6 de junio de 2019

Hay una Infinidad de Grados de Opositores al Espiritismo

Espiritismo, librepensador,  Allan Kardec,

Hay una Infinidad de Grados de Opositores al Espiritismo

por Allan Kardec.

Hay una infinidad de grados de opositores al Espiritismo, entre los cuales se pueden contar los incrédulos por pusilanimidad: el valor les vendrá cuando vean que los otros no se queman; los incrédulos por escrúpulo religioso: un estudio ilustrado les enseñará que el Espiritismo se apoya sobre las bases fundamentales de la religión, y que respeta todas las creencias, que uno de sus efectos es dar sentimientos religiosos a aquellos que no los tienen, y fortificarlos en los que están vacilantes. Después vienen los incrédulos por orgullo, por espíritu de contradicción, por indolencia, por ligereza, etc.

No podemos omitir una categoría que llamaremos la de los incrédulos por decepciones. Comprende las personas que han pasado de una confianza exagerada a la incredulidad, porque han probado contrariedades; entonces desanimados, todo lo han abandonado, todo lo han desechado. Están en el caso de aquel que negaría la buena fe, porque habría sido engañado. Esto es también el resultado de un estudio incompleto del Espiritismo, y de falta de experiencia. El que está mixtificado por los Espíritus, generalmente es porque les pide lo que no pueden o no deben decir, o porque no está bastante ilustrado sobre la cosa para discernir la verdad de la impostura. Muchos, por otra parte, no ven en el Espiritismo sino un nuevo medio de adivinación, y se imaginan que los Espíritus son hechos para decir la buenaventura; pero los Espíritus ligeros y burlones se presentan y se divierten a sus costas: así es que ellos anunciarán marido a las jóvenes solteras; a los ambiciosos, honores, herencias, tesoros ocultos, etc.; de ahí muchas veces decepciones desagradables, pero de las cuales el hombre serio y prudente sabe siempre preservarse.

Una clase muy numerosa, la mayor de todas, pero que no podría colocarse entre los opositores, es la de los que vacilan; éstos son generalmente espiritualistas por principio, entre la mayor parte hay una vaga intuición de las ideas espiritistas, una aspiración hacia alguna cosa que no pueden definir; sólo falta a sus pensamientos el ser coordinados y formulados; el Espiritismo es para ellos como un rayo de luz: es la claridad que disipa la niebla: así es que lo acogen con ahínco, porque les libra de las angustias de la incertidumbre.

Extractos de "El Libro de los Médiums", por Allan Kardec.


El Alcance de esa Palabra Certeza

Espiritismo, librepensador,  Allan Kardec,

El Alcance de esa Palabra Certeza

por Allan Kardec.

La fuente principal del progreso de las ideas espíritas está en la satisfacción que procuran a todos aquellos que profundizan en ellas, y que ven algo más que un fútil pasatiempo; así, como se quiere la felicidad ante todo, no es sorprendente que uno se adhiera a una idea que le da felicidad.
Hemos dicho en otra parte que en cuestión de Espiritismo el periodo de curiosidad ha pasado, y el del razonamiento y filosofía le ha sucedido. La curiosidad tiene su tiempo: una vez satisfecha, pierde su interés y se pasa a otra cosa; no ocurre lo mismo con lo que se dirige al pensamiento serio y al juicio.

Sobretodo, El Espiritismo ha progresado desde que es mejor comprendido en su esencia íntima, desde que se le ve su alcance, porque toca la cuerda más sensible del hombre: la de su felicidad, mismo en este mundo; he ahí la causa de su propagación, el secreto de la fuerza que le hará triunfar. Todos vosotros que le atacáis, ¿queréis un modo certero de combatirlo con eficacia? Os lo voy a indicar.

Reemplazadlo por algo mejor; encontrad una solución MÁS LÓGICA a todas las cuestiones que resuelve; dad al hombre OTRA CERTEZA que le haga más feliz, y comprended bien el alcance de esa palabra certeza, porque el hombre solo acepta como cierto lo que le parece lógico; no contentaros con decir que eso no es así, es demasiado fácil; probad, no con una negación, más con hechos, que eso no es, no ha sido jamás y NO PUEDE SER; probad en fin que las consecuencias del Espiritismo no sirven para volver al hombre mejor por la práctica de la más pura moral evangélica, moral que se loa mucho, pero que se práctica muy poco. Cuando habréis hecho así, seré el primero en inclinarme ante vosotros.

Hasta entonces, permitidme que mire vuestras doctrinas, que son la negación de todo porvenir, como la fuente del egoísmo, gusano roedor de la sociedad, y, en consecuencia, como un verdadero flagelo. Si, el Espiritismo es fuerte, más fuerte que vosotros, porque se apoya sobre las bases mismas de la religión: Dios, el alma, las penas y las recompensas futuras basadas en el bien y el mal que se haya hecho; vosotros, os apoyáis sobre la incredulidad; convida a los hombres a la felicidad, a la esperanza, a la verdadera fraternidad; vosotros, le ofrecéis la NADA como perspectiva y el EGOISMO como consolación; lo explica todo, vosotros no explicáis nada; prueba por los hechos, y vosotros no probáis nada; ¿como queréis que se dude entre las dos Doctrinas?

Extracto de la Revista Espírita 1860, por Allan Kardec.



MI COMENTARIO
Todos aquellos que quieran combatir el Espiritismo se les debe pedir que den una solución o respuestas a las tantas preguntas, con un argumento mas lógico y racional que el expresado en la doctrina espírita.
El Espiritismo tiene su fortalece en la base de la racionalidad. Muchas respuestas no pueden demostrar su certeza, porque estamos hablando de espiritualidad. Pero si puede aceptarse una verosimilitud cuando se encuadran una serie de circunstancias que darían resultado positivo aunque indemostrable como lo hace la ciencia con la materia.


Reflexiones: La ventana del hospital

Reflexiones: La ventana del hospital


Dos hombres, seriamente enfermos, ocupaban la misma habitación en el hospital. A uno de ellos se le permitía estar sentado una hora todas las tardes para que los pulmones drenaran sus fluidos. Su cama daba a la única ventana de la habitación.

El otro hombre tenía que estar tumbado todo el tiempo. Los dos se hablaban mucho. De sus mujeres y familiares, de sus casas, trabajos, el servicio militar, dónde habían estado de vacaciones.

Y todas las tardes el hombre que se podía sentar frente a la ventana, se pasaba el tiempo describiendo a su compañero lo qué veía por la ventana. Éste, solamente vivía para esos momentos donde su mundo se expandía por toda la actividad y color del mundo exterior.

La ventana daba a un parque con un bonito lago. Patos y cisnes jugaban en el agua mientras los niños capitaneaban sus barcos teledirigidos. Jóvenes amantes andaban cogidos de la mano entre flores de cada color del arco iris. Grandes y ancestros árboles embellecían el paisaje, y una fina línea del cielo sobre la ciudad se podía ver en la lejanía.

Mientras el hombre de la ventana describía todo esto con exquisito detalle, el hombre al otro lado de la habitación cerraba sus ojos e imaginaba la pictórica escena.

Una cálida tarde el hombre de la ventana describió un desfile en la calle. Aunque el otro hombre no podía oír la banda de música- se la imaginaba conforme el otro le iba narrando todo con pelos y señales. Los días y las semanas pasaron.

Una mañana, la enfermera entró para encontrase el cuerpo sin vida del hombre al lado de la ventana, el cual había muerto tranquilamente mientras dormía. Se puso muy triste y llamó al doctor para que se llevaran el cuerpo. Tan pronto como consideró apropiado, el otro hombre preguntó si se podía trasladar al lado de la ventana. La enfermera aceptó gustosamente, y después de asegurarse de que el hombre estaba cómodo, le dejó solo.

Lentamente, dolorosamente, se apoyó sobre un codo para echar su primer vistazo fuera de la ventana. Finalmente tendría la posibilidad de verlo todo con sus propios ojos.

Se retorció lentamente para mirar fuera de la ventana que estaba al lado de la cama. Daba a un enorme muro blanco. El hombre preguntó a la enfermera qué había pretendido el difunto compañero contándole aquel maravilloso mundo exterior.

Y ella dijo: – Quizás sólo quería animarle.