La evolución
por Jaime Rodríguez Lara.
Nuestra finalidad esencial, como espíritus encarnados o desencarnados es la EVOLUCIÓN por los dos senderos: el de la inteligencia y el de la moral.
Nuestra finalidad esencial, como espíritus encarnados o desencarnados es la EVOLUCIÓN por los dos senderos: el de la inteligencia y el de la moral.
El primero saca nuestro espíritu de su estado primitivo de ignorancia, de simplicidad y de inexperiencia y lo enriquece, lo dota y lo eleva a planos superiores de conciencia, conocimiento y sabiduría universal.
El estudio y la búsqueda del conocimiento científico contribuye al descubrimiento de las maravillas que encierra la Creación, de las leyes que la gobiernan.
Contribuye, además, al desarrollo de las facultades mentales de nuestro espíritu, las cuales, en la mayoría de los casos, están latentes y adormecidas. Esas facultades son, por ejemplo, el poder análisis, de síntesis, de reflexión, de raciocinio y de construcciones mentales. No olvidemos que el atributo esencial del espíritu es la "inteligencia".
El segundo sendero moldea y armoniza nuestro comportamiento, nuestras inclinaciones, nuestras interrelaciones con los seres de la creación, de acuerdo con las sabias leyes naturales establecidas por el Creador, de tal forma que vamos adquiriendo los hábitos y automatismos del bien. Cuando nuestra inteligencia haya evolucionado suficientemente y al mismo tiempo hayamos adquirido esos hábitos del bien, habremos entonces escalado planos superiores de perfección; mientras tanto navegaremos por los senderos de la evolución, durante el tiempo que sea necesario, con el ritmo que nuestro libre albedrío disponga: lento o rápido.
Extractado de Amanecer Espírita.
Extractado de Amanecer Espírita.