14 de noviembre de 2019

Da Pena ver a tanta Gente Camino del Suicidio Involuntario

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Vicios sociales

Da Pena ver a tanta Gente Camino del Suicidio Involuntario

por Sebastián de Arauco

Motivos de este hábito dañino y algunas de sus consecuencias. Alcoholismo y estupefacientes. Consecuencias sociales y espirituales de éstos.

Al igual que en todos los tiempos, cuando el ser humano alcanza cierto grado de desarrollo económico, tiende a buscar la felicidad en los placeres, con lo cual cae en la trampa de los hábitos viciosos. Y el vicio es un error de cálculo en la búsqueda de la felicidad. Es un espejismo que atrae, pero que sólo atrapa a los débiles, y a los que se dejan llevar por el deseo, ejerciendo luego dominio sobre ellos. Bien sabido es ya que los vicios se pagan con pérdida de salud y de fortuna y se recuerdan con arrepentimiento.

Da pena ver a tanta gente camino del suicidio involuntario, conducida lentamente por los vicios. Porque, los vicios, tal como los conocemos hoy, son contrarios a las leyes naturales. Nuestro organismo solo exige la satisfacción de sus necesidades naturales, que son muy pocas y fáciles de satisfacer. Pero, cuando dejamos arraigar en nosotros hábitos viciosos, tales como las bebidas alcohólicas, el fumar, el sensualismo, el juego, los estupefacientes, etc., llamados deleites y goces; esos hábitos arraigan en la psiquis y llegan a exigir violentamente la satisfacción de los mismos.

Quien no tiene el vicio de las drogas, por ejemplo, no tan sólo no las desea, sino que tampoco piensa en ellas. Quien no tiene el hábito vicioso de tomar vinos y licores, no los apetece ni el cuerpo se los pide; aunque sí, por medio de esa sensación de sed le pide agua para atender al normal funcionamiento del organismo. Quien no tiene el hábito de fumar, el cuerpo no le pide la satisfacción de esa artificiosa necesidad; pero, en cambio le pide aire puro para oxigenar la sangre y limpiarla de los desgastes y desechos de la asimilación orgánica. Quien no sea esclavo del hábito de las golosinas de confitería, no siente la menor necesidad de ellas, en cambio, el cuerpo le pide imperiosamente alimento que lo mantenga, y al satisfacer esa necesidad señalada por la sensación de hambre, queda satisfecho.

El vicio que aparenta ser el más inofensivo: el hábito de fumar. El tabaco, base de ese hábito, es uno de los tantos enemigos del hombre y más aun de la mujer; enemigo que estos protegen y cuidan con esmero. Mejor dicho, la planta que produce la hoja del tabaco, no es enemiga de nadie; pues, como todo en la creación, ha de tener un objeto útil, como las aplicaciones que comienza a descubrir la medicina homeopática (detalle aparte al final de esta lección).

Extractos de "Revista Amor, Paz y Caridad".

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