ESPIRITISMO - Nombre propio
Las cuestiones alusivas al espíritu, en virtud de las creencias y de los mitos que históricamente lo rodearon, siempre fueron, y siguen siendo, un terreno fértil para en él, incidir el misticismo, las creencias y prácticas más extremas e irracionales. El espiritismo no quedó libre a ese tipo de influencia.
Por la interpretación de que, además de sus reconocidos aspectos científico y filosófico, podría en él contemplarse también un aspecto religioso, lo convirtieron simplemente en otra secta cristiana.
Herculano Pires, eminente pensador espírita brasileño, registra en su "Curso Dinámico de Espiritismo": "Lo que impidió la expansión del Espiritismo en la Europa del siglo pasado, de manera de poder renovar la vieja concepción de mundo aún dominante, fue simplemente su aspecto religioso. Como el Cristianismo Primitivo, el Espiritismo fue acogido con ansiedad por las capas pobres de la población que lo convirtieron por todas partes en una nueva secta cristiana.
No se puede dejar de reconocer que es hora de rectificar rumbos. Que ya no se debe confundir la ciencia, la filosofía y la ética del espiritismo con la religión cristiana, tan distantes y radicalmente opuestos están los postulados teóricos de uno y de otro. Pero, para ello, hay que reconocernos como verdaderos espíritas, dispuestos a preservar ese rico patrimonio llamado, originaria y originalmente, espiritismo. Esta es, además, una buena denominación. Tan bueno y tan elocuentemente fiel a los objetivos de su fundador que no conviene de sustituirla por otra. Hasta porque no será nada fácil encontrarla.
Cada vez que se suman esfuerzos en busca de una nueva denominación para ese movimiento de ideas, se concluye que no hay otra mejor que espiritismo.
Extractado del Blog Opiniones.
MI COMENTARIO
Cambiar la denominación "espiritismo" sería conveniente. Eliminaría a todas esas corrientes que lo han ensuciado y desprestigiado con prácticas vulgares.
Claro que es difícil renunciar a una palabra que además fue creada especialmente por su principal difusor en una doctrina.