Libro "Acción y Reacción" Chico Xavier\André Luiz « parte 62 »
El estudio, en la Mansión, era fascinante, pero reclamaba tiempo.
No obstante, la oportunidad que nos ofrecían era de las más valiosas.
Hilario y yo solicitamos el consentimiento de las autoridades pertinentes y efectuamos una provechosa acción de servicios, permaneciendo en el instituto por algunos meses, para recoger enseñanzas y fijar observaciones.
Nos dispusimos a participar con Silas en el proceso “Antonio Olimpio”, a cuya fase inicial habíamos asistido con fervoroso interés.
A los seis días de haber tenido la reunión en la que habíamos escuchado la palabra del ministro Sanzio, la hermana Alzira vino al establecimiento, de acuerdo al programa que Druso había trazado para las tareas correspondientes a aquel proceso.
En nombre del director de la casa, Silas la recibió en nuestra compañía, comentando que atenderíamos el problema juntos, actuando en cooperación.
La noble criatura, después de los saludos usuales, nos aclaró que, amparada por los amigos de una Colonia de socorro, hacía lo posible por ayudar al hijo que había dejado en la Tierra.
Alzira nos dijo que Luis, cuyo espíritu tenía afinidad con los antiguos sentimientos paternos, apegándose a las ganancias materiales exageradas sufría una tremenda obsesión en su propio hogar. Bajo pertinaz vigilancia de los tíos desencarnados, que favorecían sus sentimientos mezquinos, retenía una inmensa fortuna sin aplicarla en cosa alguna. Se había enamorado del oro con extrema voluptuosidad. Sometía a la esposa y a los hijos a las más duras necesidades, receloso de perder la herencia que se esforzaba en defender y multiplicar. Clarindo y Leonel, no satisfechos con maltratar su mente, llevaban a la hacienda usureros y tiranos rurales desencarnados, cuyos pensamientos todavía se envolvían en las ansias de riqueza terrestre, para que incrementasen su avaricia. De ese modo, Luis respiraba en un mundo de imágenes extrañas, en las que el dinero era el tema constante. Por eso, había perdido el contacto con la dignidad social. Se había convertido en enemigo de la educación y creía solamente en el poder del cofre lleno, para solucionar los problemas y las dificultades de la vida. Había adquirido el enfermizo temor a todas las situaciones en que pudiesen surgir gastos inesperados. Poseía grandes sumas en los bancos, que su propia compañera ignoraba, a la vez que mantenía en el hogar la custodia de enormes bienes. Huía deliberadamente a la convivencia afectiva, abandonaba su aspecto personal, y se encerraba en un deplorable aislamiento, obcecado por la pesadilla del oro, que consumía su existencia.
Asimismo, intentando orientar nuestras futuras actividades, nos participó que el ahogamiento de los cuñados había tenido lugar en sus tiempos de recién casada, cuando su hijito empezaba a dar sus primeros pasos y que, después de seis años de haber sucedido la dolorosa tragedia, ella misma había perecido en igual forma, en el terrible lago.
Libro Psicografiado, "Acción y Reacción", por Chico Xavier\André Luiz