El Sr. Home 9/11
Confirmamos con placer lo que ciertos periódicos han informado sobre un legado de 6.000 francos de renta que le ha sido hecho por una dama inglesa convertida por él a la Doctrina Espírita, y en reconocimiento de la satisfacción que ella ha sentido. El Sr. Home merecía en todos los aspectos este honorable testimonio. Este acto, por parte de la donadora, es un precedente al cual han de aplaudir todos los que comparten nuestras convicciones; esperamos que un día la Doctrina tenga su Mecenas: la posteridad ha de escribir su nombre entre los bienhechores de la Humanidad. La religión nos enseña la existencia del alma y su inmortalidad; el Espiritismo nos da su prueba palpable y viviente, no más por el razonamiento, sino por los hechos. El materialismo es uno de los vicios de la sociedad actual, porque engendra el egoísmo. En efecto, ¿qué existe fuera del yo para quien relaciona todo a la materia y a la vida presente? La Doctrina Espírita, íntimamente ligada a las ideas religiosas, al esclarecernos sobre nuestra naturaleza, nos muestra la felicidad en la práctica de las virtudes evangélicas; llama al hombre a sus deberes para con Dios, para con la sociedad y para consigo mismo; ayudar a su propagación es asestar el golpe mortal a la plaga del escepticismo que nos invade como un mal contagioso; por lo tanto, ¡honor a los que emplean en esta obra los bienes con que Dios los ha favorecido en la Tierra!
No es de nuestro conocimiento que el Sr. Home haya hecho aparecer, al menos visiblemente para todo el mundo, otras partes del cuerpo que las manos. Sin embargo, se menciona a un general muerto en Crimea, que habría aparecido a su viuda haciéndose visible sólo a ella; pero nosotros no hemos estado en condiciones de constatar la realidad del hecho, sobre todo en lo que concierne a la intervención del Sr. Home en esta circunstancia. Nos hemos limitado a lo que podemos afirmar.
Extracto de "Revista Espírita 1858", por Allan Kardec.