23 de noviembre de 2019

Libro "Acción y Reacción" Chico Xavier\André Luiz « parte 52 »


Libro "Acción y Reacción" Chico Xavier\André Luiz « parte 52 »

Con el fin de facilitar nuestra tarea, Druso nos presentó con más tranquilidad al Ministro Sanzio, informándole que estábamos estudiando, en algunos problemas de la Mansión, las leyes de la causalidad. Anhelando penetrar en más amplias esferas de conocimiento acerca del destino, investigábamos sobre el dolor...
El gran mensajero, abdicando por el momento de la elevada posición jerárquica que encuadraba su personalidad distinguida, tanto por la mirada como por la inflexión de la voz, nos parecía ahora más asociado a nosotros, mostrándose más accesible.
–El dolor, sí, el dolor... –murmuró, compadecido, como si escudriñara trascendentales cuestiones en lo recóndito de su propia alma.
Y mirándonos a Hilario y a mí con inesperada ternura, agregó con dulzura:
–Lo estudio igualmente, hijos míos. Soy un funcionario humilde de las zonas abismales. Traigo conmigo la penuria y la desolación de muchos. Conozco hermanos nuestros portadores de estigmas de padecimientos atroces, que se encuentran animalizados hace siglos en los despeñaderos infernales; pero, cruzando las densas tinieblas, aunque el enigma del dolor dilacere mi corazón, nunca encontré una sola criatura olvidada por la Divina bondad.
Registrando su palabra amorosa y sabia, un inexpresable sentimiento invadió toda mi alma.
Hasta entonces, aunque ligeramente, había convivido con numerosos instructores y había obtenido de muchos de ellos enseñanzas y observaciones magistrales, pero ninguno, hasta entonces, había traído a mi espíritu aquella mezcla de elevación y cariño, de admiración y respeto que ahora envolvía mi sentimiento.
Mientras Sanzio hablaba con generosidad, centellas rojo-plateadas adornaban su cabeza, pero no era su dignidad externa la que me fascinaba. Era el acariciador magnetismo que sabía exteriorizar. Tenía la impresión de hallarme delante de mis padres, ante los cuales debía arrodillarme.
Sin que me fuese posible contener la emoción, las lágrimas ardientes bañaban mi rostro.
No pude saber si Hilario se encontraba en el mismo estado de ánimo, porque, ante mí, solamente veía a Sanzio, dominado por su grandeza humilde.
¿De dónde venía, Señor, –me preguntaba sin palabras en lo más íntimo de mi corazón– aquel personaje ilustre pero a la vez, con un alma tan sencilla? ¿En dónde había conocido yo aquellos ojos bellos y límpidos? ¿En qué lugar había recibido, un día, el rocío de amor divino, como el gusano recibe en la caverna la bendición del calor del Sol?
El Ministro percibió mi emotividad, del mismo modo que el profesor percibe la perturbación del alumno y, como si quisiera llamarme la atención sobre la necesidad de aprovechar el tiempo, avanzó hacia mí y me dijo cariñosamente:

Libro Psicografiado, "Acción y Reacción", por Chico Xavier\André Luiz


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Conclusión del Discurso en Sociedad Espírita Española en 1872

Extracto del discurso en Sociedad Espírita Española del 19 de abril de 1872

Conclusión del Discurso en Sociedad Espírita Española en 1872

por José Navarrete

Ya ve mi amigo el Sr. Vidart, que negaba la importancia del espiritismo, que le consideraba solo como una urraca ladrona de principios esparcidos aquí y allá, y guardados en un verdadero cajón de sastre; que lo juzgaba un mosaico de máximas de distintos filósofos que ya fueron, compiladas por varios embaucadores, que se dicen inspirados por espíritus superiores, como trae un cuerpo de doctrina que parte de un solo principio axiomático y entraña la gran evolución redentora a que está abocada la humanidad: la revolución religiosa, política y social; el principio de otro momento histórico de la humanidad; la completa ruina del mundo viejo, con sus fanatismos religiosos, sus doctrinarismos políticos y sus explotaciones sociales. El espiritismo penetrará por las puertas de la humanidad terrena, mejor dicho, penetrará en los hombres, de tres modos: por la inteligencia, por el sentimiento y por el hecho palpable. Por la inteligencia penetrará, cuando mil y mil apóstoles de esta doctrina, que es tan clara como la geometría analítica, con más poderosa razón que la humilde mía: y con las joyas más ricas del lenguaje, comiencen a difundirla por la redondez de la tierra, no ya en sesiones experimentales sino en la cátedra, en el ateneo, en el teatro, en la plaza pública: por las puertas del hecho tangible, cuando las facultades medianímicas que poseen todos los hombres, se vayan desenvolviendo enérgicamente en algunos que se lo propongan, después que su entendimiento haya dominado las teorías de la ciencia espiritual.

Por la región del sentimiento, penetrará en todos los corazones, envuelto en el suavísimo perfume de la esperanza; porque frente a las negruras del catolicismo, frente a esa religión que proclama la venganza como dogma frente a esa religión que tiene, como destino a las que llama imágenes de su Dios, un lugar titulado inferno sobre cuyas puertas se lee "per me si vá nell eterno dolore"; frente a esa religión, cuyo Ser Supremo es la individualización de la injusticia, que crea seres malos para castigarlos y seres buenos para colmarlos de alegría; frente a esa religión, cuyos sacerdotes han sido los grandes explotadores de la humanidad y han quemado cuerpos vivos de hombres, en nombre y ante una escultura del mártir del amor que murió crucificado; porque frente a la religión, cuyos fariseos, rojos, morados y negros, han comenzado a representar el año pasado su sainete último en Roma, echando el telón antes de concluirlo, en medio de la silba mas estrepitosa del mundo civilizado; (Risas) porque frente a la doctrina del juicio final, con el apedreo previo de la tierra, con el sol, la luna y los demás astros: porque frente a la religión del anticristo, y del ángel que tocará a los muertos llamada con una trompeta: porque frente a la religión que purifica las almas con obleas comidas en ayunas: (Risas) porque frente a esa sarta de disparates que yo no discuto ni discutiré en serio, porque no tiene más razones que las de autoridad, rebozadas de insultos personales, y porque yo consideraría que perdería lastimosamente el tiempo en una controversia encaminada a demostrarle que valía dos ángulos rectos la suma de los tres de un triángulo, al que afirmase que valía cinco; porque frente a esa religión, pone el bálsamo bendito que cura todas las heridas del alma, diciéndole al hombre, después de explicarle al problema del mal: tus obras según conoces y del mal que haces no eres responsable; tienes que purificarte esto es, tienes que conocer la ciencia, para ajustar a ella tus obras, en el crisol del trabajo; pero no como castigo, sino como necesidad: tus sufrimientos son transitorios y llegarás a un período de armonía, en el que gozando todo lo que tu inteligencia alcance y alcanzando y gozando mas cada vez recorrerás, sin alcanzarla nunca, el camino que conduce a la infinita felicidad. Porque frente a esa religión, pone la doctrina consoladora que le dice a la madre que riega de lágrimas la cuna donde yace inerte la envoltura carnal del tesoro de sus mayores delicias, que aquel hijo adorado, cuyas mejillas eran para ella los claveles de más puro aroma y cuya boca, siempre sonriente, era el nido de sus más tiernos besos, no ha dejado de ser, sino que vive, y está a su lado y la oye, y es uno de sus ángeles buenos y es posible que lo vea en esta vida, con los ojos materiales, en igual forma que lo perdió y de seguro tornará a prodigarle sus caricias en otra existencia. (Aplausos).

Porque le dice al amante, cuyos ojos no cesan nunca de llorar la perdida de la mujer hechicera que constituía la mitad de su existencia, que cuando la ve, más hermosa que nunca y escucha las armonías de su voz y siente la arrobadera presión de sus labios durante el sueño, mira, escucha y toca a la misma mujer que adoraba, que piensa, siente y quiere entonces, como lo hacía cuando ese pensamiento, ese sentimiento y esa voluntad, en vez de habitar en una sustancia fluídica que puede adoptar formas humanas de extraordinaria claridad y belleza, estaban dentro de una figura carnal de ojos grandes, negros, de los que el amor entorna: de labios a los que Tirso de Molina hubiera llamado de seguro corales. que de perlas orientales guarda-joyas ricos son. de manos de jazmín y de formas embriagadoras. (Aplausos). Porque le dice al amigo que el compañero que endulzaba sus dolores con su discreto consejo, puede seguir dándoselo por intuición, por inspiración, por los hilos invisibles del alma. Y a la madre y al amante y al amigo, que entre ellos y las dulces prendas de sus corazones que han dejado de ser en la materia, puede haber comunicación mutua de pensamientos trazándolos en letras, más fácilmente aun que si los separara solo la distancia material de algunos kilómetros de estación a estación telegráfica. Esta esperanza, señores, tiene todo el atractivo del amor y pronto las madres, pronto las vírgenes prometidas, pronto las hijas que lloren las ausencias que causa la destrucción de la carne, acudirán en demanda de consuelo a los lápices de los médiums, abandonando las rejillas de los confesonarios. (Risas).

Esta, señores, será la creencia del siglo XX, está es, señores, la doctrina que levantará la moral en el mundo, ésta es, señores, la teoría que hará que los hombres y las mujeres busquen la verdad en la ciencia de la creación: esta es, señores, la filosofía que trucando los odios en amores, hará una sola familia de todas las criaturas que hoy pueblan el mundo. Dos palabras y concluyo: voy a hacer, señores, una declaración trascendentalísima, que me atrevo a asegurar que han de aceptarla y agradecerla, así la Sociedad Espiritista Española, como todos los espiritistas del mundo. Algunos dicen ahora porque conocen mal el espiritismo; o porque quieren calumniarlo, sin intentar conocerlo, que es la resurrección del Dios colérico que tronaba en el Sinaí, o de las antiguas pitonisas, o el establecimiento de una nueva infalibilidad: la infalibilidad de los médiums. Esto es falso: para el espiritismo no hay mas autoridad que la de la razón; el espiritismo no reconoce autoridad en ningún ser terrestre, ni fluídico, cualquiera que su altura sea, el que posee la altura infinita inclusive, para imponer a ninguna otra criatura, como hecho, una idea que ésta no tenga voluntad de ejecutar, después de concebirla con la claridad que se entiende que al lado del hexágono inscrito en la circunferencia, es igual al radio: el espiritismo, señores, antes lo he dicho, viene a matar el principio de la actividad personal, que es el reinado de la tiranía, y a establecer la autoridad del derecho inviolable que es la consagración a la libertad.

Extractos de "Revista La Revelación Año 1872", por Allan Kardec.

Las Lesiones del Cuerpo Repercuten en el Espíritu como una Corriente Eléctrica

Catalepsia. Resurrecciones

Las Lesiones del Cuerpo Repercuten en el Espíritu como una Corriente Eléctrica

por Allan Kardec.

La materia inerte es insensible. El fluido periespiritual también lo es, pero transmite la sensación al centro sensitivo que es el espíritu. Las lesiones dolorosas del cuerpo repercuten en el espíritu como una corriente eléctrica a través del fluido periespiritual, y los nervios parecen ser los hilos conductores. Los fisiólogos lo llamaron influjo nervioso, pero al no conocer las relaciones de ese fluido con el principio espiritual, no han podido explicar sus efectos.

Puede haber una interrupción por la separación de un miembro o por el seccionamiento de un nervio, pero también puede haberla en forma parcial o general y sin lesiones de por medio en los momentos de emancipación, de sobreexcitación o preocupación del espíritu. En ese estado el espíritu no se preocupa del cuerpo y en su actividad febril atrae hacia sí al fluido periespiritual que, retirándose de la superficie, produce una insensibilidad momentánea. Bajo ciertas circunstancias, se produce en el fluido periespiritual una modificación molecular que impide temporalmente la transmisión. Así es como en el ardor del combate un militar no advierte que está herido y una persona absorbida totalmente en un trabajo no oye el ruido que se hace en su entorno. Un efecto análogo, aunque más pronunciado, es el que se produce en ciertos casos de sonambulismo, de letargia y de catalepsia. También así se explica la insensibilidad de los convulsionarios y de ciertos mártires (Revista Espírita, enero de 1868: “Los aissaouá o los convulsionarios de la calle Le Peletier”).

La parálisis no tiene el mismo origen: en ella el efecto es puramente orgánico; son los mismos nervios, los hilos conductores, que ya no son aptos para permitir la circulación fluídica; en este caso las cuerdas del instrumento están alteradas.

En ciertos estados patológicos, cuando el espíritu no está ya en el cuerpo y el periespíritu sólo está unido a éste en ciertos puntos, el cuerpo tiene todas las apariencias de un cadáver, diciéndose, con razón, que la vida pende de un hilo. Este estado puede durar un tiempo más o menos prolongado; ciertas partes del cuerpo pueden comenzar a descomponerse, sin que la vida se haya extinguido completamente. Mientras ese lazo fluídico no esté cortado, el espíritu puede, gracias a una acción enérgica de su propia voluntad, o por un influjo extraño igualmente poderoso, volver al cuerpo. Así se explican ciertas prolongaciones de la vida, contrarias a toda probabilidad, y ciertas supuestas resurrecciones. Es como una planta que vuelve a brotar sirviéndose de un pequeño fragmento de raíz. Pero cuando la últimas moléculas del cuerpo fluídico se han desprendido del cuerpo carnal, o cuando éste se encuentra en un estado de degradación irreparable, el regreso a la vida se convierte en algo imposible.

Extractos del Libro "El Génesis", por Allan Kardec.

El Horror de la Muerte

El Horror de la Muerte

por Jose Luis Martín

Aquella tarde de invierno, en un día nublado, frío y triste que cayó sobre aquel pueblo, muchos vecinos hablaban en voz baja, impresionados con lo que estaba aconteciendo. Y es que en el fondo, se sentían como una gran familia, y uno de sus miembros acababa de fallecer.

Esa mujer que ayer mismo aún respiraba, se movía, nos hablaba de sus preocupaciones y temores; nos contaba sus historias y vivencias, se había ido;Ya no está; pero, ¿por qué?;  ¿que ha pasado?;  ¿por qué ayer sí, y  hoy  ya no?; ¿ volverá?.; parece mentira... El caso es que hoy se ha ido y ya no está,... pero la vida, como un reloj sin alma, sigue  caminado y continúa impasible desgranando sus horas y sus días como si nada pasase ni le afectase, con arreglo a lo determina su mecanismo ciego e  imperturbable.
 
Mientras tanto, ella ya no está, pero el escenario de su vida permanece; sus cosas, su casa, sus ropas, sus cuadros, su ambiente y hasta los olores que tenía la casa cuando ella aún estaba.

Algunos presenciaron con horror como la tapadera de la caja mortuoria, se cerraba para siempre, guardando al ser querido; ¿ o no era aquello el ser querido, y solamente era una inerte apariencia de su imagen?

En el templo religioso, solamente se aumentó la tristeza y la amargura de los allegados, alimentando su desespero al contemplar un ritual con un discurso vacío, ininteligible y que no aportaba ningún consuelo. ¿ Pero, por qué ella ya no estaba?; ¿ Qué es lo que se quedó guardado  dentro de aquella caja ?.

La procesión que se formó después acompañando el cadáver a su última morada, caminó lentamente, salpicada por una fría llovizna y en medio de un silencio cabizbajo, roto solo por algún sollozo mal contenido , formando así   una comitiva que avanzaba lenta , acompañando  al ser querido en  su  camino sin retorno.

¡ Qué dolor y qué tormento!, cuando en aquel oscuro y estrecho agujero entró la caja de madera con su doloroso contenido, a donde iba destinado a permanecer para siempre, con la sola y horrible compañía de otra osamenta, la de su madre, que en el interior de un saco de tela quedó depositada  para siempre a su lado.

Después que el nicho fue sellado bajo la mirada perdida de sus deudos, de sus vecinos y de sus amistades,en medio de un silencio roto solamente por el llanto y la desesperación de algún ser querido y allegado, que lleno de incomprensión se rebelaba contra la irreversible y horrorosa situación que atravesaba como si de la peor pesadilla posible se tratase. “¿ Por qué nos pasa esto a nosotros?”; Dios mío, si existes, ¿por qué te la llevas ahora ?;¿Por qué nos la quitas?. En esos instantes de dolor arrasador nadie le puede aliviar ni contestar a esos humanos y desesperados interrogantes.

Ante semejante cuadro sufro por sentirme  torpe e  impotente  por  no poder ayudar de algún modo en aquellos tristes momentos.

Me parece tener las respuestas que deberían aliviar sus almas atormentadas, y sin embargo no me atrevo ni a ponerme en su  lugar, a practicar eso que llaman empatía, porque a pesar de mis conocimientos y respuestas, pienso que tal vez, si fuese yo quien atravesase ese drama en primera fila de protagonismo, posiblemente también sucumbiría al dolor.

Siempre tendemos a hablar bien de los que ya se han ido de este mundo, pero lo cierto es que esta mujer, y no lo digo porque ya no esté entre nosotros,  siempre demostró ser una persona buena y hospitalaria. Además , ciertamente siempre fue una excelente y abnegada madre y esposa.  No la conocí durante mucho tiempo, pero sí el suficiente como para llegar a quererla a ella y a su familia, gente sencilla, buena y noble por naturaleza.

Creo que lo que quedó encerrado en el interior de aquella caja, era solo materia; una materia de la que ella se revistió humanamente cuando estuvo aquí, pero lo que me resulta evidente es que aquella materia no era ella, el ser amigo y querido , ahora ausente. ¡ Qué horrible de verdad sería solamente la posibilidad de que ella de verdad hubiese quedado encerrada allí, para siempre!.  No me extraña que  alguno de esos familiares dolidos por su pérdida, ante la envoltura yacente como un cascarón vacío, puedan confundir la realidad con que el ser amado queda allí metida, y eso, es peor que el peor de los infiernos imaginados por la teología.  Y es que las religiones, aun las llamadas “cristianas”, nunca han abordado esta realidad tal como es, sino que “ se han ido por las ramas” del dogma y la fantasía. Nunca han hablado claramente de lo que es la muerte; el para qué y el por qué estamos aquí; el por qué nacemos y morimos; qué sentido tiene todo esto, y tantos y tantos interrogantes que en el fondo, la mayoría nos hemos hecho alguna vez, y para los cuales nunca han dado respuestas filosoficamente correctas y coherentes, y cuando las han querido dar, estas han sido tan ambíguas  e incomprensibles, basadas en la obligada creencia dogmática, que en el fondo solamente han dejado un vacío y un estado de confusión e incertidumbre  en nuestro interior, o sea una falta de luz y de la necesaria y auténtica fe, que es aquella que no ofende a la razón y al sentido de lo lógico y coherente.

Ojalá algún día, estas personas , y tantas y tantas que como ellas se enfrentan a esta realidad de la que  jamás nadie estaremos libres, que puedan encontrar alguna respuesta aceptable que les reporte algo de luz y de consuelo.

Mientras, a mi me queda el consuelo de saber, más que de creer, que nuestra amiga sigue viviendo en otra dimensión. Esto es algo así como considerar que la vida es como quien contempla un río que nos trae y que se lleva de todo: penas, alegrías, esperanzas, luchas, pruebas, que llegan y pasan. Cuando el río de la vida nos trae nuestra  propia muerte, la vida no cambia, sigue su rumbo de traer y  de llevarse aquello que nos trajo; lo único que cambió es que se nos llevó a nosotros mismos a la otra orilla del río, la otra dimensión,  desde la cual seguimos viendo transcurrir la vida, pero desde el otro lado, de modo que los que quedaron en la orilla anterior, no nos ven, y piensan que nos hemos ido con la corriente del río como todo lo demás, pero sin embargo, esa misma corriente al cabo de mas o menos tiempo, termina por devolvernos de nuevo a esta orilla, en donde seguiremos viendo el río y aprendiendo de todo lo que nos trae. No recordamos detalles más concretos de nuestras vidas anteriores porque nuestra materia orgánica está limitada en el tiempo, con un principio y con un final; es parte de lo que nos trae y de lo que después se vuelve a llevar el mencionado río de la vida.

Cuando se penetra un poco en el estudio del Espiritismo, enseguida encontramos numerosos testimonios mediúmnicos que nos aclaran y nos describen como es esa “ otra orilla”, en medio de una lógica y avalado por unas pruebas inapelables de que, en efecto, sigue la vida después de la muerte del cuerpo, sabemos lo que hay tras el “Velo de Isis” de este mundo  en el que nos creemos vivos y además los únicos seres vivos que existen en medio del universo infinito.  Por eso creo que es tan importante seguir avanzando en el estudio  y el aprendizaje del  conocimiento espiritual libre de dogmas y preconceptos religiosos. Para las religiones  solamente son creencias que hay que admitir por la fe impuesta. Para los estudiosos y adeptos de la doctrina espírita, este conocimiento es razonado y razonable, y supone cuando se adquiere, acompañarnos de una seguridad y una serenidad y aceptación ante hechos humanos como los aquí relatados, que la gente no termina de comprender y si acaso los achaca al escudo autoprotector ante el dolor  con el que, dicen, que  los espíritas nos defendemos de los golpes que da la vida. Nos proporciona una paz y un equilibrio interior, que a veces podemos transmitir a los demás, aliviando así , al menos en parte, esos cuadros de dolor humano que se originan ante la pérdida de seres queridos.

Tomado del Blog "El Espírita Albaceteño"

En La Frontera De Dos Mundos

En La Frontera De Dos Mundos


Más allá del terror que producen los fantasmas, parece existir una realidad sobrecogedora donde lo físico y lo metafísico se confunden. ¿De qué insondables abismos proceden los fantasmas?

Sin duda conocemos sólo una parte de la realidad, y los fantasmas tienen con toda seguridad una explicación no reñida con las leyes físicas, pero hay un aspecto que interesa, que apasiona en muchos sentidos, y es el de sus motivos para «volver».

¿Qué razón los mantiene en el terreno incierto, en la frontera tenue que separa los dos mundos? ¿Qué les retiene a unas paredes que ocuparon en vida? No siempre son sucesos dramáticos o crímenes monstruosos; con frecuencia son personas que llevaron una existencia apacible y que por un extraño mecanismo energético que desconocemos se dejan ver en actitudes normales, en su sillón favorito o en la postura que les era habitual.

¿Hasta qué punto los ambientes quedan «impregnados» de la personalidad física del que vivió allí? Hay todo un material apasionante para el estudio, para la investigación, un material demasiado sutil e inaprensible. Sin embargo, es preciso iniciarla, relatar los clásicos experimentos, los célebres casos, los famosos espectros. Y estudiar, incluso, la posibilidad de que una parte de nosotros, tal vez «fantasmal», nos sobreviva al trance de la muerte. Comenzaremos planteándonos una pregunta simple, pero cuya respuesta exacta no ha podido hallarse todavía: ¿Qué es un fantasma?

A través de toda la literatura que existe sobre el tema, no es posible encontrar una definición clara y sistemática que dé cumplida cuenta a la pregunta. Más bien lo que han pretendido los autores que han aludido a esta temática ha sido dar diferentes tipos de explicaciones, más o menos complejas o artificiosas, acerca del por qué la gente ve «fantasmas».

Sitio Web "Mundo Paranormal"   Leer artículo completo >>>