Parasitosis Mental
por Merchita
Observaciones claras y precisas, estableciendo un paralelo entre el parasitismo en el campo físico y el vampirismo en el campo espiritual, el Doctor Díaz de la Cruz, en la condición de médico que es, nos la ofrece, aconsejándonos los elementos curativos del Divino Médico, a través del Evangelio, a fin de que estemos en guardia contra la exploración de la sombra.
Avanzando en nuestros ligeros apuntamientos sobre la obsesión, creemos sea de nuestro interés apreciar el vampirismo, aun mismo superficialmente, para figurarlo como siendo inquietante fenómeno de parasitosis mental.
Sabemos que la parasitogenia abarca en si todas las ocurrencias fisiopatológicas, dentro de las cuales los organismos vivos, cuando negligenciados o desnutridos, se habilitan para el hospedaje y la reproducción de los helmintos y de los ácaros que esclavizan a hombres y animales.
No ignoramos también que el parasitismo puede ser externo o interno.
En las manifestaciones del primero, tenemos el asalto de elementos carnívoros, como por ejemplo las variadas especies de arácnidos acarino sobre el campo epidérmico y, en las expresiones del segundo, encontramos las infecciones de elementos saprófagos, como, por ejemplo, las diversas clases de gestaciones, en donde se destacan los cetoides en el equipamiento intestinal.
Y, para evitar las múltiples formas de degradación orgánica, que el parasitismo impone a sus victimas, moviliza al hombre largamente los vermicidas, las pastas sulfuradas, las lociones mercuriales, el polvo de estafisagria y otros recursos, susceptibles de atenuarles los efectos y extinguir las causas.
En el vampirismo, debemos considerar igualmente los factores externos e internos, comprendiendo, sin embargo, que, en la esfera del alma, los primeros dependen de los segundos, por cuanto no hay influenciación deprimente para la criatura, cuando la propia criatura nos e deprime.
Es por la atracción el pensamiento enfermo y descontrolado, el hombre provoca sobre si la contaminación fluidica de entidades en desequilibrio, capaces de conducirlo a la escabiosis y a la ulceración, a la dipsomanía y a la locura, a la cirrosis y a los tumores benignos o malignos de variada procedencia, tanto como los vicios que corroen la vida moral, y, a través del propio pensamiento desgobernado, puede fabricar para si mismo las más graves eclosiones de la alineación mental, como son las psicosis de angustia y odio, vanidad y orgullo, usura y delincuencia, desanimo y egocentrismo, imponiendo al vehiculo orgánico procesos patogénicos indefinibles, que favorecen la derrotada muerte.
Es imprescindible, así, vivir en guardia contra las ideas fijas, opresivas o envilecedoras, que establecen, alrededor nuestro, mayores o menores perturbaciones, sentenciándonos a la valla común de la frustración.
Toda forma de vampirismo está vinculada a la mente deficitaria, ociosa e inerte, que se rinde, desequilibrada, a las sugestiones inferiores que la exploran sin defensiva.
Extractado de La Weblog Espírita de Mari.