11 de marzo de 2019

La madurez de los niños

La madurez de los niños

por Juan Miguel Fernández Muñoz

El entorno que rodea nuestra vida nos facilita en la mayoría de las ocasiones, mediante la observación, la oportunidad de aprender y comprender muchas de las enseñanzas que la Doctrina Espírita nos revela y que siempre han estado ahí.

Contemplábamos hace un tiempo una escena muy interesante: Un niño de cinco o seis años se debatía intranquilo, entre el calor y el aburrimiento en el asiento de un autobús, bombardeando a su madre que lo acompañaba, con preguntas e interrogantes en voz alta que la mayoría de las veces, y sin esperar respuesta alguna, contestaba él mismo, como si en un diálogo íntimo se hallase.

Nos daba la impresión como si la inocencia e inmadurez de la criatura fuesen correspondidas por la madurez y veteranía de su Espíritu, al cual pertenecía ese pequeño cuerpo en esta vida.

No es la primera vez que dialogando con jóvenes madres acerca de sus hijos en edad temprana hemos oído: ¡A veces me sorprende con sus preguntas! ¡Parece que ha nacido sabiendo! ¡No sé dónde ha aprendido las cosas que dice! Y así sucesivamente.

Vemos que la inteligencia y la evolución intelectual de los Espíritus que se reencarnan actuamente en nuestro planeta desde hace unos años, refleja que la Tierra se encuentra ya en ese periodo de regeneración que el Espiritismo nos anuncia.

El hombre común conoce el vehículo en el que se mueve, ignorando la mayor parte de los procesos vitales de los que se beneficia y utilizando el cuerpo de carne de la misma manera que un individuo extraño dispone de la casa en que reside.

Para que tuviésemos un recipiente tan primoroso y tan bello, como el cuerpo humano, la Sabiduría Divina invirtió miles de siglos utilizando los múltiples recursos de la Naturaleza en el campo inmensurable de las formas…Para que lleguemos a poseer el sublime instrumento de la mente en planos más elevados no podemos olvidar que el Supremo Padre se vale del tiempo infinito para confeccionar y ensalzar la belleza y la precisión del cuerpo espiritual que nos concederá los valores imprescindibles para nuestra adaptación a la Vida Superior.

Extractado del Sitio Asociación de Estudios Espíritas de Madrid.

Los fenómenos Espíritas


Los fenómenos Espíritas

por Marina Silva

La fenomenología espírita llamó la atención de muchos científicos, sobre todo a partir de la segunda mitad del siglo XIX. Allan Kardec fue el primer estudioso que llevó a cabo un trabajo organizado, minucioso y lógico sobre los fenómenos espirituales. Sir William Crookes, considerado por muchos como el mayor científico de su época, investigó las facultades mediúmnicas de algunos sujetos y pudo confirmar la veracidad de los hechos espirituales.

A partir de esa época, muchos intelectuales pasaron a estudiar tales fenómenos; al principio para refutarlos, pero se encontraron con una verdad incontestable y se sumaron a la lista de los que creían. Todos ellos efectuaban experiencias con la mediumnidad, obtenían mensajes a través de la psicografía, de la psicofonía y de la audiencia; también observaron materializaciones mediante la utilización de ectoplasma, así como levitaciones, hipnosis y videncias. En 1975, el psiquiatra americano Raymond A. Moody Jr. presentó un trabajo serio sobre lo que se denomina Experiencias de Casi Muerte (ECM), comprobando científicamente que la muerte es sólo un cambio de estado de la conciencia.

LAS CIENCIAS MÉDICAS

En su libro Vida después de la Vida, el Dr. Moody relata casos de personas que estuvieron al borde de la muerte clínica, cuyas almas se desprendieron parcialmente del cuerpo, adquirieron una libertad significativa y, a su regreso al cuerpo, revelaron interesantes informaciones sobre la frontera entre la vida física y la espiritual.
El Dr. Melvin Morse también estudió casos semejantes, pero con niños que pasaron por graves accidentes y serias enfermedades, y reunió muchos casos. Sus experiencias no escaparon a la similitud observada antes y, entre los interesantes casos investigados, está el relato de Katie, una niña que le contó que durante su experiencia había ido a su casa en compañía de una muchacha, y allí vio a su hermano que estudiaba, mientras su madre cocinaba. Además, reconoció a todo el equipo médico que la había cuidado a su llegada al hospital mientras se hallaba en estado de inconciencia.

La contribución de personas serias, dedicadas al estudio de la supervivencia del alma, nos da la certeza de que la muerte no existe, y que seguimos viviendo en otro ámbito cuando nuestro cuerpo físico muere. No obstante, no nos permite vislumbrar la Justicia divina, dado que no explica la causa de las muertes prematuras ni los variados géneros de muerte, entre otras dudas que subsisten a nivel existencial.

Extractado de la Revista La Idea  - Centro Espírita Argentino.

La transformación de la tierra

La transformación de la tierra


Cuando la humanidad se enfrenta a momentos de grandes calamidades, la solidaridad está independientemente de la religión o de la raza de los pueblos alcanzados con el objetivo de aliviar, por medios materiales y espirituales, el sufrimiento de las personas afectadas.

La transformación de la Tierra es gradual y continua. Eso significa que las reencarnaciones en este planeta serán más selectivas. Quienes están continuamente, de encarnación en encarnación, trabajando para el mal, sin reformarse, repitiendo curso una y otra vez, no volverán a reencarnar aquí. Serán sustituidos por espíritus más dóciles, más inclinados al bien. Es así que Kardec nos lo muestra en las siguientes frases y también en el ítem 20 del mismo capítulo: “La generación que desaparece se llevará consigo sus prejuicios y errores. La generación que vendrá, alimentada en una fuente de aguas más limpias e imbuida de ideas más sanas, imprimirá al mundo el movimiento ascensional del progreso moral, que caracterizará la nueva etapa de la Humanidad."

Kardec nos esclarece al respecto de esta nueva generación de espíritus que habitarán la Tierra, en el ítem 27 de este capítulo: Todo ocurrirá exteriormente como de ordinario, con la sola diferencia indicada. Mas esta diferencia tiene una importancia capital, y es que los espíritus indignos que encarnaban en la Tierra ya no volverán a hacerlo en ella. En el niño que nazca, en vez de un espíritu atrasado e inclinado al mal, encarnará un espíritu más avanzado e inclinado al bien.

Hay niños hoy mucho más dóciles, más comprensivos, más tolerantes, que comparten sus juegos, que son contrarios a los juegos violentos. Hay innumerables vídeos en internet que muestran a algunos de estos niños pidiendo a los padres que no discutan, que tengan más tolerancia el uno con el otro; otros muestran su indignación con la alimentación con carne y otros que hablan de la caridad para los menos favorecidos.

Estos niños son ciertamente parte de esta generación nueva de la que hablaba Kardec. Es importante resaltar que no puede rotularse esta generación nueva bajo la denominación de niños índigo o niños cristal, como se oye aquí y allá.

La generación nueva está inclinada al bien y sustituye a aquella generación que repitió curso continuadamente. Es así como el mundo se está reformando y se transformará. La Transición Planetaria, de la que tanto se habla, ya se inició y en verdad se está intensificando.

Extractado de la Revista Espirita FEE.

La doctrina Espirita es una esperanza


La doctrina Espirita es una esperanza 

por Allan Kardec.

El Espiritismo viene a oponer un dique a la invasión de la incredulidad, no sólo con el raciocinio, no sólo con la perspectiva de los peligros que trae consigo, sino más bien con hechos materiales, haciendo palpables al tacto y a la vista el alma y la vida futura.

Cada uno es libre, sin duda alguna, en su creencia, de creer algo o de no creer nada. Pero aquellos que quieren hacer prevalecer en la mente de las masas, de la juventud sobre todo, la negación del porvenir apoyándose en la autoridad de su saber y del ascendiente de su posición, siembran en la sociedad gérmenes de turbación y de disolución, y contraen una grave responsabilidad. Hay otra doctrina que asegura no ser materialista, porque admite la existencia de un principio inteligente fuera de la materia: es la de la absorción en el todo universal. Según esta doctrina, cada individuo se apropia desde su nacimient
o una partícula de este principio, que constituye su alma, y le da la vida, la inteligencia y el sentimiento. A la muerte, ese alma vuelve al centro común y se pierde en el infinito, como una gota de agua en el océano.

Esta doctrina, sin duda alguna, es preferible al materialismo puro, puesto que admite algo, y el otro no admite nada. Pero las consecuencias son exactamente las mismas. Que el hombre sea sumido en la nada o en un depósito común, es igual para él. Si en el primer caso está destruido, en el segundo pierde su individualidad, esto es, como si no existiera. Las relaciones sociales quedan destruidas, lo esencial para él es la conservación de su yo. Sin esto, ¿qué importa ser o no ser? El porvenir para él es siempre nulo, y la vida presente es lo único que le preocupa e interesa. Desde el punto de vista de sus consecuencias morales, esta doctrina es tan malsana, tan desconsoladora, tan excitante del egoísmo como el materialismo puro.

Conceptos Extractados de "El Cielo y el Infierno", por Allan Kardec.

MI COMENTARIO
Hay muchos que afirman la creencia en los espíritus porque tienen cierta mediumnidad destacable que se los ha evidenciado. Pero, otros como yo, que nunca vi algo fuera de lo "normal" igualmente tengo una creencia muy firme en todo lo que se manifiesta en la doctrina espirita.
Por momentos me sorprende que la razón en muchos, no llegue a darles esa posibilidad de evaluar positivamente aunque no tengan mediumnidad.
Es evidente que para aquellos que sus creencias se afincan casi como un verdad incuestionable, les resulta dificil escuchar algo distinto a lo que ellos llaman Verdad.

Concepto actual de la muerte

Concepto actual de la muerte

por Herculano Pires.

El polvo de momia desapareció en su propio desprestigio. Su ineficacia curativa correspondía a la ineficacia de las momias para eternizar los cuerpos perecederos. La Cultura del Renacimiento floreció y se desenvolvió en la Tierra. En vano la Iglesia condenó las pesquisas, las combatió, las maldijo.
Galileo tuvo que defenderse frente a los tribunales de la Inquisición, Giordano Bruno fuequemado en hoguera criminal y herética por sustentar que la Tierra giraba en torno del Sol. Descartes, el filósofo espadachín quien no se tragó la falsa paciencia de los sacerdotes del Colegio de La Fleche, tuvo que huir hacia Suecia y, en un golpe de esgrima, recolocar el problema copérnico del heliocentrismo: “La Tierra está fija en su atmósfera – escribió – que gira en torno del Sol”. Los paquidermos de la Ciencia Divina no percibieron el golpe.

La familia de Espinosa tuvo que huir de Portugal hacia Holanda. Su madre lo llevaba en el vientre y Portugal perdió la única oportunidad de tener un filósofo de verdad. Espinosa nació en Holanda y aplastó con su Ética la pobreza mental de los clérigos. Francis Bacon sufrió persecuciones mas no cedió. Nace el movimiento de la resistencia lógica en todo el mundo y la Ciencia humana archivó en la Tierra la supuesta e infusa Ciencia Divina. Gritaron los retrógrados que el ateísmo dominaba al mundo. Mas los resistentes no cedían y ganaban todas las batallas en las emboscadas de la inteligencia. Expulsado de la Sinagoga, guardia esclerosada de la Biblia judaica, Espinosa traza los lineamientos de la matemática filosófica, pulverizando en sus dedos la calumnia del ateísmo para la nueva cultura. Hizo del concepto de Dios el fundamento del pensamiento. Estructuró el panteísmo en términos aplastantes. Lo llamaron “el ebrio de Dios”.

Kant corrió para socorrer a Rousseau con su crítica de la razón. Voltaire hería con la sonrisa de su ironía mortal la fiera acorralada del Vaticano y la llamaba corajudamente: “L’infeme”. Con un pie en la fosa y otro en tierra firme, como decía de si mismo, manejaba con pericia sus armas terribles. No temía morir, pues ya se consideraba, por su salud periclitante, un semimuerto. Nada se podía hacer contra él, sino soportarlo. El Siglo XVIII consolidara el prestigio de la Ciencia. Los clérigos, vencidos en todos los sectores, luchaban para restablecer el prestigio divino que ellos mismos habían destruido. El Evolucionismo de Spencer se oponía brillantemente a la concepción estática del mundo. Darwin investigaba el problema de los orígenes del hombre en términos puramente materiales, mas Wallace dosificaba su materialismo con la verdad espiritual.

Conceptos Extractados de "Educación para la Muerte", por Herculano Pires.