3 de abril de 2019

Falacia ad hominem, cuando se ataca sin argumentos

Falacia Ad Hominem, cuando se ataca sin argumentos 

La falacia ad hominen, en lógica, da forma a ese tipo de recurso tan común donde alguien elige atacarnos no por los argumentos que expongamos o defendamos, sino por aquello que somos. El mensaje deja de importar para cobrar más importancia nuestro físico, nuestro género, la personalidad, la religión o cualquier aspecto ajeno al propio argumento.

«¿Eso lo ha dicho Alejandro? Entonces debe ser toda una falsedad solo porque viene de él». Este tipo de comentarios representan sin duda, un tipo realidad que se ve a menudo en múltiples contextos. Es ese intento irrespetuoso donde desacreditar a alguien que defiende una idea, poniendo el foco de atención en un aspecto irrelevante, en algo que nada tiene que ver la propia situación.

Así, y más allá de lo que podamos pensar, la falacia ad hominem es una estrategia de la retórica tan poderosa como efectista. Es más, estudios como el llevado a cabo por Ralph M. Barnes y Heather M. Johnston, de la Universidad de Montana (Estados Unidos) nos señalan que los ataques a posiciones basadas en falacias ad hominem son tan efectivos como los ataques basados ​​en evidencias.

Si esto es así, se debe a una sencilla razón: por el impacto que crea. Se sabe, por ejemplo, que es común utilizarla en medios políticos, así como en contextos judiciales e incluso en campañas publicitarias. El objetivo es siempre el mismo: desacreditar a quien tenemos enfrente, de ahí su raíz latina y su significado: ad hominem, contra el hombre.

Sitio Web "La Mente es Maravillosa"   Leer artículo completo >>>

El sentido de la libertad

El sentido de la libertad

por Jacques Peccatte

La noción de libre albedrío es relativa a la evolución del espíritu, es proporcional al grado de consciencia. Cuanto más avanza el espíritu en su progreso, más adquiere la facultad de juzgar y elegir las orientaciones precisas para su metamorfosis y su desarrollo. Así adquiere también la noción de responsabilidad al tomar en cuenta el mundo que le rodea y se forja una ética que será el punto de referencia de sus actos. Por el conocimiento y el amor, se hace cada vez más libre. El libre albedrío se une entonces a la libertad, es decir a la capacidad del espíritu de ser él mismo, en la plena consciencia de su realización. Comprende los verdaderos fines y objetivos de su vida y cumple la misión que se había dado.

Extractado de la Revista Le Journal Spirite.

El Espíritu es mas imperfecto cuanto mas está aferrado a la materia

El Espíritu es mas imperfecto cuanto mas está aferrado a la materia

por Allan Kardec.

Se cree generalmente que interrogando al Espíritu de un hombre que fue sabio en una especialidad sobre la tierra, se obtendrá más seguramente la verdad. Esto es lógico, y con todo, no es siempre cierto. La experiencia demuestra que los sabios, como los demás hombres, sobre todo aquellos que hace poco que abandonaron la tierra, están aún bajo el imperio de los prejuicios de la vida corporal, y que no se deshacen inmediatamente de su opinión sistemática.

Puede suceder, por lo tanto, que bajo el influjo de las ideas que acariciaron en vida y de las que hacen el título de su gloria, vean menos claro de lo que pensamos. Regla general: El Espíritu es tanto menos perfecto cuanto más aferrado esté a la materia. Todas las veces, pues, que se reconozca en él la persistencia de las falsas ideas que le preocuparen durante su vida, tanto si pertenecen al orden físico como si pertenecen al orden moral, se tendrá un signo infalible de que no está completamente desmaterializado.

La tenacidad de las ideas terrestres es tanto más grande cuanto más reciente es la muerte. En el instante en que ésta ocurre, el alma está siempre en un estado de turbación en el que apenas se reconoce: es un despertar incompleto. No sé dónde me hallo; todo es confuso para mí: tal es su contestación constante; algunos se lamentan de su prematura descomposición otros dicen crudamente que les dejen tranquilos, y, según su carácter, expresan este pensamiento con frases mas o menos corteses.

Muchos no creen haber muerto, principalmente los ajusticiados, los suicidas, y, en general, los que han perecido de muerte violenta. Ven su cuerpo, saben que ese cuerpo les pertenece, y no comprenden que se hayan separado de él; esto les asombra, necesitan de algún tiempo para darse cuenta de su nueva situación. La evocación hecha en tal instante no puede prometerse otra finalidad que una buena pieza de estudio psicológico; interesar buscar otras enseñanzas, no es el caso.

Ese estado de confusión, que puede compararse con el transitorio del sueño a la vigilia, persiste más o menos tiempo. Hemos visto Espíritus que estaban completamente desprendidos a los tres o cuatro días, y otros, que no lo estaban aun después de muchos meses. Puede seguirse con interés su marcha progresiva; puede asistirse, en cierto modo, al despertar de su alma. Las preguntas que se les hacen, si son hechas con mesura, prudencia, circunspección y benevolencia, les ayudan a salir de la turbación.

Sí sufren y aprecian que se comparte su dolor, se sienten aliviados. Cuando la muerte es natural, es decir, cuando ésta llega por la extinción gradual de las fuerzas vitales, el alma se desprende en parte antes de la cesación completa de la vida orgánica, y se reconoce más prontamente. Lo mismo ocurre con los hombres que, durante su vida, se han elevado mentalmente sobre las cosas materiales: desde tal momento pertenecen, en cierto modo y medida, al mundo de los Espíritus; y el transito de uno a otro se hace rápidamente y sin apenas turbación.

Conceptos Extractados de "Manual Práctico de las Manifestaciones Espíritas", por Allan Kardec.

Influencias sutiles

Influencias sutiles

André Luiz Medium Waldo Viera

Siempre que usted experimente un estado de espíritu tendiente al desánimo y que el mismo perdure varias horas sin causa orgánica o moral que lo justifique, recurra a la hipótesis de una influencia espiritual negativa y sutil. Sea preciso en auxiliar a los guías espirituales que tratan de socorrerlo. Ese es el momento oportuno para la práctica de la humildad, la oración y el pase.

Entre las características que más evidencian esa situación del alma, podemos enumerar las siguientes:
Dificultad para concentrar las ideas en motivos optimistas; carencia de un ambiente intimo apropiado para elevar los sentimientos en oración o concentrarse en una lectura edificante; indisposición inexplicable, tristeza sin causa y presentimientos de acontecimientos dolorosos inmediatos; aborrecimientos contenidos por no hallar personas o medios sobre los cuales poder descargalos; sentimientos de frustaciones ocultos, irritaciones silenciosas, quejas, hipersensibilidad y facilidad para condenar a quien no tiene culpa; interpretación forzada de hechos y actitudes suyas o de los demás, que usted sabe no corresponden con la realidad; hiperemotividad o depresión que alcanza hasta la inminencia del llanto; predisposición para investir el papel de la víctima o tomar una posición absurda de automartirio; terquedad en no aceptar que haya una influencia espiritual sutil actuando sobre usted, mas luego pasados algunos minutos u horas del acontecimiento, sobrevenir un cambio de criterio, el arrepentimiento, la recomposición del tono mental y, muy frecuentemente, la constatación de que es tarde para deshacer el error consumado. Estos son indicios del acompañamiento discreto y eventual del desencarnado, imperceptible para el encarnado, dado lo sutil del proceso.

Un Espíritu responsable puede ser tan inconsciente de sus actos, que los efectos negativos puede tomarlos como producidos por su misma persona. Cuando el influyente es consciente, la obra es preparada con anticipación y toda suma de detalles, a veces hasta con días y meses antes de la realización del artero ataque, preparando, para tal oportunidad, el ambiente apropiado de un determinado encuentro, una conversación, la llegada de una carta, la frustración de un negocio o la pérdida de un empleo.

No se sabe qué ha causado mayor daño a la humanidad: si las obsesiones espectaculares y manifiestas, individuales o colectivas, que todos perciben y colaboran en suprimirlas, o bien esas medio obsesiones de semiobsedidos, desapercibidas, a pesar de más frecuentes, que minan las energías de una sola persona incauta, pero influyendo en el camino de legiones de otras. ¿Cuántas desavenencias, separaciones y fracasos no se han generado de tal manera? Estudie su existencia en esta última quincena y verifique si usted no pasó en alguna circunstancia con una de la características de una influencia espiritual sutil. Estudie y ayúdese usted mismo.

Extractado del Blog Albacete Espírita.