El Misterio de la Muerte
Una Palabra Maldita
Por: Oscar M. García Rodríguez“¿Por qué no supimos de esto mientras vivimos en la tierra?”
Charles Drayton Thomas, “A Real World” (Un Mundo Real).
“Por favor, ayuden a comunicar a todos que existe una vida después de la muerte”.
Transcomunicación recibida en 1988 por el ingeniero alemán Hans Otto König.
Si una palabra hay en nuestro diccionario que pueda llamarse maldita, ésta es, sin ningún género de dudas, muerte. Esta aserción puede comprobarse fácilmente si pronunciamos dicho término entre los asistentes a cualquier reunión social. Las reacciones que se producirían podrían ser de este estilo: en un primer momento, sólo con escucharla, una buena parte de los presentes no podrá evitar sentir como automáticamente se les eriza el vello de la piel; a otros traerá a la memoria reminiscencias dolorosas, cercanas o lejanas, referidas a la pérdida de seres queridos; habrá también quien sienta un involuntario estremecimiento al evocar cierta película vista últimamente, en la cual se mostraban algunas supuestas escenas con las inquietantes situaciones que, se especula, puede ocultar esa temida frontera; y hasta es posible, incluso, que alguien de los presentes considere que el sólo hecho de evocar un tema tan “desagradable”, es un signo de muy mal gusto.
Pero como sucede con toda palabra maldita, también ésta tiene su contraparte morbosa, de tal manera que es bastante probable que entre ese mismo colectivo surja la voz de quien diga que puesto que ha surgido un tema tan interesante, es una buena oportunidad para comenzar a contar historias de miedo, de fantasmas y aparecidos, sobre todo si la reunión social ha llegado ya, como suele ser habitual, a altas horas de la madrugada. Finalmente, podría suceder – ¿por qué no? – que alguna voz se alzase representando una postura más constructiva, racional o lógica – y por eso mismo, más rara – manifestando que éste es un tema cuyo debate, estudio e investigación merecen las mayores atenciones y que, por tanto, se debería enfrentar como cualquier otro aspecto de la realidad todavía indescifrado por el género humano; es decir, tendría que ser abordado sin preconceptos, con rigor, libertad y honestidad.
Resulta sorprendente y contradictorio a un tiempo que en una sociedad como la nuestra, supuestamente orientada y educada mayoritariamente bajo presupuestos espirituales religiosos – en los que aparece formando parte de sus contenidos esenciales, la idea de una realidad espiritual trascendente en el ser humano -, el tema de la muerte se haya convertido en un auténtico tabú.
Tomado del Blog "Grupo Espírita de La Palma"