23 de febrero de 2019

¿Por Que Dios No Permite Recordar Nuestras Vidas Pasadas?


¿Por que Dios no permite recordar nuestras vidas pasadas?


Si Dios, es tan inmensamente justo y bueno, ¿Por qué no permite ese recuerdo? ¿Por qué nos coloca una venda en los ojos del recuerdo, aquí en la Tierra? Esto tiene una explicación muy lógica y al analizarla engrandece más a Dios y a su sabiduría. Si tenemos en cuenta que todo evoluciona a mejor y que nos mejoramos moralmente en cada encarnación, llegamos a la conclusión de que en las vidas anteriores fuimos peores de lo que somos en la actual. La historia nos lo demuestra, ya que salimos recientemente de la barbarie. 

Si de por sí la vida es dura, con el recuerdo de los sufrimientos y venganzas pasadas sería insoportable. Hay que comprender que estamos en un mundo de expiación y pruebas donde venimos a corregir antiguos errores del pasado; de no ser por el olvido del pretérito, los enemigos de otras vidas se perpetuarían por los siglos, las rivalidades, el odio y la discordia se avivarían de vida en vida. Con ese recuerdo de otras encarnaciones nuestros enemigos y víctimas nos reconocerían y nos perseguirían. Vemos a nuestra misma sociedad, que no admite ni perdona a los culpables, pese haber pagado sus deudas con la justicia humana, siguen siendo rechazados. Sin ese olvido los grandes criminales estarían marcados para toda la eternidad y no tendrían la oportunidad de rectificar sus crímenes.

El alma culpable, al renacer en una nueva condición, encuentra el auxilio y la ternura necesaria para su rehabilitación. Dios, sabiamente, quiere que bajo esa ternura que despiertan las criaturas en temprana edad, puedan alimentar sus almas con el amor necesario para modificar su sensibilidad interior, para emprender una nueva etapa con energías renovadas, bajo el escenario de la vida que mejor se le acopla a sus necesidades, ya que esta nueva existencia que comienza, con sus penas y luchas, se acopla a sus características como un guante a una mano, con la finalidad de poder saldar antiguas deudas y conseguir otros logros.

Estos nuevos lazos familiares, bajo el olvido del pasado, son una oportunidad perfecta para poder acercar estos enemigos de otras vidas y conseguir sustituir los sentimientos que albergan de odio, rencor y resentimiento por amor, cariño y fraternidad. Ya nos dijo Jesús “Reconcíliate con tu enemigo mientras estas en el camino”.
Dios bajo el olvido de las vidas pasadas y las relaciones de parentesco nos ofrece una de las llaves más importantes que tenemos para nuestra evolución y progreso en la actual encarnación, sin esto la humanidad caminaría mucho más lenta.


Extractado de La Weblog Espírita de Mari.

La mediumnidad y el Espiritismo


La mediumnidad y el Espiritismo

por Carlos Roberto Campetti

Es natural que la opinión de la mayoría no sea favorable a la mediumnidad, pues la religión, desde hace siglos, afirma que ella es cosa del demonio o de brujería. Muchas personas fueron quemadas vivas en la edad media por poseer mediumnidades. Juana de Arco fue llevada a la hoguera porque hablaba con los Espíritus y de ellos recibía instrucciones y orientaciones.

Más tarde fue considerada santa, porque se reconoció que ella había prestado inmensurable servicio a Francia orientada por los llamados santos de la Iglesia, que son, en verdad, Espíritus superiores que trabajan bajo el comando del Cristo para auxiliar a la Humanidad a avanzar en su camino de progreso.

La falta de conocimiento, sí es un peligro, pues, con la mediumnidad el hombre traba contacto con Espíritus de todas clases. La verdad es que esos Espíritus son los propios hombres sin el cuerpo de carne, o sea, son los mismos, buenos y malos que vivieron entre nosotros y que siguen en el mundo espiritual igual que fueron aquí. Los que ignoraron siempre la realidad espiritual, que no se preocuparon en dominar sus malas inclinaciones y hacer bien hacia los demás, llegan al mundo espiritual como el viajero que no lleva equipaje ni recursos para buscarse un buen sitio donde acomodarse. Se encuentran perdidos y desorientados.

Como no tienen merecimiento, los buenos no pueden auxiliarlos, aunque busquen hacerlo siempre. Habrá la necesidad de que ellos cambien sus formas de actuar, que busquen elevar el nivel de sus pensamientos para percibir que a su lado vibran Espíritus superiores que desean verlos salir de esas situaciones de dolor y sufrimiento. Mientras no despiertan, muchas veces se ponen al lado de los que quedaron en la Tierra, familiares, conocidos y a veces hasta desconocidos.

No será por el hecho de ignorar esa realidad que la persona estará liberada de esas influencias. Ellas existen, aunque se desee el contrario, porque la vida sigue en el más allá como ella es aquí donde estamos ahora. Los buenos encuentran su camino y siguen buscando las oportunidades de auxiliar a los demás. Los malos siguen intentando atender a sus necesidades groseras como es la satisfacción de los vicios que llevan para el plan espiritual. Como ya no pueden manipular las cosas materiales, pues son Espíritus, se aproximan de las personas que tienen los mismos vicios o costumbres mal educados para satisfacción de sus necesidades a través de ellas.

De esa forma, al estudiar el Espiritismo, aquel que posea cualquier tipo de mediumnidad – que no es privilegio de algunos iluminados, sino que es una facultad común que muchos tienen y no le dan la debida importancia – tendrá la oportunidad de conocer a que viene esa facultad y como actuar para que ella, al revés de ser un problema sea un medio de progreso y adelantamiento espiritual.

Extractado del Sitio Federación Espírita Española.

Libre albedrío




Libre albedrío

Mensaje psicografiado por Divaldo Pereira Franco

A cada momento el Espíritu está haciendo, modificando, renovando su destino. Los pensamientos y los actos son sus agentes importantes, responsables de las alteraciones que le concernirá vivir en el suceder de los días.

Y esto es porque a cada acción, le corresponde una reacción equivalente.

No obstante el destino feliz que a todos nos está reservado por las leyes divinas, el avanzar, estacionarse en el camino o retrasar el momento de disfrutar, de beneficiarse con la felicidad, depende del ser, de su decisión.

Destinado a la gloria espiritual determinismo irreversible, el ser marcha por la senda que más le place, dado que adquirió el discernimiento  libre albedrío.

No existe nadie que se encuentre predestinado al mal, a la desgracia. La ingenua concepción en torno de los que fueron creados para la desdicha, no posee la menor fundamentación.

La escala evolutiva, en su inabordable ascensión, se sostiene de las conquistas personales en las que el Espíritu se afirma en un peldaño de victoria, a fin de poder subir al próximo, y así sucesivamente. Cada paso le da más fuerza y experiencia para el cometido inmediato. Cada nueva empresa, es el resultado de la conquista anterior.

No retrocediendo nunca, por cuanto las conquistas son adquisiciones inalienables que se graban en lo íntimo, puede, entre tanto, estancarse por tiempo indefinido en cualquier situación a la que se ligue por procesos negativos y gravámenes de los que solamente se liberará cuando se resuelva superar el impedimento y resarcir los males que haya hecho.

Hay personas que se embrutecen de tal forma y de manera tan sorpresiva, tanto se comprometen con los errores, que parecen haber retrocedido en la escala evolutiva a la faja primitiva. Con todo, pese a la suma de desaciertos o al impulso hacia la locura que de ellas se posesiona sus experiencias nobles y sus conquistas, no se pierden, imponiéndoles, por el contrario y gracias a ello, una mayor suma de responsabilidad, una más severa necesidad redentora, que se exigirá, después, en el crisol del futuro depurador.

¿No vemos madres, padres, hijos duramente humillados, maltratados en su amor por aquellos afectos que les amargan todos los minutos y que los cubre de injurias en todos los instantes, sin descorazonarse en su dedicación, sin una palabra de queja o de censura, justificando, más bien, a los que los escarnecen y flagelan, excusándolos con argumentos, que no corresponden a la verdad? ¿No encontramos criaturas inmovilizadas en prolongadas parálisis o lamentado dolorosas cegueras, o siendo mudas con el semblante iluminado por dulce resignación, con lo cual bendicen al dolor? ¿No enfrentamos a encarcelados, sufriendo penas injustas, sin quejas ni pruritos de autopiedad, en elocuentes posiciones heroicas? ¿No admiramos a portadores de enfermedades irreversibles, dolorosas, abiertas en llagas purulentas, nauseabundas, durante años, sin irritación ni rebeldía?

¿Y qué decir de los que transitan en la miseria económica o social, portando buen humor y esperanza, pareciendo felices? ¿Cuántos otros soportan las dolorosas imposiciones de un trabajo exhaustivo y humillante, dando gracias por tener el honor de conseguir honradamente el magro pan de cada día? ¿No hay muchos que deambulan en medio de una soledad asfixiante, con el alma pronta a estallar de ternura, sedientos del cariño que no encuentran, transformando las horas de su propia angustia en sonrisas en los labios ajenos?

Ellos sienten o saben que se están irguiendo del abismo al que se precipitaron por egoísmo, por el descrédito de las soberanas leyes, en la ansiosa búsqueda de la ascensión. En la noble tentativa en que se encuentran, no les faltan manos espirituales generosas que los socorren, benévolas, en nombre del Padre. Cayeron, sí, pero no obstante, se esfuerzan por evolucionar, recuperando el tiempo mal aplicado en la saña de la locura.

Vienen a vivir voluntariamente, aquellos que espían problemas equivalentes, empero, bajo la lluvia de hiel e injurias que exteriorizan, o azotados por sorda rebeldía que los humilla, porque no pueden huir del yugo purificador al que están sometidos por las actitudes groseras y el desacato que tuvieron para con la vida. Evolucionan penosamente, en trances de difícil superación. Beben la copa llena de ácidos que escaldan el corazón y la mente como brasa viva, y que son los elementos que precisan para templar sus propios sentimientos.

Evolucionan, por medio del dolor, en aquello que no supieron o desdeñaron conseguir por amor.

El atentado al orden resulta de la desarmonía del equilibrio que rige en todo y en todas partes. Quien arbitrariamente lanza golpes contra el orden, sufre la natural consecuencia, y ese es el azote del dolor que despierta y corrige, educa y eleva hacia el aprendizaje elevado y los emprendimientos trascendentales.

Extractado del Blog Asociación Espírita Gran Canaria.


La evolución del alma

La evolución del alma

“…Todo sirve, todo se eslabona en la Naturaleza, desde el átomo primitivo hasta el arcángel, pues él mismo comenzó en un átomo”

La pregunta 540 de El Libro de los Espíritus nos explica cómo toda criatura del Universo sirve para un propósito, un “fin providencial”, desde los animales más ínfimos hasta los espíritus superiores, todos somos instrumentos de Dios. De esta forma, incluso “… los espíritus más atrasados resultan útiles al conjunto. Mientras se ensayan para la vida, y antes de tener plena conciencia de sus actos y de su libre albedrío, obran sobre ciertos fenómenos cuyos agentes son sin tener conciencia de ello. Primero, ejecutan. Más tarde, cuando su inteligencia se haya desarrollado, ordenarán y dirigirán las cosas del mundo material.”

Por todo ello, seamos conscientes o no, hemos sido instrumentos de Dios desde nuestros inicios como espíritus en continua evolución. «Dios creó a todos los Espíritus simples e ignorantes, vale decir, desprovistos de ciencia»,  pero no desprovistos de instintos y de la Ley Natural grabada en el fondo de nuestro espíritu.

En los primeros momentos, “…en su origen (los seres humanos) son como los niños que acaban de nacer y que actúan más por instinto que por voluntad determinada”. En esos momentos «… no tienen los Espíritus más que una existencia instintiva y apenas tienen conciencia de sí mismos y de sus actos», seguidamente, conforme desarrollan la inteligencia, empiezan a adquirir responsabilidad frente a las Leyes Divinas.

Nada permanece estacionario en la Naturaleza, todo evoluciona en cumplimiento de la Ley de Progreso, a través de la reencarnación y los mecanismos de adaptación y herencia.
En cada encarnación integramos la herencia de nuestros padres con nuestras conquistas de existencias pasadas, ahora inconscientes, permitiéndonos desarrollar nuevas capacidades y características inalcanzables hasta ese momento.

La experiencia en todas las etapas de la evolución es el motor que elabora la actividad refleja (el reflejo), que precederá al instinto (automatización), que a su vez precederá a la actividad reflexiva que será la base de la inteligencia en su camino hacia la conciencia de sí mismo y la responsabilidad moral.

Gabriel Delanne, en su libro “La Evolución Anímica” escribe: “Todos los cambios que se observan en la Naturaleza no tienen sino un objeto: el progreso del Espíritu”. El estudio de la ley de Progreso nos permite concluir que nada ocurre en la Naturaleza por casualidad. Cada adaptación se proyecta en el plano extra-físico para cumplirse en el plano físico en cumplimiento de la Ley Natural para el bien de todas las criaturas en virtud de la “gran Ley de Unidad que rige la Creación”.


Extractado del Blog Asociación Espírita Gran Canaria.


La evolución


La evolución

por Jaime Rodríguez Lara.

Nuestra finalidad esencial, como espíritus encarnados o desencarnados es la EVOLUCIÓN por los dos senderos: el de la inteligencia y el de la moral.

El primero saca nuestro espíritu de su estado primitivo de ignorancia, de simplicidad y de inexperiencia y lo enriquece, lo dota y lo eleva a planos superiores de conciencia, conocimiento y sabiduría universal.
El estudio y la búsqueda del conocimiento científico contribuye al descubrimiento de las maravillas que encierra la Creación, de las leyes que la gobiernan.

Contribuye, además, al desarrollo de las facultades mentales de nuestro espíritu, las cuales, en la mayoría de los casos, están latentes y adormecidas. Esas facultades son, por ejemplo, el poder análisis, de síntesis, de reflexión, de raciocinio y de construcciones mentales. No olvidemos que el atributo esencial del espíritu es la "inteligencia".

El segundo sendero moldea y armoniza nuestro comportamiento, nuestras inclinaciones, nuestras interrelaciones con los seres de la creación, de acuerdo con las sabias leyes naturales establecidas por el Creador, de tal forma que vamos adquiriendo los hábitos y automatismos del bien. Cuando nuestra inteligencia haya evolucionado suficientemente y al mismo tiempo hayamos adquirido esos hábitos del bien, habremos entonces escalado planos superiores de perfección; mientras tanto navegaremos por los senderos de la evolución, durante el tiempo que sea necesario, con el ritmo que nuestro libre albedrío disponga: lento o rápido.


Extractado de Amanecer Espírita.

¿Existe Dios?

¿Existe Dios?

por Amalia Domingo Soler

El Espíritu es puro en su origen, porque Dios no puede hacer nada imperfecto, y si este Espíritu al ser creado fuese a habitar en los mundos de luz: ¡Dónde la vida es una sonrisa! ¡Dónde la penalidad no se conoce! ¡Dónde el organismo está libre de dolencias, y el alma de remordimientos! ¡Dónde la inteligencia del Espíritu abarca con una mirada todo cuanto se pueda saber en millones de existencias!

Si el alma al ser creada la dejasen en un edén, ¿Qué mérito tendría la virtud? ¿Qué valor tendría su talento si el amor y la ciencia alfombraran su camino de flores, como en los cuentos de hadas? ¿Que vida sería la de estos seres sin haber conocido el dolor?. ¡Sin saber lo que vale una lágrima, no se sabe apreciar una sonrisa! ¿Cómo vivirían estas generaciones sin haber experimentado una contrariedad en esa contemplación seráfica sin recuerdos y sin aspiraciones? ¡La vida sin deseo dejaría de ser vida! ¡Vivir sin ansiedad no es vivir! Porque el tiempo es la ansiedad de los siglos, que siempre corre buscando un más allá.

La vida de perfecta satisfacción es pobre, ¡Falta en ella la lógica!, ¡El incentivo del trabajo!, ¡El deseo de lo desconocido!, ¡La sed de la ciencia!, ¡La sed del infinito!.

El Espíritu no ha nacido para la contemplación estática, ha recibido la inteligencia para utilizarla, para que le sirva de intermediaria entre Dios y él, por esto, los espiritistas creemos muy posible que el alma entró en la lucha de la vida semejante al niño (en su inocencia), con completa libertad de acción y rudimentaria inteligencia, el niño de la Tierra tiene una vida en sus primeros años apropiada a sus conocimientos y al desarrollo de sus fuerzas.

Como en el hombre hay un principio de origen divino, porque su Espíritu es un átomo luminoso desprendido de la aureola de Dios, el hombre lleva en sí el germen del progreso, y no necesita más que la varita mágica del trabajo le ayude en su empresa, y antes que todo, adquirir cierta sensibilidad, que hace sentir el hambre, la sed, el frío y el calor, y tener necesidad de otro ser para compartir las horas de su vida, y en este lento desarrollo, el alma, educada por ella misma, va mejorando la condición de su existencia y engrandece su esfera de acción, y el ser humano llegó a ser un hombre civilizado comprendiendo la belleza de la Creación.

El hombre tiene dos naturalezas: por el cuerpo, participa de la naturaleza de los animales cuyos instintos tiene, y por el alma, participa de la naturaleza de los espíritus. El lazo o periespíritu que une el cuerpo y el Espíritu es una especie de envoltura semi-material. La muerte es la destrucción de la envoltura más grosera; pero el Espíritu conserva la segunda que le constituye un cuerpo etéreo, invisible para nosotros en estado normal y que puede hacer visible accidentalmente, y hasta tangible, como sucede en el fenómeno de las apariciones.

Conceptos Extractados de "La Luz del Porvenir", por Amalia Domingo Soler.
MI COMENTARIO
Es muy interesante recalcar un punto que toca Amalia en cuanto al mérito.
Si Dios nos hubiera creado perfectos, ¿que sentido tendría habernos creado?.
Sería una creación inútil que todos ya fuéramos perfectos, iguales, y sin necesidad de hacer nada para crecer. Seria muuuuuyyyy aburrida la vida a pesar que solemos quejarnos de nuestros malos momentos.

La muerte y su misterio

La muerte y su misterio (Sobre el libro)

por Camilo Flammarion.

El libro es una documentación científica fundada sobre un conjunto de observaciones coordinadas durante más de medio siglo, de las que se ha
utilizado tan sólo una décima parte, habiendo su redacción exigido no menos de 3 años de trabajo.
Aquellos hechos, debidamente constatados, prueban que la muerte no existe, que no es más que una evolución, y que el ser humano sobrevive a aquella hora suprema, que está muy lejos de ser la última hora.
Mors janua vitae: la muerte es la puerta de la vida. El cuerpo no es otra cosa que el vestido orgánico del espíritu: se gasta, se transforma, se disgrega: el
Espíritu subsiste. La materia es una apariencia para el cuerpo del hombre, como para todo lo demás. El Universo es un dinamismo: una fuerza inteligente lo gobierna todo. El alma es indestructible.

Un pensador escribía así a Flammarión, después de la publicación del 2º volumen de aquella obra:
"Vuestro tercer tomo, ¿nos dará, sobre la supervivencía del alma, aquella misma certeza que nos han dado, los dos primeros, sobre su existencia real? Si no nos da esa seguridad, no nos queda más que dejarnos arrebatar por la desesperación, viéndonos obligados a admitir que somos hijos del azar,
que no hay verdades morales, ni justicia, y que ningún fruto recogeremos de todos los dolores de que está sembrada la vida. Una respuesta negativa de
vuestra parte, sería la destrucción definitiva de todo aquello que constituye la nobleza de la humanidad". (Carta 4743).
Bien pues: la tan deseada afirmación ha sido ya pronunciada y los lectores han recibido aquella satisfacción que ansiaban.

Y, por otra parte, ¿no es este, acaso, el deseo secular de tantos pensadores, que así lo manifestaron en todas las épocas y en todos los idiomas del mundo? Es el grito mismo de la naturaleza, y la ciencia experimental nos trae hoy esa seguridad.
Los lectores que han tenido voluntad y tiempo para leer las 1265 páginas que forman los tres tomos de La muerte y su misterio, han llegado a la
convicción que el ser humano posee en sí un elemento no incluido, hasta hoy, en las teorías científicas clásicas: el alma pensante, dotada de facultades especiales: y también que esta alma no sufre la misma disgregación del cuerpo, y que sobrevive a éste.

Las conclusiones a las cuales se llega en aquella obra, van más lejos aún de las publicadas anteriormente en "Lo Desconocido"(1900) y en "Las fuerzas naturales desconocidas" (1906). El autor ha procedido lenta y progresivamente en esta gradual elaboración.

Las certidumbres a que había arribado antes, eran las siguientes:

1º El alma existe como una entidad real, independiente del cuerpo;

2º Está dotada de facultades desconocidas aún para la ciencia.;

3º Puede obrar a distancia, telepáticamente, sin la intermediación de los sentidos;

4º Existe en la naturaleza un elemento psíquico en actividad, cuya esencia permanece aún oculta para nosotros.

Hoy en día puede agregarse:

5º El alma sobrevive al organismo físico, y puede manifestarse después de la muerte.
Las comunicaciones entre los espíritus de seres vivientes, en todas las distancias, han sido comprobadas perfectamente; la telepatía es tan cierta como la existencia de Napoleón, el oxígeno y la estrella Sirio. Y bien; esta comunicación telepática existe igualmente entre las almas de los difuntos y las de los vivos.

Las más irrefutables pruebas no dejan ya lugar a dudas de que en el momento de la muerte, el alma (cualquiera que sea su naturaleza) , obra a distanciade kilómetros y centenares y millares de kilómetros, sobre el espíritu de los vivos, produce ruidos y golpes variados, — a veces violentos, — y reproduce la imagen del muriente, en aspectos igualmente variados. Aquellas pruebas permiten afirmar también la acción del espíritu después de la muerte: la encuesta abierta el año 1899, y continuada después, ha dado resultados plenamente convincentes.

Conceptos Extractados de "La Muerte y su Misterio", por Camilo Flammarion.


El alma, según Flammarion


El alma, según Flammarion

por Eduardo Carvalho Monteiro

Después de llegar a ser un astrónomo competente, añadió al estudio de lo visible en los cielos un profundo interés por el misterio de los espíritus invisibles.
Las investigaciones acerca de la naturaleza del alma después de la muerte y su existencia deben hacerse siguiendo el mismo método que se emplea en las demás investigaciones de carácter científico, esto es, sin prejuicios, sin ideas preconcebidas y procurando colocarnos fuera de toda influencia sentimental o religiosa.

Después de las investigaciones que practiqué, animado de ese estado espiritual, declaro que existen las manifestaciones post mortem. Muchos de los hechos que cito aquí, se hallan tan bien demostrados, que están fuera de toda duda, y los que niegan o son ignorantes o carentes de lógica.
El alma existe como ser real, independiente del cuerpo. Está dotada de facultades que son, todavía, desconocidas para la ciencia humana. Puede operar a distancia telepáticamente, sin la intervención de los sentidos. Existe un elemento psíquico, activo de naturaleza que, nos es oculta.

Los seres humanos fallecidos y a los que se acostumbra llamar muertos, continúan existiendo después de la disolución del organismo material. Existen en una substancia invisible e intangible, que nuestros ojos no ven, que nuestras manos no pueden tocar y que nuestros sentidos no pueden apreciar en las condiciones normales. En general no se muestran ni se manifiestan.  A veces actúan sobre nuestra mente, y en ciertos casos, pueden demostrar su supervivencia. Cuando influyen sobre nuestra mente y nuestro cerebro, los vemos como los conocimos, con sus ropas, sus modos, su personalidad. Es una percepción de alma a alma. No son alucinaciones, ni visiones imaginarias.

En gran número de casos, las apariciones de los muertos no son intencionales. La persona muerta parece continuar con sus hábitos, errando alrededor de los lugares en que vivió, o no muy lejos de su tumba. Mas, la distancia nada importa a los Espíritus. Las almas separadas de los cuerpos conservan su mentalidad terrestre durante largo tiempo. Verificamos que la muerte no existe. Es una evolución. Es la puerta de la vida.

–¿Y dónde están las almas?– Pregunté. –¿Qué hacen? ¿Son felices?
“–Son de acuerdo con lo que hicieron en esta vida. El karma de los teósofos es una realidad. Los seres que viven sólo para lo que es material y sólo por la materia, no gozarán de los placeres del Espíritu.

Las reencarnaciones se relacionan con los valores intelectuales y morales. La atmósfera está llena de nómadas inconscientes y tal vez de la mayoría de los millares de seres humanos que mueren diariamente. Al abandonar la vida terrena el alma no se torna angélica. Con respecto a la leyenda de los eternos sufrimientos del infierno, difícilmente vemos que pueda concebir eso, la razón humana.

Extractado de Anuario de la Federación Espírita Española.

Espiritismo y Ciencia


Espiritismo y Ciencia

por Gilberto Schoereder

El desarrollo tecnológico y científico ha traído una serie de ingredientes importantes para la investigación relacionada con el mundo espiritual. Aún no se ha alcanzado el punto ideal en las investigaciones, pero la aproximación con la ciencia se ha mostrado como el camino más adecuado.
Muchos investigadores del espiritismo, espíritas y no espíritas, entienden que no se realizan experimentos científicos suficientes relativos al asunto. En realidad, esa aproximación con la ciencia fue uno de los preceptos básicos presentados por Kardec y es una búsqueda incesante de la mayor parte de los espíritas.

Sin embargo, siendo las experiencias suficientes o no, no cabe duda de que hay muchas personas buscando estrechar ese vínculo, buscando nuevos métodos de investigación y experimentación científica, así como de comprobación de los fenómenos ligados al espiritismo. Los ejemplos claros de esta búsqueda son los trabajos del dr. Ian Stevenson, en EEUU, y las investigaciones relacionadas con la transcomunicación instrumental que, en Brasil, tiene Sonia Rinaldi como destacada.


Desde que los fenómenos comenzaron a volverse más populares, a mediados del siglo XIX, numerosos científicos dedicaron su tiempo y esfuerzos para intentar registrar, medir y determinar parámetros científicamente aceptables para ellos. La Sociedad Psíquica de Inglaterra fue uno de los puntos centrales de esas investigaciones, realizando decenas, si no cientos de experiencias. De ese emprendimiento se originaron tanto las investigaciones parapsicológicas actuales, como las que se encuentran más ligadas al espiritismo propiamente dicho.


Pero, hoy, muchos espíritas reclaman que esas mismas experiencias, ya con más de cien años de vida, siguen siendo presentadas como referencia y comprobación de los fenómenos, lo que ya no es aceptable teniendo en vista la evolución de la ciencia y de la propia tecnología que puede aplicarse en las investigaciones.


La realización de experimentos con transfotos, transcomunicaciones, experiencias de casi muerte, reencarnación, terapia de vidas pasadas y algunas aproximaciones entre la ciencia moderna y las ideas espíritas, muestra que existen, de hecho, personas y grupos buscando renovar ese aspecto del espiritismo. El problema mayor, parece ser, la dificultad en hacer que esos esfuerzos sean reconocidos por la llamada "ciencia oficial".


En muchos casos, también, las investigaciones son realizadas por grupos autónomos, no reconocidos por la ciencia y, aun cuando los resultados presentados son muy interesantes, las investigaciones no son absorbidas por los grandes centros de investigación, como las universidades, no ganando el "status de" credibilidad y visibilidad necesarias en el mundo académico.



Extractado del Blog Opiniones.