De Los Mediums
Los Seres Invisibles de un Orden Inferior Pueden ser Benévolos
por Allan Kardec.Partiendo de este principio: que las manifestaciones físicas espontáneas tienen por objeto llamar nuestra atención sobre algo, se sigue lógicamente la conveniencia de conocer ese objeto, y para ello, hay que interrogar al ser invisible que se quiere comunicar. El Espíritu puede desear algo para sí mismo o para la persona por la cual se manifiesta: en uno y otro caso, es probable. como hemos dicho, que si se le satisface, cese en las visitas. Véase, además, otro medio, fundado, como el precedente, en la observación de los hechos.
Los Seres invisibles que revelan su presencia por efectos sensibles, son, por lo general. Espíritus de un orden inferior, a los que se puede dominar por el ascendiente moral; y este ascendiente es el que precisamos buscar y dirigir. Lejos, pues, de mostrarnos sumisos a sus caprichos, es preciso oponer la voluntad y obligarles a obedecer, lo que no impide la condescendencia en todas las peticiones justas y legítimas que puedan hacernos. Todo depende de la naturaleza del Espíritu que se comunique Puede ser inferior, pero benévolo, y venir con buenas intenciones. De esto es de lo que debemos asegurar nos, lo que se logra fácilmente por la naturaleza de las comunicaciones Pero no le preguntemos si es un buen Espíritu; porque, sea quien fuere, la respuesta será siempre afirmativa. No hay ningún bribón que no quiera pasar por hombre honrado.
Para alcanzar este ascendiente, es necesario pasar al sujeto del estado de médium natural al de médium facultativo. Entonces se produce un efecto análogo al que tiene lugar en el sonambulismo. Se sabe que el sonambulismo natural cesa generalmente cuando se le reemplaza por el sonambulismo magnético. No se detiene la facultad emancipadora del alma: se le da otro curso solamente.
Lo mismo ocurre con la facultad medianímica. A este efecto, en lugar de entorpecer los fenómenos, lo que raramente se consigue, y cuándo se consigue, no es sin peligro, es preciso excitar al médium a reproducirlos a su voluntad imponiéndose al Espíritu. Por este medio llega a dominarle, y de un dominador en ocasiones tiránico, hace un ser subordinado y no pocas veces dócil.
Un hecho digno de notar, justificado por la experiencia, es que en parecidos casos, un niño tiene tanta, y frecuentemente mas autoridad que un adulto: nueva prueba, en apoyo de este punto capital de la doctrina, de que el Espíritu sólo es niño por el cuerpo, y que tiene adquirido un desenvolvimiento necesariamente anterior a su encarnación actual: desenvolvimiento que le puede dar ascendiente sobre los Espíritus que le son inferiores.
Extractos del Libro "Manual Práctico", por Allan Kardec.