Las influencias buenas y malas que emitimos y recibimos
por Claudia Bernardes De Carvalho
Los espíritus desprendidos de la materia, el lenguaje entre ellos es el pensamiento. Los espíritus desencarnados influyen a los encarnados por medio de ideas sugeridas que el encarnado puede aceptar o no.
Las relaciones de los espíritus con los hombres son constantes. Los espíritus buenos nos excitan al bien, nos fortalecen y nos ayudan a sobrellevarlas con valor y resignación. Los espíritus malos nos excitan al mal, y les es placentero vernos sucumbir y equipararnos a ellos.
En la obra de León Denis “El problema del Ser, del destino y del dolor” este aporta sus conocimientos acerca de ¿Qué somos?, ¿Hacia dónde vamos? y realiza un profundo estudio sobre la voluntad, la conciencia, el libre albedrío, el pensamiento, la disciplina del pensamiento y la reforma del carácter, el amor y el dolor.
“Modelamos nuestra alma y su envoltura por nuestros pensamientos; estos últimos producen formas, imágenes que se imprimen en la materia sutil de la cual el cuerpo fluídico está compuesto. Así, poco a poco, nuestro ser se puebla de formas, frívolas o austeras, graciosas o terribles, groseras o sublimes; el alma se ennoblece, se orla de bellezas o se hace una atmósfera de suciedad. Según el ideal perseguido, la llama interior se aviva u obscurece. (…) Nosotros somos lo que pensamos, con la condición de pensar con fuerza, voluntad y persistencia. (…) Pensamos raramente por nosotros mismos, reflejamos los miles de pensamientos incoherentes del medio en que vivimos. (…) Ante todo, es preciso aprender a controlar nuestros pensamientos, a disciplinarlos, a imprimirles una dirección precisa, una finalidad noble y digna.” Capítulo XXIV.
“Es el hombre quien hace a la Humanidad, y la Humanidad, ante su acción constante, transforma su morada. Hay equilibrio absoluto y relación íntima entre lo moral y lo físico. El pensamiento y la voluntad son las herramientas por excelencia, con las cuales todo podemos transformar en nosotros y nuestro alrededor. Tengamos solo pensamientos elevados y puros y aspiremos a todo lo que es grande, noble y bello. Poco a poco sentiremos regenerarse nuestro propio ser y con él, del mismo modo, todas las capas sociales, el Globo y la Humanidad. Y en nuestra ascensión, llegaremos a comprender y a practicar mejor la comunión universal que une a todos los seres. Inconsciente en los estados inferiores de la existencia, esa comunión se torna cada vez más consciente a medida que el ser se eleva y recorre los grados innumerables de la evolución, para llegar un día, al estado de espiritualidad en que cada alma irradiando el brillo de las potencias adquiridas en los impulsos de su amor, vive de la vida de todos y a todos se siente unida en la Obra Eterna e Infinita.”
Elegir pensar en el bien, es conseguir actuar en el bien.
Extractado del Blog Sociedad Española de Divulgación Espírita.