23 de marzo de 2019

La muerte y su misterio


La muerte y su misterio

por Camilo Flammarion.

No hay ruptura ni solución de continuidad entre esta vida y la otra; la personalidad no desaparece; hay, eso sí, una diferencia considerable de estado; no hay más bienes materiales, ni dolores físicos, ni enfermedades. Generalmente los muertos no se dan cuenta de su nuevo estado; sufren de sueño, tienen ensueños incoherentes; a veces sus facultades se acrecientan. La maravillosa metamorfosis de los insectos desde la larva a la crisálida y a la mariposa, nos da una idea lejana y torpe del fenómeno póstumo de la vida. Es la Psiquis que despliega sus alas; es la vida espiritual en el éter; la proyección de las facultades a través de la inmensidad. El espíritu desencarnado no esta confinado en nuestro espacio, vive en la cuarta dimensión, en el "hiper-espacio".

Con mucha dificultad puede comunicarse con los VIVOS, para lo cual es menester entrar en nuestra esfera de actividad, penetrar en los cerebros, materializarse -— por decirlo así, —y expresarse por medios mecánicos. La acción de los seres invisibles sobre nosotros es posible que sea más general de lo que parece y puede pasar desapercibida para la mayoría; en realidad estamos muy preocupados por las exigencias de la vida, para reparar en ella.

Hay que reconocer que estas manifestaciones postumas no son las que esperábamos de acuerdo con nuestras observaciones terrestres de costumbre. Flotan al lado mismo de lo que nos parece que debería ser.

Es un mundo totalmente distinto, un mundo desconocido inexplorado y de aspecto incomprensible el que debemos estudiar, y del cual es difícil separar nuestra propia asociación de ideas terrenal.
Estas dificultades son para nosotros un obstáculo casi insalvable, y nos obligan a usar una reserva extrema en nuestra interpretaciones. ¡Cuántas objeciones se nos antojan! Parecería que nuestros más queridos amigos debieran estar a nuestra disposición y manifestarse continuamente. Seres de quienes esperamos un testimonio, permanecen mudos.

En cambio, las manifestaciones son generalmente, de una vulgar trivialidad y nada nos dicen sobre "el más allá". Los espíritus superiores que en cualquier ramo del saber humano, como ser filósofos, sabios, escritores y artistas, han contribuido al progreso de la humanidad, no han vuelto para instruirnos. Estas objeciones y cien otras más, obstaculizan nuestro leal deseo de conocer la verdad; mencionémoslas, sin renunciar, por ello, a nuestro estudio: por lo pronto, nos invitan a pensar que no hay entre los muertos más igualdad que entre los vivos: una infinita diversidad distingue los espíritus entre si, desde los más elevados a los más humildes.

Provisoriamente todo cuanto podemos afirmar es que la disolución del cuerpo no suprime el espíritu y que en determinadas circunstancias, éste puede probar su supervivencia. Conjuntamente con el mundo material existe un mundo psíquico cuya realidad es tan segura como la del mundo visible. Ambos mundos se interpenetran.

Conceptos Extractados de "La Muerte y su Misterio", por Camilo Flammarion.

ESPIRITISMO - Nombre propio

ESPIRITISMO - Nombre propio


Las cuestiones alusivas al espíritu, en virtud de las creencias y de los mitos que históricamente lo rodearon, siempre fueron, y siguen siendo, un terreno fértil para en él, incidir el misticismo, las creencias y prácticas más extremas e irracionales. El espiritismo no quedó libre a ese tipo de influencia.

Por la interpretación de que, además de sus reconocidos aspectos científico y filosófico, podría en él contemplarse también un aspecto religioso, lo convirtieron simplemente en otra secta cristiana.

Herculano Pires, eminente pensador espírita brasileño, registra en su "Curso Dinámico de Espiritismo": "Lo que impidió la expansión del Espiritismo en la Europa del siglo pasado, de manera de poder renovar la vieja concepción de mundo aún dominante, fue simplemente su aspecto religioso. Como el Cristianismo Primitivo, el Espiritismo fue acogido con ansiedad por las capas pobres de la población que lo convirtieron por todas partes en una nueva secta cristiana.

No se puede dejar de reconocer que es hora de rectificar rumbos. Que ya no se debe confundir la ciencia, la filosofía y la ética del espiritismo con la religión cristiana, tan distantes y radicalmente opuestos están los postulados teóricos de uno y de otro. Pero, para ello, hay que reconocernos como verdaderos espíritas, dispuestos a preservar ese rico patrimonio llamado, originaria y originalmente, espiritismo. Esta es, además, una buena denominación. Tan bueno y tan elocuentemente fiel a los objetivos de su fundador que no conviene de sustituirla por otra. Hasta porque no será nada fácil encontrarla.

Cada vez que se suman esfuerzos en busca de una nueva denominación para ese movimiento de ideas, se concluye que no hay otra mejor que espiritismo.

Extractado del Blog Opiniones.
MI COMENTARIO
Cambiar la denominación "espiritismo" sería conveniente. Eliminaría a todas esas corrientes que lo han ensuciado y desprestigiado con prácticas vulgares.
Claro que es difícil renunciar a una palabra que además fue creada especialmente por su principal difusor en una doctrina.

La vida más allá de la muerte


La vida más allá de la muerte

Por João Luiz Romao

En 1998 fue lanzado en Brasil el libro La rueda de la vida: memorias de la vida y la muerte , psiquiatra estadounidense Elisabeth Kübler-Ross, quien en esta obra su autobiografía. A partir de una determinada fase de su vida profesional como médica, la Dra. Kübler-Ross se lanzó como pionera en la investigación del fenómeno de la muerte y del morir, específicamente en pacientes terminales. Y después de décadas de investigaciones, entrevistas, libros publicados y la vivencia del día a día con el dolor de aquellos que están muriendo, llega a la siguiente conclusión: ¡la muerte no existe!

Para nosotros, espíritas, es una afirmación más que natural. Pero, Elisabeth Kübler-Ross sufrió muchas persecuciones y prejuicios a partir de esa postura, principalmente de los compañeros de profesión. En estas memorias se relata todo su proceso de descubrimiento de la inexistencia de la muerte, habiendo participado en varias reuniones de intercambio mediúmnico a partir de los años 70, en las que encontró el estímulo de sus amigos desencarnados para continuar su principal tarea: decir al mundo que la muerte no existe.

En cierto punto de su libro, en el capítulo titulado "La vida más allá de la muerte", relata que a pesar de haber tratado durante varios años de enfermos terminales y con ellos convivido, no creía en la vida después de la muerte. Pero los hechos vendrían a probar lo contrario.

Alrededor de 1973 la Dra. Kübler-Ross, junto con sus asistentes, habían entrevistado, aproximadamente, veinte mil personas al borde de la muerte. Lo interesante es que los relatos eran muy similares. A partir de ellos llegó a una nueva definición de muerte diferente de la definición tradicional como el fin de todo. Pasó a considerar como prueba la de que el hombre posee (o es) un Espíritu (o alma) y que además de la existencia física, algo sobrevivía y continuaba.

Extractado del Blog O Blog dos Espíritas.

MADAME KARDEC

MADAME KARDEC

(1795 – 1883) Francia – Amélie Gabrielle Boudet


Amélie Gabrielle Boudet, nació en Thiais, comuna del Departamento parisiense de Valle del río Marne (parte sudeste del antiguo Departamento del Sena), el 23 de noviembre de 1795.

Hija única de Julien-Lois Boudet, propietario y escribano –por lo tanto un hombre de buena posición social, y de Julie-Loise Seigneat de Lamcombe.

Al mostrar desde temprano un gran vivacidad y un fuerte interés por los estudios, ella no fue un problema para sus padres, a la par de una fina educación moral, le proporcionaron esmerados dotes intelectuales. Después de cursar la escuela primaria, se estableció en París con la familia e ingresó en una Escuela Normal, donde obtuvo el diploma de Profesora de Enseñanza Superior. Era profesora de Letras y de Bellas Artes, con inclinación a la Poesía y el Dibujo.

Culta e inteligente, llegó a publicar tres obras:

“Cuentos Primaverales” (1825)
“Nociones de Dibujo” (1826)
“Lo Esencial en Bellas Artes” (1828)

Viviendo en París, en el mundo de las letras y de la enseñanza, quiso el destino que un día la Srta. Amélie Boudet se encontrase con el Prof. Hippolyte León Denizard Rivail.

De estatura baja, pero bien proporcionada, de ojos pardos y serenos, gentil y graciosa, vivaz en los gestos y en la palabra, que denotaba una profundidad de espíritu, Amélie –que además sumaba a todos estos predicados una sonrisa tierna y bondadosa-, luego se hizo notar por el circunspecto Prof. Rivail.

El 6 de febrero de 1832 se firmaba el acta de matrimonio. Ella tenía 9 años más que él, pero su jovialidad física y espiritual era tal que aparentaba, a vista de todos, tener la misma edad del marido. Nunca esta diferencia fue un obstáculo para la felicidad de ambos.

Prueba de la delicadeza de este amor, es la descripción que hace Léon Denis -registrada en las Memorias del Congreso Espírita de 1925-. Se deparó en la escena en que demuestra la personalidad gentil de Kardec y el amor por Amélie: “Lo encontré sobre un pequeño banco, junto a un gran cerezo, recogiendo frutos que lanzaba a la Sra. Allan Kardec, escena bucólica, que contrastaba con graves preocupaciones“.

La esposa de Denizard Rivail, le dio todo su apoyo en el Instituto fundado en 1826 y su colaboración habría de extenderse a través de los años.

En Gaby -como la llamaba su esposo-, Kardec tuvo siempre a la compañera que lo apoyaba en los días difíciles del Espiritismo. Juntos enfrentaron las pérdidas materiales, las calumnias que se elevaban contra el Codificador de la Doctrina Espírita, las dificultades en la sociedad parisiense, la crítica mordaz que brotaba de los periódicos. Pero también juntos vieron nacer la consoladora Doctrina de los Espíritus, amaron la educación y las artes, estimularon el bien y la caridad. Nunca tuvieron hijos (según consta en la Revue Spirite de 1862) pero dejaron millares de hijos espirituales.

Allan Kardec no se olvidó de todo lo que hizo su esposa por él y lo registró en la Revista Espírita (año 1865, página 164); al hablar de sus sacrificios en pro del Espiritismo, dijo textualmente: “Mi mujer se adhirió plenamente a mis intentos y me secundó en mi laboriosa tarea, como hace aún, a través de un trabajo frecuentemente por encima de sus fuerzas, sacrificando, sin pesar, los placeres y las distracciones del mundo a los cuales por su posición familiar se había habituado".

Ante la inesperada partida de Rivail (31 de marzo de 1869), Amélie pasa a ser la protagonista y toma las principales decisiones del movimiento espírita francés, contando con la ayuda de Pierre-Gaetan Leymarie -amigo y colaborador del matrimonio-.

Poco tiempo después, Amélie como única heredera y propietaria de los derechos de los libros doctrinarios, de la Revue Spirite y probablemente la mayor accionista de la Librería Espiritista y de Ciencias Psicológicas, dona el excedente anual de dichos beneficios a la Caja General del Espiritismo, que confía a un tesorero encargado de la gerencia de los fondos. En Septiembre de 1869, se constituye una Sociedad Anónima con el capital acumulado de la Caja General; que en 1874 se transforma en Sociedad Continuadora a pedido de Madame Kardec, quién años después lega todos sus bienes a esta Sociedad.

A pesar de su avanzada edad Mme. Kardec, demostraba una voluntad de trabajo fuera de lo común. Gracias a su visión, empeño y devoción, la Doctrina pudo crecer a pasos agigantados.

Mme. Kardec desencarnó el 21 de enero de 1883, a los 87 años. Su cuerpo fue sepultado junto al de su esposo.

Pierre-Gaetan Leymarie, por ocasión de la desencarnación de Amélie, reveló cuán importante fue ella en la estructuración del Espiritismo: “La publicación de “El Libro de los Espíritus” y la “Revue Spirite”, se debió en gran parte a la firmeza de ánimo, a la insistencia y perseverancia de Madame Kardec”.

Fuentes consultadas:
Florentino Barrera, “La Sociedad de París”
Florentino Barrera, “Resumen Analítico de las Obras de Allan Kardec”
Zêus Wantuil – Francisco Thiesen, “Allan Kardec – el educador y el codificador”
Revista Espírita, Fundada en 1858 por Allan Kardec, Edición en Español, N° 4, Año 2004.

Extractado de Confederación Espírita Argentina.