El Sr. Home 3/11
La posición, el crédito, las luces de aquellos que lo han recibido, y que se han convencido por la evidencia de los hechos, han conmovido las convicciones de una multitud de gente, incluso entre los que no han podido ser testigos oculares. Por lo tanto, la presencia del Sr. Home ha sido un poderoso auxiliar para la propagación de las ideas espíritas; si no ha convencido a todos, ha lanzado semillas que han de fructificar a medida que los médiums se multipliquen.
Esta facultad, como lo hemos dicho en otra parte, de ninguna manera es un privilegio exclusivo; existe en estado latente y en diversos grados entre una multitud de individuos, sólo esperando una ocasión para desarrollarse; el principio está en nosotros por el propio efecto de nuestro organismo; está en la Naturaleza; todos nosotros tenemos su germen, y no está lejos el día en que veremos a los médiums surgir en todos los puntos, en medio de nosotros, en nuestras familias, entre los pobres y los ricos, para que la verdad sea conocida por todos, porque según lo que nos ha sido anunciado, es una nueva era, una nueva fase que comienza para la Humanidad.
La evidencia y la divulgación de los fenómenos espíritas darán un nuevo curso a las ideas morales, como el vapor ha dado un nuevo curso a la industria.
Si la vida privada del Sr. Home debe ser cerrada a las investigaciones de una indiscreta curiosidad, existen ciertos detalles que a justo título pueden interesar al público y que incluso son útiles dar a conocer para una mejor apreciación de los hechos.
El Sr. Daniel Dunglas Home nació el 15 de marzo de 1833, cerca de Edimburgo. Por lo tanto, actualmente tiene 24 años. Desciende de la antigua y noble familia de los Dunglas de Escocia, antaño soberana. Es un joven de talla mediana, rubio, cuya fisonomía melancólica no tiene nada de excéntrica; es de una complexión muy delicada, de hábitos sencillos y suaves, de un carácter afable y benévolo en el que el contacto con las grandezas no ha infundido ni altivez ni ostentación. Dotado de una excesiva modestia, nunca hace alarde de su maravillosa facultad, jamás habla de sí mismo y si en la expansión de la intimidad cuenta sus cosas personales, es con simplicidad y nunca con el énfasis propio de las personas con las que la malevolencia trata de compararlo. Varios hechos íntimos, que son de nuestro conocimiento personal, prueban sus sentimientos nobles y una gran elevación de alma; lo hemos constatado con tanto más placer cuanto más se conoce la influencia de las disposiciones morales sobre la naturaleza de las manifestaciones.
Los fenómenos de los que el Sr. Home es instrumento involuntario han sido a veces contados por amigos demasiado afanosos con un entusiasmo exagerado, del cual se ha apoderado la malevolencia. Tal como son, ellos no tienen necesidad de una amplificación, más dañosa que útil a la causa. Al ser nuestro objetivo el estudio serio de todo lo que se relacione con la ciencia espírita, nos concentraremos en la estricta realidad de los hechos constatados por nosotros mismos o por los testigos oculares más dignos de fe. Por lo tanto, podremos comentarlos con la certeza de no razonar sobre cosas fantásticas.
Extracto de "Revista Espírita 1858", por Allan Kardec.
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