"¡Estoy más vivo que nunca!"
Milton Claudino era un mozo fuerte. El conductor de camiones, pasaba la mayor parte de su vida cruzando las carreteras de este país. ¡En una época en que ni se soñaba con asfalto!
Era materialista. ateo, no creía en nada. pero era un mozo bueno, útil a la sociedad, trabajador.
Un día, retornando de un viaje al Nordeste, en la subida de la sierra de Muriaé, el camión desciende por la sierra y él muere a la hora!
Días después, mi madre se despierta de noche, con alguien golpeando en la ventana y llamando por Amaury, mi hermano, a quien pedía en voz alta las llaves del camión accidentado. ¡Mi madre, pensando que se trata de mi cuñado que pudiera estar pidiendo ayuda para la esposa en trabajo de parto, abre la ventana y se lleva el mayor susto! Era el Milton, espíritu, que, ignorando su condición de desencarnado, venía a buscar las llaves del camión que el Amaury recogió, poco después del accidente. Él pensaba, entonces, que podría seguir conduciendo.
A la noche siguiente, reunidos en la Cabaña Espírita Abel Gomes, casa-máter del Espiritismo en mi tierra, ni necesitamos evocarlo. Allí estaba él, llevado por los mentores de la casa.
Su comunicación fue muy interesante.
En el recuerdo del accidente, un dato plenamente revelador emerge de los hechos que él mismo nos relata: Poco antes de la subida de la sierra, se había detenido para abastecer el camión y tomar un café, apartando el sueño que comenzaba a llegar. En esto un joven desencarnado entra en la cabina, como polizón e inconscientemente va minando las energías del camionero ya cansado.
En el punto más crítico de la subida de la sierra, nuestro amigo pestañó. Y lo inevitable sucedió.
Extractado del Blog Espiritismo Siglo XXI.