Ideas innatas
por Nubor Orlando FacureAlgunos comportamientos humanos revelan una aparente complejidad como, por ejemplo, la expresión de asco frente a un alimento que huela mal. Son, sin embargo, instintivos y relacionados directamente con la sobrevivencia, que es nuestro mecanismo de autodefensa más eficiente. Históricamente, algunos filósofos insistían en negar cualquier conocimiento innato o instintivo en el ser humano. Naciendo como una página en blanco, todo comportamiento necesitaba pasar primero por los sentidos para después sedimentarse en la mente.
Cualquiera de nosotros que pasó por la experiencia de acompañar el cotidiano crecimiento de los hijos, tiene múltiples oportunidades de sorprenderse con el desempeño de ellos en el habla, en la construcción de las frases, en la creación de situaciones inesperadas, en la elección de los juguetes, en la interpretación de hechos nuevos y principalmente en las preguntas que hacen, revelando un comportamiento que “nace hecho” o una elección que “nadie enseñó”.
La Doctrina Espírita añade la “dimensión espiritual” en la construcción de la naturaleza humana resaltando su complejidad.
El cuerpo físico es vestimenta transitoria que da al Espíritu el instrumento necesario para manifestarse en el mundo en que vivimos.
Reencarnando en vidas sucesivas, tenemos oportunidad de renovar experiencias, redimir faltas, revaluar aciertos y errores y proyectarnos compromisos futuros.
Nada ocurre por casualidad, Dios es creador y sus prepuestos orientan nuestros destinos. Estamos todos incluidos en el proyecto de progreso incesante que nos elevará al nivel de Espíritus Superiores.
El “principio inteligente” con el cual inauguramos la vida recorrió las diversas escalas evolutivas empeñándose en la adquisición de reflejos, de instintos, de automatismo y de racionalidad hasta alcanzar la condición humana que disfrutamos hoy.
La evolución de la mente sugestionó y dirigió las necesidades de la evolución del cuerpo.
Extractado del Blog Córdoba Espírita.