14 de noviembre de 2019

Centro coronario

Cuerpo Espiritual

Centro coronario


Tenemos particularmente, en el centro coronario, el punto de interacción entre las fuerzas determinantes del Espíritu y las formas fisiopsicosomáticas organizadas.

De él parte, por ello, la corriente de energía vital formada de estímulos espirituales con acción difusora sobre la materia mental que lo envuelve, trasmitiendo a los demás centros del alma los reflejos vivos de nuestros sentimientos, ideas y acciones, tanto como esos mismos centros, interdependientes entre sí, imprimen tales reflejos en los órganos y demás sectores de nuestra constitución particular plasmando, en nosotros, los efectos agradables o desagradables de nuestra influencia y conducta.

La mente elabora las creaciones que fluyen de su voluntad, apropiándose de los elementos que la circundan, y al centro coronario le incumbe, automáticamente, la función de fijar la naturaleza de la responsabilidad que tenga al respecto, imprimiendo, en el propio Ser, las consecuencias felices o desdichadas de sus resoluciones de conciencia en el campo del destino.

Estructura mental de las células

Es importante considerar además que nosotros, los desencarnados, estudiamos en la actualidad, en la esfera que nos es propia, la estructura mental de las células, a efecto de iniciarnos en el aprendizaje superior con una mayor amplitud de conocimiento acerca de los fluidos que integran la atmósfera de nuestra manifestación, todos ellos de origen mental y todos entretejidos con la esencia de la materia primitiva, o Hálito Corpuscular de Dios, de que se compone la base del Universo infinito.

Extractos del Libro "Evolución en dos mundos", por André Luiz-Chico Xavier

Libro "Acción y Reacción" Chico Xavier\André Luiz « parte 43 »


Libro "Acción y Reacción" Chico Xavier\André Luiz « parte 43 »

En la tercera noche de nuestra permanencia en la casa, el instructor Druso nos invitó para que asistiéramos a la oración.
Silas nos indicó que tendríamos oportunidad de realizar interesantes estudios.
El servicio de la oración en conjunto, dos veces por semana, era realizado en la Mansión, en un local apropiado y, en el curso de las actividades correspondientes se materializaban, habitualmente, uno y otro de los orientadores que, desde más altas esferas, supervisaban la Institución.
En esas ocasiones, Druso y los asesores más responsables, recibían órdenes e instrucciones, relacionadas con los numerosos procesos de servicio en curso. Se contestaban las preguntas y se indicaban órdenes de trabajo. E incluso nosotros, de paso en el establecimiento, podríamos presentar cualquier duda o hacer cualquier pregunta, en la seguridad de que seríamos atendidos.
Me alegré.
Hilario, algo preocupado, preguntó si debíamos actuar de alguna forma en especial, y el asistente nos dijo que era suficiente mantener el corazón y la mente libres de cualquier idea o sentimiento indignos de la reverencia y de la confianza que nos compete dedicar a la divina Providencia, debiendo ser, por el contrario, compatibles con la fraternidad que nos debemos sinceramente unos a otros.
Por algunos instantes, rogué la inspiración de Jesús para que mi presencia no fuese motivo de perturbación en aquel ambiente amigo que se proponía acogernos.
Luego, siguiendo al compañero, Hilario y yo tuvimos acceso a una sala sencilla, en la que Druso nos recibió sonriente y bondadoso.
Una amplia mesa, rodeada de modestos sillones en los que se acomodaban diez personas, siete mujeres y tres hombres, ponía de relieve el gran sillón en que se sentaría el director de la casa.
En otro lado, enfrente de nosotros, se hallaba una gran pantalla transparente, que medía aproximadamente seis metros cuadrados.
Fuera del círculo de personas que evidentemente prestarían cooperación más estrecha en la tarea en perspectiva, se hallaban tres asistentes, cinco enfermeros, dos señoras de aspecto humilde, Silas y nosotros.
Dispusimos de algún tiempo para entablar una conversación edificante y discreta.
Aproveché la oportunidad para preguntar al atento amigo, algo sobre las funciones de los diez compañeros que se hallaban alrededor del jefe de la casa, como si intentasen fortalecer su pensamiento.
Silas no se hizo de rogar y aclaró:

Libro Psicografiado, "Acción y Reacción", por Chico Xavier\André Luiz


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Necesidad de la Encarnación

Resurrección y Reencarnación

Necesidad de la Encarnación


 ¿Es un castigo la encarnación y sólo están sujetos a ella los Espíritus culpables?

El tránsito de los Espíritus por la vida corporal es necesario para que puedan cumplir, con la ayuda de una acción material, los designios cuya ejecución Dios les confió; es necesario para ellos mismos porque la actividad que están obligados a desempeñar ayuda el desarrollo de su inteligencia.
Pero la encarnación, para todos los Espíritus, sólo es un estado transitorio; es un deber que Dios les impone al empezar su vida, como primera prueba del uso que harán de su libre albedrío.

Los que desempeñan ese deber con celo, pasan rápidamente y con menos pena los primeros grados de iniciación, y gozan más pronto del fruto de sus trabajos. Por el contrario, aquellos que hacen mal uso de la libertad que Dios les concede, retardan su adelanto; así es que por su obstinación, pueden prolongar indefinidamente la necesidad de reencarnarse, y entonces es cuando la encarnación se torna un castigo.

Tomado del Blog "Amanecer Espírita"

Da Pena ver a tanta Gente Camino del Suicidio Involuntario

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Vicios sociales

Da Pena ver a tanta Gente Camino del Suicidio Involuntario

por Sebastián de Arauco

Motivos de este hábito dañino y algunas de sus consecuencias. Alcoholismo y estupefacientes. Consecuencias sociales y espirituales de éstos.

Al igual que en todos los tiempos, cuando el ser humano alcanza cierto grado de desarrollo económico, tiende a buscar la felicidad en los placeres, con lo cual cae en la trampa de los hábitos viciosos. Y el vicio es un error de cálculo en la búsqueda de la felicidad. Es un espejismo que atrae, pero que sólo atrapa a los débiles, y a los que se dejan llevar por el deseo, ejerciendo luego dominio sobre ellos. Bien sabido es ya que los vicios se pagan con pérdida de salud y de fortuna y se recuerdan con arrepentimiento.

Da pena ver a tanta gente camino del suicidio involuntario, conducida lentamente por los vicios. Porque, los vicios, tal como los conocemos hoy, son contrarios a las leyes naturales. Nuestro organismo solo exige la satisfacción de sus necesidades naturales, que son muy pocas y fáciles de satisfacer. Pero, cuando dejamos arraigar en nosotros hábitos viciosos, tales como las bebidas alcohólicas, el fumar, el sensualismo, el juego, los estupefacientes, etc., llamados deleites y goces; esos hábitos arraigan en la psiquis y llegan a exigir violentamente la satisfacción de los mismos.

Quien no tiene el vicio de las drogas, por ejemplo, no tan sólo no las desea, sino que tampoco piensa en ellas. Quien no tiene el hábito vicioso de tomar vinos y licores, no los apetece ni el cuerpo se los pide; aunque sí, por medio de esa sensación de sed le pide agua para atender al normal funcionamiento del organismo. Quien no tiene el hábito de fumar, el cuerpo no le pide la satisfacción de esa artificiosa necesidad; pero, en cambio le pide aire puro para oxigenar la sangre y limpiarla de los desgastes y desechos de la asimilación orgánica. Quien no sea esclavo del hábito de las golosinas de confitería, no siente la menor necesidad de ellas, en cambio, el cuerpo le pide imperiosamente alimento que lo mantenga, y al satisfacer esa necesidad señalada por la sensación de hambre, queda satisfecho.

El vicio que aparenta ser el más inofensivo: el hábito de fumar. El tabaco, base de ese hábito, es uno de los tantos enemigos del hombre y más aun de la mujer; enemigo que estos protegen y cuidan con esmero. Mejor dicho, la planta que produce la hoja del tabaco, no es enemiga de nadie; pues, como todo en la creación, ha de tener un objeto útil, como las aplicaciones que comienza a descubrir la medicina homeopática (detalle aparte al final de esta lección).

Extractos de "Revista Amor, Paz y Caridad".

El Espiritismo Experimental nos Aporta Pruebas de la Existencia del Alma

Pruebas Experimentales

El Espiritismo Experimental nos Aporta Pruebas de la Existencia del Alma

por León Denis.

La solución a los problemas de la vida está basada en la lógica más rigurosa. Está conforme con las creencias de los grandes genios de la antigüedad, con las enseñanzas de Sócrates, de Platón, de Origène, de los druidas, cuyas visiones profundas, hoy reconstituidas por la historia, confundían al espíritu humano, veinte siglos atrás. Formó el fondo de las filosofías de Oriente. Inspiró obras y actos sublimes; nuestros padres los galos* sacaban de ello su indomable coraje, su desprecio a la muerte. En los tiempos modernos, ha sido profesada por Juan Reynaud, Enrique Martín, Esquirros, Pierre Leroux, Victor Hugo, etc.

Sin embargo, a pesar de su carácter absolutamente racional, a pesar de la autoridad de las tradiciones en las cuales reposan, estas concepciones serían cualificadas de hipótesis puras y confinadas al dominio de la imaginación, si no pudiéramos sentarlas en una base inquebrantable, en experiencias directas y sensibles.

Cansado de teorías y sistemas, el espíritu humano, ante toda afirmación nueva, reclama hoy pruebas. El Espiritismo experimental nos aporta estas pruebas de la existencia del alma, de su inmortalidad, nos aporta materiales, evidencias, basta con observar fríamente, seriamente, estudiar con perseverancia los fenómenos psíquicos, para convencerse de su realidad, de su importancia; para sentir las vastas consecuencias que tendrá, desde el punto de vista de las de las transformaciones sociales, aportando una base positiva, un sólido punto de apoyo a las leyes morales, al ideal de justicia sin el cual ninguna civilización puede engrandecerse.

* N. del T.: Los galos eran los habitantes de la Galia, en la actualidad Francia. Léon Denis era francés, de ahí la mención a
los galos como sus padres o antepasados.

Extractos del Libro "El Porqué de la Vida", por León Denis.