14 de marzo de 2019

La creación de seres inteligentes

La creación de seres inteligentes

por Allan Kardec.

Al crear los mundos materiales, Dios creó también seres inteligentes que llamamos Espíritus. El origen y modo de creación de los Espíritus nos es desconocido. Solo sabemos que han sido creados simples e ignorantes, es decir, sin ciencia ni conocimiento del bien ni del mal, pero perfeccionables y con aptitud idéntica para ser conocedores de todo con el tiempo. Al principio, están como en una especie de infancia, sin voluntad ni conciencia completa de su existencia.

El objeto final de todos los Espíritus es de llegar a la perfección de que son susceptibles, siendo el resultado de este perfeccionamiento el gozar de la suprema dicha, a la que llegan más o menos pronto, según sea el uso que hacen de su libre albedrío. La vida espiritual es la normal y eterna del Espíritu; la corporal es transitoria y pasajera, es un momento en la eternidad. La encarnación de los Espíritus esta en las leyes de la naturaleza, es precisa para su perfeccionamiento y también para cumplir los destinos de Dios.

Por medio del trabajo que necesite la existencia corporal del Espíritu, perfecciona éste su inteligencia, y adquiere, observando la ley de Dios, los meritos que deben conducirle a la dicha eterna; resultando de esto que al paso que concurren a la obra general de la creación, los Espíritus trabajan en su propio perfeccionamiento y provecho.

El perfeccionamiento del Espíritu es el fruto de su trabajo, y adelanta en razón de su actividad o buena voluntad para obtener las cualidades que le faltan. No siendo posible al Espíritu obtener en una sola existencia corporal todas las cualidades morales e intelectuales que le son precisas para llegar a su objeto final, logra esto por medio de una serie de existencias, en cada una de las cuales adelanta más en la vía del progreso y se purifica de alguna de sus imperfecciones. A cada nueva existencia, el Espíritu lleva consigo el caudal de inteligencia y moralidad que adquirió en sus existencias anteriores, lo mismo que los gérmenes de las imperfecciones de que no se ha despojado todavía.

Cuando una existencia ha sido mal empleada por el Espíritu, es decir, que no ha hecho ningún progreso en la vía del bien, no le sirve de provecho alguno y debe empezarla de nuevo en condiciones más o menos penosas en razón de su inteligencia o mala voluntad. Debiendo, el Espíritu, a cada existencia corporal, adquirir algo bueno y despojarse de algo malo, resulta que al cabo de cierto número de existencias, se encuentra llegado al estado de Espíritu puro. El número de existencias corporales es indeterminado, pero depende de la voluntad del Espíritu el abreviarlas, trabajando activamente en su perfeccionamiento moral.

Conceptos Extractados de "Obras Póstumas", por Allan Kardec.

MI COMENTARIO 
En estos párrafos que extraje, al igual que algunos puntos anteriores, se expresa que es imposible conocer el origen de lo que existe. Pero, a pesar de esa afirmación hecha en varios puntos de la doctrina, se insiste en hablar de una creación realizada por Dios. Muchas deducciones se pueden hacer usando la razón aunque nunca tendremos certezas. Por esto, así como se afirma que Dios Creó, también podemos pensar que Dios es algo que siempre existió. Que los espíritus no fueron creados, sino que son resultado de la evolución de una inteligencia que siempre existió y que probablemente siempre existirá. Que a causa de su evolución, se puede suponer que son sencillos e ignorantes en su primer etapa y luego llegarán a la perfección o eternamente estarán en camino de lograrla.
Si bien el objetivo es llegar a la perfección, creo personalmente que esa perfección no tiene un final. De ser así estaríamos a la par de Dios en cuanto a ser perfectos y sería un contrasentido pensar que seríamos dioses. Dios es perfecto y nosotros somos perfectibles eternamente. Somos emanación de Dios y en ese sentido tenemos la perfección como la semilla del arbol tiene todas las condiciones para ser un arbol perfecto. Pero durante la eternidad estaremos creciendo para convertirnos en el mejor arbol, aunque no lleguemos a ser un árbol Perfecto.