20 de mayo de 2019

Kardec Cuenta que Orientación le Dieron los Espíritus

Kardec Cuenta que Orientación le Dieron los Espíritus

por Richard Simonetti.

Cuenta Kardec, en Obras póstumas, que cuando preparaba los originales de El Evangelio según el Espiritismo estuvo en un retiro, en Sainte- Adresse. Para allá fue enviada la comunicación de un mentor espiritual cuyo nombre no está registrado, donde se destaca el siguiente fragmento: Quiero hablarte desde París, aunque eso no me parezca de manifiesta utilidad, pues mis voces íntimas se hacen oír en torno a ti y que tu cerebro percibe nuestras inspiraciones, con una facilidad tan grande que ni tú mismo sospechas. Nuestra acción, principalmente la del Espíritu de Verdad, es constante a tu alrededor y de tal magnitud que no la puedes negar. Por eso, no entraré en detalles ociosos sobre el plan de tu obra, plan que, según mis consejos ocultos, modificaste tan amplia y completamente.

Observe, amigo lector: la entidad que orienta a Kardec explica que el plan inicial de Kardec, que pretendía tener en el Espiritismo una filosofía de bases científicas y consecuencias morales, estaba siendo modificado por la Espiritualidad para el advenimiento de la religión espírita. Continúa el mentor:

Ahora comprendes por que necesitábamos tenerte a mano, libre de toda otra preocupación que no fuese la de la Doctrina. Una obra como la que elaboramos necesita de recogimiento y de sagrado aislamiento. Tengo vivo interés por tu trabajo, que es paso considerable hacia el frente y abre, finalmente, la larga vía de las aplicaciones provechosas al Espiritismo, para el bien de la sociedad. Con esta obra, el edificio comienza a liberarse de los andamiajes y ya se puede ver su cúpula diseñándose en el horizonte. Continúa pues, sin impaciencia y sin fatiga; el monumento estará concluido en la hora determinada.

La comparación es perfecta.
El libro de los Espíritus, la base.
El libro de los médiums, las paredes.
El Evangelio según el Espiritismo, la cobertura o techado.

Se completaba el majestuoso edifico de la Doctrina Espírita, una filosofía con bases científicas y consecuencias religiosas. Una filosofía que explica los porqués de la vida. Una ciencia que le da autenticidad. Una religión que la hace repercutir en la vida de las personas. Saludemos, por tanto, lector amigo, el sesquicentenario de El Evangelio según el Espiritismo, en el que Kardec, bajo inspiración del Espíritu de Verdad y de tantas figuras del cristianismo primitivo, revive los ideales de una religión auténtica, dirigida hacia la comunión de pensamientos en torno a una vivencia legítimamente cristiana, a base de la instalación del Reino de Dios en la Tierra.

Extractado del Blog Luz Espiritual.

Descubriendo la Mediumnidad

Descubriendo la Mediumnidad


“TENÍA SIETE AÑOS cuando vi un espíritu. En la escuela, la profesora intentaba controlar el grupo y un hombre daba carcajadas a su lado. Afligido preguntaba a sus colegas: ¿Ustedes no están viendo? Nadie lo veía.

Sucedió otras veces, pero con el tiempo dejé de verlos. A los 16, tuve un desmayo y mi brazo izquierdo se puso rígido. Los médicos sospecharon de epilepsia, pero los exámenes acusaron un foco epiléptico que no justificaba los síntomas.

Durante seis meses tuve desmayos, convulsiones y los remedios no surtieron efecto. Perdí el año, dejé de estudiar. Casi no salía de casa. Angustiado, me fui poniendo agresivo. Los médicos indicaron me recluyera en una clínica psiquiátrica. Mis padres sospecharon que se trataba de mediumnidad.
Si no fuesen espíritas, estaría internado como un enfermo mental.

Comencé a ir a las reuniones recomendadas para la mediumnidad más ostensible. Hoy doy pases. Soy médium curativo y parlante. En trance, mis manos se mueven involuntariamente sobre las personas.
Al principio no me gustaba. No quería ser diferente. Siento nostalgia por no haber vivido el auge de mi adolescencia. Pero creo que tengo un compromiso.

“LAS PRIMERAS SEÑALES DE MI MEDIUMNIDAD aparecieron en la infancia y se manifestaron con intensidad después de los 20 años. Mi familia es católica y poco sabía sobre Espiritismo. Comencé a oír sonidos, objetos que caían a mi alrededor, el timbre del apartamento sonaba y no había nadie. Asustado tomaba calmantes y creía que todo era fruto de mi imaginación. Una vez, estaba acostado en mi cama y el colchón comenzó a moverse. Estaba aterrado. Un amigo, me llevó hasta su padre, un espírita. Comencé a ser orientado y los fenómenos dejaron de ocurrir. Hice un curso de Espiritismo. Aprendí a controlar la mediumnidad, a dar pases. Hoy me convertí en un estudioso del asunto"

“COMENCÉ A PSICOGRAFIAR A LOS 11 AÑOS. Sucedió tranquilamente porque mi familia es espírita. Al principio, eran poesías. No eran mías, pues venían instantáneamente y acompañadas de ciertas sensaciones, como escalofríos, calor en las manos o en la cabeza. Es como vestir un pensamiento que no es mío. En mi libro La Educación Según el Espiritismo, publico esos mensajes. Lo más importante es el contenido. Son mis momentos más felices.”

“TENÍA 32 AÑOS CUANDO COMENCÉ A OÍR VOCES, carcajadas y pasos dentro de casa. Quedaba aterrorizada y mis brazos se paralizaban. Los neurólogos sospechaban que sufría epilepsia, pero no conseguían diagnosticar nada. Esa angustia duró cerca de tres años. Comencé a recibir un tratamiento espiritual. Descubrí que poseía mediumnidad psicofónica. Dejo la mente en un estado de quietud y el espíritu habla. Sé todo lo que él dice y, cuando lo creo necesario, interfiero en la comunicación. Un médium equilibrado debe interferir cuando juzga que una información puede perjudicar a alguien.”

Extractado de Anuario de la Federación Espírita Española.

El Cerebro se Desconecta Frente a un Líder Religioso

El Cerebro se Desconecta Frente a un Líder Religioso


Cuando estamos frente a una figura que consideramos carismática, las áreas del cerebro responsables por la vigilancia y por el escepticismo son desconectadas. Esa es la conclusión de un estudio que analizó el cerebro de personas cuando están en la presencia de alguien que afirma tener poderes divinos.

Investigadores de la Universidad Aarhus, en Dinamarca, estudiaron cristianos pentecostales, que creen que algunas personas poseen poderes proféticos, de cura y de sabiduría.

Usando un equipo de resonancia magnética los científicos analizaron los cerebros de 20 pentecostales y 20 escépticos mientras asistían al culto. Sólo los devotos tuvieron cambios en las actividades cerebrales en respuesta a las oraciones.

Partes de la corteza pre-frontal, que tienen papel fundamental en la vigilancia y que confieren importancia a la información que otras personas nos dan, eran completamente desactivadas. Cuando quién estaba hablando no era el pastor u otro líder religioso, la actividad cerebral de los voluntarios disminuía notablemente.

Para los especialistas eso explica porque algunas personas parecen tener más influencia sobre las otras. No está claro si eso funciona sólo para líderes religiosos, pero los científicos creen que lo mismo sucede con personas con óptima oratoria – políticos, abogados, médicos e, incluso, nuestros padres.

Extractado del Sitio Centro de Estudios Espíritas Francisco de Asís.

Los Materialistas y sus Maneras de Pensar

Los Materialistas y sus Maneras de Pensar

por Allan Kardec.

Entre los materialistas, es menester distinguir dos clases: en la primera ponemos a todos aquellos que lo son por sistema; entre éstos no es la duda, es la negación absoluta, razonada a su manera; a sus ojos el hombre no es más que una máquina que marcha mientras está montada, que si se descompone, se detiene y sólo queda de ella después de la muerte el esqueleto.

Cuando hemos dicho que la duda cesa entre los incrédulos en presencia de una explicación racional, es necesario cuando menos exceptuar de ellos a los materialistas, aquellos que niegan toda potencia y todo principio inteligente fuera de la materia; la mayor parte se obstinan en su opinión por orgullo, y creen que su amor propio está obligado a persistir: persisten por y contra todas las pruebas contrarias, porque no quieren quedar debajo.

Con estas gentes no hay nada que hacer; tampoco es conveniente dejarse sorprender por el falso semblante de sinceridad de aquellos que dicen: hacedme ver y creeré. Los hay que son más francos y dicen claramente: vería y no creería.

La segunda clase de materialistas, y de hecho la más numerosa, porque el verdadero materialismo es un sentimiento antinatural, comprende a aquellos que lo son por indiferencia, y se puede decir a falta de otra cosa mejor; no lo son con propósito deliberado, y su deseo es el de creer, porque la incertidumbre es para ellos un tormento.

Al lado de los materialistas propiamente dichos, hay una tercera clase de incrédulos, que aunque espiritualistas, al menos de nombre, no son por eso menos refractarios: estos son los incrédulos de mala voluntad. Les sabría mal el creer, porque esto alteraría su quietud en los goces materiales; temen ver en ello, la condenación de su ambición, de su egoísmo y de las vanidades humanas, de las que hacen sus delicias; cierran los ojos para no ver y se tapan las orejas para no oír. No puede hacerse otra cosa si no compadecerles.

No hablaremos sino de memoria, de una cuarta categoría que llamaremos la de los incrédulos interesados o de mala fe. Estos saben muy bien a qué atenerse sobre el Espiritismo pero, ostensiblemente, lo condenan por motivos de interés personal. Nada hay que decir y hacer con ellos. Si el materialista puro se engaña, hay al menos para él la excusa de la buena fe.

Conceptos Extractados de "El Libro de los Médiums", por Allan Kardec.