era de naturaleza dócil y se puso en marcha.

El ratón, entonces, se llenó de orgullo.

Llegaron de pronto ante un arroyo y el ratón se detuvo.

– ¡Oh, amigo mío! ¿Por qué te detienes?- ¡Camina, tú que eres mi guía!

El ratón dijo: – Este arroyo me parece profundo y temo ahogarme.

El camello: – ¡Voy a probar!

Y avanzó por el agua.- El agua no es profunda.- Apenas me llega a las corvas.

El ratón le dijo: – Lo que a ti te parece una hormiga es un dragón para mí.-

Si el agua te llega a las corvas, debe cubrir mi cabeza en varios cientos de

metros.

Entonces el camello le dijo: – En ese caso, deja de ser orgulloso y de creerte

un guía.- ¡Ejercita tu orgullo con los demás ratones, pero no conmigo!

– ¡Me arrepiento! dijo el ratón- ¡en nombre de Dios, ayúdame tú a atravesar este

arroyo!

Anatomía del cuerpo espiritual

Anatomía del cuerpo espiritual

por Ricardo Di Bernardi

Para facilitar una visión más clara del mecanismo de la encarnación, y también de todos los fenómenos espirituales, inicialmente se hace necesario estudiar detenidamente el cuerpo espiritual.

Cuando las entidades espirituales se nos hacen visibles, sea por la simple videncia mediúmnica, sea por el fenómeno de la materialización ectoplasmática, observamos que ellas poseen un cuerpo semejante a nuestro cuerpo físico. Por otro lado, los espíritus nos dicen que nosotros somos los que poseemos un cuerpo semejante al de ellos.

En el fenómeno de materialización, tan estudiado por el famoso físico inglés William Crookes y por el premio Nóbel de Medicina y Fisiología, Charles Richet, los Espíritus se hacen visibles y palpables a todos los presentes en la sesión de estudios. Son percibidos y tocados en sus cuerpos espirituales.

Innegable es, sin duda, que existen, en otras partes, fraudes conscientes e inconscientes; sin embargo, la alta frecuencia de los fenómenos, bien como el elevado nivel cultural y ético de las personas seriamente envueltas en determinados casos atestiguan su realidad.

Aunque la esencia espiritual no tenga forma, pues es el principio inteligente, los Espíritus poseen un cuerpo espiritual anatómicamente definido y con una fisiología propia de la dimensión extra-física.

En los planos espirituales sabemos, por incontables médiums confiables como Francisco Cándido Xavier (Chico) y Divaldo Pereira Franco, sobre la maravillosa organización de las comunidades sociales que los espíritus constituyen, a veces parecidas a las terrestres.

La energía cósmica universal o fluido cósmico que baña o pernea todo el universo es la materia-prima. Comando mental que los Espíritus utilizan para la constitución de los objetos por ellos elaborados. A este respecto, encontramos informaciones más detalladas reunidas por Kardec en "El Libro de los Médiums", en el capítulo - Del Laboratorio del Mundo Invisible-. El cuerpo de los Espíritus, ya mencionado por el apóstol Pablo y conocido en las diversas religiones con los más diferentes nombres, tales como periespíritu, cuerpo astral, psicosoma y otros, es también materia. El periespíritu está constituido de un tipo especial de materia derivada del fluido cósmico universal. Así nos informan las entidades espirituales.

Extractado del Blog ICERenacimiento.

No hay efecto sin causa; nada procede de nada

No hay efecto sin causa; nada procede de nada

por León Denis.

Estos son los axiomas, es decir las verdades indiscutibles. Entonces, como se comprueba en cada uno de nosotros la existencia de fuerzas, de potencias que no pueden estar consideradas como materiales, es necesario, para explicar la causa, remontarnos a otra fuente distinta a la materia, a este principio que nombramos alma o espíritu.

Cuando, descendiendo en el fondo de nosotros mismos queremos aprender a conocernos, a analizar nuestras facultades; cuando, apartando de nuestra alma la espuma que acumula allí la vida, el envoltorio espeso cuyos perjuicios, errores y sofismas revistieron nuestra inteligencia, penetramos en los dobleces más íntimos de nuestro ser, nos encontramos allí cara a cara con estos principios augustos sin los cuales no habría grandeza para la humanidad: el amor al bien, el sentimiento de la justicia y del progreso.

Estos principios, que se reencuentran en grados diversos, tanto en casa del ignorante como en casa del hombre sabio, no pueden provenir de la materia, que está privada de tales atributos. Y si la materia no posee estas cualidades, ¿cómo podría formar, ella sola, seres dotados de ellas? El sentido de lo bello y de la verdad, la admiración que experimentamos hacia las obras grandes y generosas, no podrían tener el mismo origen que la carne de nuestros miembros o la sangre de nuestras venas. Estos son más bien como los reflejos de una luz alta y pura que brilla en cada uno de nosotros, lo mismo que el sol se refleja sobre las aguas, sean estas aguas fangosas o límpidas.

Conceptos Extractados de "El Porqué de la Vida", por León Denis.