La religión y el Espiritismo en favor de la felicidad
por Allan Kardec.Si la religión, apropiada en un principio a los conocimientos limitados de los hombres, hubiese seguido siempre el movimiento progresivo del espíritu humano, no habría incrédulos, porque está en la del hombre la necesidad de creer, y creerá si se le da un alimento espiritual en armonía con sus necesidades intelectuales.
El hombre quiere saber de dónde viene y a dónde va. Si se le señala un fin que no corresponda ni a sus aspiraciones ni a la idea que se forma de Dios, ni a los datos positivos que le suministre la ciencia; si además se le imponen para alcanzarlo condiciones cuya utilidad no admite su razón, todo lo rechaza. El materialismo y el panteísmo le parecen aún más racionales, porque en ellos se discute y se raciocina. Es un raciocinio falso, es verdad, pero prefiere razonar en falso a dejar de razonar. Pero que se le presente un porvenir con condiciones lógicas, digno en todo de la grandeza, de la justicia y de la infinita bondad de Dios, y abandonará el materialismo y el panteísmo, cuyo vacío siente en su fuero interno, y que admitió únicamente por no saber nada mejor.
El Espiritismo da algo mejor, y por eso es acogido tan fervorosamente por todos aquellos a quienes atormenta la punzante incertidumbre de la duda, y que no encuentran ni en las creencias ni en las filosofías vulgares lo que buscan. Tiene a su favor la lógica del raciocinio y la sanción de los hechos, y por esto se le ha combatido inútilmente.
El hombre tiene instintivamente la creencia en el porvenir. Pero no teniendo hasta hoy ninguna base cierta para definirlo, su imaginación ha forjado sistemas que han traído la diversidad de creencias. No siendo la doctrina espiritista sobre el porvenir una obra de imaginación más o menos ingeniosamente expresada, y sí el resultado de la observación de hechos materiales que se desarrollan hoy a nuestra vista, reunirá, como lo hace ya actualmente, las opiniones divergentes o flotantes, y traerá poco a poco y por la fuerza natural de las cosas la unidad de creencias sobre este punto, creencia que no tendrá por base una hipótesis, sino una certeza. La unificación hecha en lo relativo a la suerte de las almas será el primer punto de contacto entre los diferentes cultos, un paso inmenso hacia la tolerancia religiosa primero, y más tarde hacia la fusión.
Conceptos Extractados de "El Cielo y el Infierno", por Allan Kardec.
MI COMENTARIO
No pasa por creer en algo para simplemente cubrir una necesidad inherente en el ser humano de tener esperanza de trascender la muerte. Mi creencia está sustentada por la aceptación por mi intuición y mi razón, de que existe la vida después de la muerte. Que existen espíritus a pesar que no tengo la mediumnidad para verificarlo personalmente.
Digo esto, porque muchos escépticos tildan a los creyentes de llevar adelante unos conceptos de reencarnaciones por el hecho de tener arraigado un temor a que todo termine después de la muerte y por esto se inventan estas historias de vidas sucesivas para suplir su desesperanza.