15 de diciembre de 2019

Libro "Acción y Reacción" Chico Xavier\André Luiz « parte 74 »


Libro "Acción y Reacción" Chico Xavier\André Luiz « parte 74 »

La noche siguiente, acompañando al asistente, Hilario y yo nos hallábamos de nuevo en la residencia de Luis.
Los hermanos de Antonio Olimpio, nos recibieron con agrado. En el comedor de la hacienda, se reunía la familia, con dos amigos, para disfrutar de un ligero refrigerio.
El reloj marcaba las veintiuna horas.
El aspecto del dueño de la casa, era casi el mismo de la víspera, a pesar de la diferencia que la máscara física imponía.
Mientras Adelia acariciaba a las criaturas, todavía amodorradas por el sueño, el marido comentaba el noticiario radiofónico, destacando tópicos alarmantes sobre los sectores económicos. Y hablando a sus amigos, asombrados por las noticias, destacó las dificultades públicas, relató miserias imaginarias, criticó a los políticos y administradores, y se refirió a las plagas que afligían el café y la mandioca, deteniéndose, particularmente, sobre las epizootias (63)
Por fin, no satisfecho enunciando las calamidades de la Tierra, habló, inconsecuentemente, sobre la supuesta ira del cielo, afirmando creer que el fin del mundo estaba próximo y clamando contra el egoísmo de los ricos, que agravaba el infortunio de los pobres. . Le oímos todos en silencio, cuando Leonel, más confiado, se dirigió al asistente, observando:
–¿Está viendo? Este hombre –y apuntó a Luis, cuya palabra dominaba la pequeña asamblea familiar– es el derrotismo en persona. Lo envuelve todo en términos de ceniza y de lodo, enjuicia con firmeza los desastres sociales, y conoce las zonas más tristes de la indigencia colectiva, pero no se deshace de un sólo centavo de los dos millones que posee, a favor de los que sufren desnudez y hambre...
Y después de una sonrisa irónica, agregó:
–¿Creen, acaso, que puede merecer la felicidad de seguir en un cuerpo carnal?
Silas contempló los personajes de la escena doméstica, demostrando una inmensa piedad en su semblante, y comentó:
–Leonel, todas sus observaciones son lógicas y ciertas, a primera vista. Aparentemente, Luis es un ejemplar consumado de pesimista y de usura. Pero, en el fondo, es un enfermo necesitado de compasión. Hay enfermedades del alma, que arruinan la mente por tiempo indeterminado. ¿Quién podría ser si estuviese amparado por otras influencias? Ahogado espiritualmente entre las visiones de la fortuna terrestre con que asediamos sus pensamientos, el infeliz perdió el contacto con los libros edificantes y las nobles compañías. En su ayuda, sólo cuenta con la religión dominguera de los creyentes que creen estar libres de cualquier obligación para con la fe, con tal de participar en el oficio de la adoración a Dios cada fin de semana. ¿Quién podría prever los cambios bienhechores, si pudiese recibir otro tipo de asistencia?

(63)  Epizootia (del griego “epi”, por sobre, y “zoo”, animal) es una enfermedad contagiosa que ataca a un número inusual de animales al mismo tiempo y lugar y se propaga con rapidez. Su término equivalente en medicina es epidemia (nota del traductor).

Libro Psicografiado, "Acción y Reacción", por Chico Xavier\André Luiz


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¿Porqué Fuimos Creados Sencillos e Ignorantes y no Perfectos?

Mis Conceptos Espíritas del Plano Espiritual

¿Porqué Fuimos Creados Sencillos e Ignorantes y no Perfectos?


Interpretemos correctamente el "Todos fueron creados sencillos e ignorantes" que suele estar plasmado por Kardec y coincido totalmente. Los espíritus no puede surgir de la Nada. En verdad el espíritu siempre existió y existirá porque es eterno. Lo que sucede de manera eterna, es la transmigración de "principios espirituales" o elementos espirituales a Espíritus. Así como las semillas en algún momento se convierten en árboles porque contenían la potencialidad dormida en el interior, decimos que la semilla para el futuro Espíritu está en el "elemento espiritual" o "unidad espiritual" individualizada conteniendo todos los atributos haciendo honor a otra famosa frase "Todo se encadena en la naturaleza desde el átomo primitivo hasta el arcángel, que a su vez ha empezado por el átomo".

En el caso de los espíritus, recién ingresados en la etapa humana, así como se dice que la evolución "empieza en el átomo", su inexperiencia al iniciar su etapa humana les dará la condición de ser "sencillos e ignorantes", porque no han tenido aún la posibilidad de experimentar en su corta vida como espíritus.

Se habla de su creación porque el Espíritu toma este nombre cuando entra en esta nueva etapa y deja atrás su etapa inconsciente de ser solo una Unidad Espiritual.
Según las circunstancias que ha debido atravesar, en su período de pre humanidad en los tres reinos conocidos, su ingreso a la vida humana puede inclinarlos mas hacia lo bueno o a lo malo. Todos pasaremos por las pruebas y errores inevitables por nuestra ignorancia. Algunos pasarán mas rápido y otros mas lentos, dependiendo de un montón de factores difíciles de explicitar.Esos factores no son por azar. El espíritu es responsable de todo lo que le acontece y aunque ignorante, siempre será responsable de lo que le ocurra. Como mínimo será pasible de las pruebas a repetir para mejorar, pero no como expiación por una culpa, sino para su perfección.

El espíritu no tiene culpa de cometer errores, porque parte de la  ignorancia total. Su habilidad y esfuerzo por su propia mejoría, marcará la rapidez o no de su evolución y en consecuencia su mayor o menor tiempo en sufrimiento para lograr esa superación. A medida que evoluciona el sufrimiento se transforma en plantearse desafíos de vida y vivirlos con felicidad.


Roby Delgado

Las Jóvenes

Las Jóvenes

por Dante López

Los nuevos paradigmas de la sociedad, las jóvenes mujeres de este tiempo se ven tironeadas entre los mandatos culturales, sus inquietudes de personalidad y la necesidad de sentirse realizadas en su género de mujer y madre.

Por supuesto, el rol histórico que ocupa reservado la mujer limitada a su anuncio de procreadora de hijos fue superado por las nuevas condiciones de la vida urbana. Los avances de la tecnología han facilitado enormemente los trabajos domésticos de antaño; que se ha convertido en una de las más importantes de la historia de la humanidad.

Por otro lado, las posibilidades de acceso a la educación y la exitosa participación de la mujer en el mundo del trabajo agregaron nuevos ingredientes y le dan posibilidades de actuación en ámbitos que antes le fueron vedados.

Sin dudas este proceso que lleva ya un par de generaciones alimenta un conflicto interno difícil de resolver para las mujeres de hoy. Cuando una joven se planta su vida tiene múltiples opciones y debe elegir, sabiendo que los resultados de sus consecuencias relevantes en su felicidad y en la de su entorno. En este momento, tan delicado como personal, ser consciente de que un espíritu viviendo una experiencia humana puede ser muy valiosa.

Hoy una mujer puede ser profesional, madre, esposa todo eso junto, lo importante es que lo que haga le de paz interior. En este sentido, conocer sus tendencias de espíritu le permite ayudar a encontrar los objetivos de su vida actual. El espíritu cuando programa la existencia tiene en cuenta las capacidades adquiridas y la necesidad de conquistar nuevas metas.

Muchas veces cometemos el error de no escuchar nuestra voz interior, ésa que está conectada con metas metas como espíritu. Reflexionar profundamente hacia esta búsqueda puede evitar futuras dificultades y conectarnos con nuestros propios proyectos, que son únicos.

En el hay una fórmula, cada ser tiene sus necesidades y sus propósitos de vida, el objetivo de este artículo es llamar la atención sobre un punto: Encarnamos para cumplir algunos propósitos y seremos más o menos felices en la medida que nuestro camino confluya con el que nos hemos trazado antes de encarnar. Por eso invitamos a no dejarse llevar por los parámetros de éxito y felicidad del facilismo y si buscar en la reflexión serena y tranquila el ambiente que nos permita conectarnos con nuestro Protector, entre ambos podemos encontrar el punto del equilibrio emocional, la paz interior, el interior lo que es lo mismo: el camino de nuestra vida alineado con nuestros objetivos de espíritu.

Tomado del Blog "América Espírita"

¿Qué es la Identidad Social y Cómo nos Influye?

¿Qué es la Identidad Social y Cómo nos Influye?


Cada persona es diferente, aunque tenga una identidad social compartida. Todos tenemos diferentes vivencias, que combinadas con una genética específica, constituyen lo que se entiende como mente. Al tener una mente diferente, cada persona desarrolla una identidad propia.

Sin embargo, las personas somos seres sociales, y como tales estamos en continua interacción con otras personas. En esas interacciones se forman redes sociales que dan lugar a grupos sociales. Los grupos sociales son diversos y variados y generalmente pertenecemos a varios. Algunos no los podemos elegir, la pertenencia a otros es voluntaria.

La pertenencia a estos grupos va a determinar en parte cómo somos y cómo nos comportamos porque cuando pertenecemos a un grupo tendemos a interiorizar sus normas y valores. Así, mediante diferentes procesos sociales desarrollamos lo que se denominan identidades sociales.

La identidad social
De la pertenencia a esos grupos sociales va a surgir una identidad social (Scandroglio, López y San José, 2008), una de cada grupo con la que nos vamos a identificar en mayor o menor grado. Cada grupo influirá en nosotros de una forma u otro y condicionará en cierta medida nuestra forma de pensar y de actuar. Es importante reconocer qué aspectos de nuestra conducta pueden estar condicionados por estos grupos sociales.

De este modo, vamos a tener una identidad personal y varias sociales (García-Leiva, 2005). Las diferentes identidades sociales convergerán en nosotros y harán una sola identidad personal. Por ejemplo: español, andaluz, malagueño, seguidor del Málaga y del Barcelona, fan de Pink Floyd y autores como Bukowski y Kerouac. Si nos identificamos con esta descripción, tenderemos a buscar ambientes sociales que estén en sintonía con nuestros gustos y de esta forma estaremos más o menos siendo influidos.

Sitio Web "La Mente es Maravillosa"  Leer artículo completo >>>


El Bosque de Dodona y la Estatua de Memnón

El Bosque de Dodona y la Estatua de Memnón 


Para llegar al bosque de Dodona, pasemos por la rue Lamartine 44 y detengámonos un instante en la casa del Sr. B..., donde hemos visto un mueble dócil presentarnos un nuevo problema de estática. En un número cualquiera, los asistentes se colocan alrededor de la mesa en cuestión y en un orden igualmente indistinto, ya que no hay allí ni números ni lugares cabalísticos; ellos tienen las manos apoyadas sobre el borde de la misma; ya sea mentalmente o en voz alta, hacen un llamado a los Espíritus que tienen la costumbre de aceptar su invitación. Nuestra opinión sobre ese género de Espíritus es conocida, por lo que los tratamos casi sin ceremonia. Apenas cuatro o cinco minutos hubieron transcurrido cuando un ruido claro de toc, toc se hace escuchar en la mesa, lo suficientemente fuerte como para ser escuchado en la habitación vecina, y se repite durante todo el tiempo y con la frecuencia que se desee. La vibración se hace sentir en los dedos, y al poner el oído en la mesa se reconoce sin error que el ruido tiene su fuente en la propia substancia de la madera, porque toda la mesa vibra, desde sus patas hasta la superficie.

¿Cuál es la causa de este ruido? ¿Es la madera que cruje o es – como dicen – un Espíritu? Para comenzar, apartemos toda idea de superchería; estamos en la casa de gente demasiado seria y muy bien relacionada como para divertirse a costa de los que han consentido en invitar; además, esta casa no es de manera alguna privilegiada; los mismos hechos se producen en otras cien igualmente honorables. A la espera de la respuesta, permitid una pequeña digresión.

Un joven candidato a bachiller estaba en su cuarto, ocupado en repasar su examen de Retórica; llaman a la puerta. Pienso que admitiréis que puede distinguirse la naturaleza del ruido y sobre todo su repetición, si es causado por un crujido de la madera, por la agitación del viento o por cualquier otra causa fortuita, o si es alguien que golpea para entrar. En este último caso el ruido tiene un carácter intencional que es inconfundible; esto es lo que dice nuestro estudiante. Sin embargo, para no distraerse inútilmente, quiso asegurarse poniendo al visitante a prueba. Si es alguien – dijo –, dad uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis golpes; golpead arriba, abajo, a la derecha y a la izquierda; llevad el compás, tocad la llamada militar, etcétera, y a cada una de estas órdenes el ruido obedecía con la más perfecta puntualidad. Seguramente – pensó – no puede tratarse del crujido de la madera, ni del viento, ni tampoco de un gato, por más inteligentes que se lo suponga. He aquí un hecho; veamos a qué consecuencia nos conducirán los argumentos silogísticos. Entonces hizo el siguiente razonamiento:

Escucho ruidos; por lo tanto, algo los produce. Este ruido obedece a mis órdenes; por lo tanto, la causa que lo produce me comprende. Ahora bien, lo que comprende tiene inteligencia; por lo tanto, la causa de ese ruido es inteligente. Si es inteligente, no es ni la madera ni el viento; por lo tanto, si no es ni la madera ni el viento, es alguien. Entonces fue a abrir la puerta. Puede verse que no es necesario ser un doctor para sacar esta conclusión, y consideramos a nuestro aprendiz de bachiller lo suficientemente firme en sus principios como para obtener la siguiente: Supongamos que al abrir la puerta no encuentre a nadie y que el ruido continúe exactamente de la misma manera; él proseguirá su sorites: «Acabo de probar sin réplicas que el ruido es producido por un ser inteligente, ya que responde a mi pensamiento. Siempre escucho este ruido delante de mí y es cierto que no soy yo quien golpea; por lo tanto, es otro; ahora bien, a este otro yo no lo veo: por lo tanto, es invisible. Los seres corporales que pertenecen a la Humanidad son perfectamente visibles; ahora bien, el que golpea, siendo invisible, no es un ser humano corporal. Ahora bien, ya que llamamos Espíritus a los seres incorpóreos, el que golpea – no siendo un ser corporal – es, por lo tanto, un Espíritu.»

Consideramos rigurosamente lógicas las conclusiones de nuestro estudiante; sólo que lo que hemos dado como una suposición es una realidad, en lo que respecta a las experiencias que se hacían en la casa del Sr. B... Hemos de agregar que no había necesidad de la imposición de las manos y que todos los fenómenos se producían igualmente cuando la mesa estaba aislada de cualquier contacto. De este modo, según el deseo expresado, los golpes eran dados en la mesa, en la pared, en la puerta y en el lugar designado verbal o mentalmente; indicaban la hora y el número de las personas presentes; ejecutaban el toque de tambores, la llamada militar y el ritmo de un aria conocida; imitaban el trabajo del tonelero, el chirrido de una sierra, el eco, los fuegos graneados o de pelotones y muchos otros efectos demasiado extensos de describir. Se nos ha dicho haber escuchado en ciertos Círculos imitar el silbido del viento, el murmullo de las hojas, el fragor del trueno, el embate de las olas, lo que nada tiene de sorprendente. La inteligencia de la causa se volvía patente cuando, por medio de esos mismos golpes, se obtenían respuestas categóricas a ciertas preguntas; ahora bien, es a esta causa inteligente que nosotros llamamos o, mejor dicho, que a sí misma se ha llamado Espíritu. Cuando este Espíritu quería hacer una comunicación más desarrollada, indicaba por un signo particular que quería escribir; entonces, el médium psicógrafo tomaba el lápiz y transmitía su pensamiento por escrito.

Entre los asistentes – no hablamos de aquellos que estaban alrededor de la mesa, sino de todas las personas que llenaban el salón – había los incrédulos genuinos, los medio creyentes y los fervientes adeptos, mezcla poco favorable, como sabemos. A los primeros, los dejamos de buen grado, esperando que la luz se haga para ellos. Nosotros respetamos todas las creencias, incluso hasta la incredulidad que también es una especie de creencia, cuando a sí misma se respeta lo suficientemente como para no herir las opiniones contrarias. Por lo tanto, no hablaríamos de esto si no nos proporcionara una observación útil. Su razonamiento, mucho menos prolijo que el de nuestro estudiante, se resume generalmente así: Yo no creo en los Espíritus; por lo tanto, no deben ser Espíritus. Ya que no son Espíritus, debe tratarse de una prestidigitación. Naturalmente, esta conclusión nos lleva a suponer que la mesa estaba trucada a la manera de Robert Houdin.45 Nuestra respuesta a esto es bien simple: en primer lugar, sería necesario que todas las mesas y todos los muebles estuviesen trucados, puesto que no los hay privilegiados; en segundo lugar, no conocemos ningún mecanismo lo suficientemente ingenioso para producir a voluntad todos los efectos que hemos descrito; en tercer lugar, sería necesario que el Sr. B... hubiese trucado las paredes y las puertas de su residencia, lo que es muy poco probable; finalmente, en cuarto lugar, sería necesario que se hubiera hecho trucar del mismo modo las mesas, las puertas y las paredes de todas las casas donde diariamente se producen fenómenos semejantes, lo que no es muy presumible, porque se conocería al hábil constructor de tantas maravillas.

Los medio creyentes admiten todos los fenómenos, pero están indecisos sobre la causa de los mismos. A éstos los remitimos a los argumentos de nuestro futuro bachiller.

Los creyentes presentan tres matices bien característicos: los que sólo ven en esas experiencias una diversión y un pasatiempo, y cuya admiración se expresa en estas palabras u otras análogas: ¡Es asombroso! ¡Es singular! ¡Es muy divertido! Pero no van más allá de eso. Luego vienen las personas serias, instruidas y observadoras, a las cuales no se les escapa ningún detalle y para quienes las mínimas cosas son objeto de estudio. Y finalmente se encuentran los ultracreyentes – por así decirlo – o, mejor dicho, los creyentes ciegos, a los cuales se les puede reprochar un exceso de credulidad, cuya fe no lo suficientemente esclarecida les da una confianza tal en los Espíritus, que les adjudican todos los conocimientos y principalmente la presciencia. Además, es con la mejor fe del mundo que piden noticias de todos sus asuntos, sin pensar que por dos centavos habrían sabido lo mismo del primer echador de la buenaventura. Para ellos, la mesa parlante no es un objeto de estudio y de observación: es un oráculo. No tiene en su contra sino su forma trivial y sus usos demasiado vulgares; pero si la madera de la que está hecha, en lugar de ser utilizada para las necesidades domésticas, estuviese de pie, tendríais un árbol parlante; si fuese tallada como estatua, tendríais un ídolo ante el cual los pueblos crédulos vendrían a postrarse.

Ahora crucemos los mares y veinticinco siglos, transportándonos al pie del monte Tomaros en el Epiro; allí encontraremos el bosque sagrado, cuyas encinas daban oráculos; añadid ahí el prestigio del culto y la pompa de las ceremonias religiosas, y fácilmente os explicaréis la veneración de un pueblo ignorante y crédulo que no podía ver la realidad a través de tantos medios de fascinación. La madera no es la única substancia que puede servir de vehículo a las manifestaciones de los Espíritus golpeadores. Nosotros las hemos visto producirse en la pared y, por consecuencia, en la piedra. Por lo tanto, tenemos también las piedras parlantes. Si estas piedras representasen un personaje sagrado, tendremos la estatua de Memnón, o la de Júpiter Ammón, dando oráculos como los árboles de Dodona.

Es cierto que la Historia no nos dice que esos oráculos eran dados por golpes, como lo vemos en nuestros días. En el bosque de Dodona, era por el silbido del viento a través de los árboles, por el murmullo de las hojas o el susurro de la fuente que brotaba al pie de la encina consagrada a Júpiter. Se dice que la estatua de Memnón emitía sonidos melodiosos con los primeros rayos de sol. Pero la Historia también nos dice – como tendremos ocasión de demostrarlo – que los Antiguos conocían perfectamente los fenómenos atribuidos a los Espíritus golpeadores. No hay ninguna duda de que éste es el principio de su creencia en la existencia de seres animados en los árboles, en las piedras, en las aguas, etc. Pero desde que este género de manifestaciones fue explotado, los golpes ya no eran más suficientes; los visitantes eran demasiado numerosos como para darles una sesión particular a cada uno; además, esto hubiera sido una cosa bastante sencilla: era necesario el prestigio, y desde el momento en que enriquecían el templo con sus ofrendas, era necesario retribuir su dinero convenientemente. Lo esencial era que el objeto fuese visto como sagrado y habitado por una divinidad; desde ese momento, se podía hacerle decir todo lo que se quisiera, sin tomar tantas precauciones.

Los sacerdotes de Memnón usaban – dicen – la superchería; la estatua era hueca, y los sonidos que emitía eran producidos por algún medio acústico. Esto es posible y hasta probable. Los Espíritus – incluso los simples golpeadores, que en general son menos escrupulosos que los otros – no están siempre a la disposición del primero que llegue, como ya lo hemos dicho;46 tienen su voluntad, sus ocupaciones, sus susceptibilidades y ni a unos ni a otros les gusta ser explotados por la codicia. ¡Qué descrédito para los sacerdotes si no hubieran podido hacer hablar a su ídolo en esa ocasión! Era preciso suplir su silencio y, en caso de necesidad, ayudarlo; además, era mucho más cómodo no tener tanto trabajo, al poder formular la respuesta según las circunstancias. Lo que vemos en nuestros días no prueba menos que las creencias antiguas tenían como principio el conocimiento de las manifestaciones espíritas, y es con razón que hemos dicho que el Espiritismo moderno es el despertar de la Antigüedad, pero de la Antigüedad esclarecida por las luces de la civilización y de la realidad.

Extracto de "Revista Espírita 1858", por Allan Kardec.


Los Espíritus Superiores Son las Almas de Hombres de Genio

Los Espíritus Superiores Son las Almas de Hombres de Genio

por Allan Kardec.

¿cuál es la autoridad de la revelación espiritista, ya que emana de seres cuyas luces son limitadas, y que no son infalibles? La objeción sería importante si esta revelación consistiera sólo en la enseñanza de los Espíritus, si debiéramos obtenerlo todo exclusivamente de ellos y aceptarlo con los ojos cerrados; no tiene valor hasta el momento en que el hombre le aporta el concurso de su inteligencia y de su juicio; los Espíritus se limitan a encaminarlo hacia deducciones que puede obtener de la observación de los hechos.

Además, las manifestaciones y sus variedades innumerables son los hechos; el hombre los estudia y busca la ley; le ayudan en este trabajo los Espíritus de todo orden, que son más bien unos colaboradores que reveladores en el sentido usual de la palabra; somete sus declaraciones al control de la lógica y del sentido común; de esa manera, se beneficia de los conocimientos especiales que se deben a su posición, sin abdicar al uso de su propia razón.

No siendo los Espíritus otros que las almas de los hombres, comunicándonos con ellos no salimos de la humanidad, circunstancia capital que hay que considerar. Los hombres de talento que fueron las antorchas de la humanidad vinieron pues del mundo de los Espíritus, como volvieron allí dejando la Tierra. Desde que los Espíritus pueden comunicarse con los hombres, estos mismos genios pueden darles instrucciones bajo la forma espiritual, como lo hicieron bajo la forma corporal; pueden instruirnos después de su muerte, como lo hacían en su vida; son invisibles en lugar de ser visibles, he aquí toda la diferencia. Su experiencia y su saber no deben ser menores, y si su palabra, como hombres, tenía autoridad, no la debe tener menos porque estén en el mundo de los Espíritus.

Extractos del Libro "Caracteres de la Revelación Espirita", por Allan Kardec.