El Sr. Home 10/11
¿Por qué las manos en lugar de los pies o de la cabeza? Es lo que ignoramos y lo que él mismo ignora. Al ser interrogados sobre este asunto, los Espíritus han respondido que otros médiums podrían hacer aparecer la totalidad del cuerpo; además, no está ahí el punto más importante; si únicamente las manos aparecen, las otras partes del cuerpo no son menos patentes, como veremos más adelante.
La aparición de una mano generalmente se manifiesta en primer lugar bajo el mantel de la mesa, a través de las ondulaciones que produce al recorrer toda su superficie; después se muestra sobre el borde del mantel que la misma levanta; algunas veces la mano viene a posarse sobre el mantel en el centro de la mesa; a menudo ella toma un objeto y lo lleva debajo. Esta mano, visible para todos, no es ni vaporosa ni translúcida: tiene el color y la opacidad naturales; en la muñeca termina en el vacío. Si se la toca con precaución, confianza y sin segundas intenciones hostiles, ofrece la resistencia, la solidez y la impresión de una mano viva; su calor es suave, húmedo y comparable al de una paloma muerta después de una media hora. De ninguna manera es inerte, porque se agita, se presta a los movimientos que se le imprime o resiste, nos acaricia o nos aprieta. Si, al contrario, queréis agarrarla bruscamente o de sorpresa, sólo tocaréis el vacío. Un testigo ocular nos ha contado el siguiente hecho que le es personal. Él tenía entre sus dedos una campanilla de mesa; una mano, al principio invisible y después perfectamente aparente, vino a tomarla, haciendo esfuerzos para arrancársela; al no poder conseguirlo, pasó por encima para hacerla deslizar; el esfuerzo de tracción era tan evidente como si hubiera sido una mano humana; al quererse aferrar esta mano vivamente, no se encuentra sino el aire; habiendo separado los dedos, la campanilla permaneció suspendida en el espacio y vino lentamente a posarse sobre el parqué.
Algunas veces hay varias manos. El mismo testigo nos ha relatado el siguiente hecho. Varias personas estaban reunidas alrededor de una de esas mesas de comedor que se separan en dos. Se producen golpes; la mesa se agita, se abre por sí misma, y a través de la hendidura aparecen tres manos, una de tamaño natural, otra muy grande y una tercera toda velluda; se las toca, se las palpa, ellas os estrechan y después se desvanecen. En la casa de uno de nuestros amigos, cuyo hijo había desencarnado en corta edad, es la mano de un niño recién nacido que aparece; todos pudieron verla y tocarla; este niño se sienta en el regazo de su madre, que claramente siente la impresión de todo el cuerpo sobre sus rodillas.
A menudo la mano viene a apoyarse sobre vos; la veis o, si no la veis, sentís la presión de sus dedos; algunas veces os acaricia, otras veces os pellizca hasta el dolor. En presencia de varias personas, el Sr. Home se sintió de ese modo tomado de la muñeca, y los asistentes pudieron ver su piel estirada. Un instante después sintió que lo mordían, y la marca de dos dientes quedó visiblemente expuesta durante más de una hora.
Extracto de "Revista Espírita 1858", por Allan Kardec.