25 de diciembre de 2019

Libro "Acción y Reacción" Chico Xavier\André Luiz « parte 84 »


Libro "Acción y Reacción" Chico Xavier\André Luiz « parte 84 »

En la noche siguiente, después de haber atendido servicios de rutina, Silas nos buscó para que continuásemos la tarea comenzada.
De regreso al hogar de Luis, establecimos una conversación común, sin alusión alguna a los temas tratados en la víspera, y, como si se hallaran sintonizados con nuestra onda mental de respeto mutuo, Clarindo y Leonel nos recibieron con discreción y cariño.
Nos parecían, ambos, muy trabajados por las ideas que el asistente les había ofrecido indirectamente a sus espíritus.
En la casa de Luis, el cuadro no se había alterado.
Luis y sus amigos charlaban cordialmente, comentando las plagas que azotaban el campo y las enfermedades de los animales, la carestía de la vida y los negocios infortunados... Mientras tanto, los dos hermanos se mostraban, ahora, claramente desligados de semejante panel de sombra.
Nos saludaron con la gentileza irradiante de quienes se encontraban dispuestos a acogernos favorablemente, y miraron a Silas con inusitado interés.
Se adivinaba que la confesión del asistente les había servido para realizar valiosas reflexiones.
Observando su metamorfosis con inequívocas señales de alegría, el jefe de nuestra expedición eludió referirse en lo más mínimo al problema de Luis, y les invitó a que nos acompañasen.
Mostrando la renovación de que se hallaban poseídos, se incorporaron a nuestra caravana, y atendiendo a la recomendación de Silas, los dos, con sus manos unidas a las nuestras, consiguieron emprender el vuelo con cierta seguridad y facilidad.(65)
Pasados algunos minutos, llegamos a un gran hospital de una populosa ciudad terrestre.
En la portería, uno de los vigilantes espirituales se dirigió cariñosamente a Silas, saludándole fraternalmente, y nuestro dirigente nos lo presentó, atentamente:
–Este es nuestro hermano Ludovico, que actualmente se encuentra encargado de la vigilancia, en beneficio de algunos enfermos de cuya reencarnación cuida nuestra casa.
Nos abrazamos todos fraternalmente.

MIS OBSERVACIONES
(65) No es facil volar o volitar (verbo que se usa para indicar el traslado del espíritu), cuando se es un espíritu no elevado. Es necesaria la ayuda de otros como en este caso Silas, Hilario y André tomandolos de la mano a Leandro y Clarindo. Cuando se es elevado, el solo pensar donde se desea estar, es suficiente para hacerlo de manera instantanea. El vuelo no ocupa tiempo a pesar de grandes distancias porque ambas cosas, tiempo y espacio no existen ante la rapidez del pensamiento.

Libro Psicografiado, "Acción y Reacción", por Chico Xavier\André Luiz


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Reflexiones sobre el Dolor 1/2

Reflexiones sobre el Dolor 1/2

Por Un Hermano Espírita

Queridos hermanos, les incluyo unas reflexiones de un hermano que estuvo enfermo y escribió estas grandes reflexiones que quiero compartir con ustedes.

Me di cuenta de lo que hace el sufrimiento así sea poco o saber que es pasajero. Me acordaba de aquellos que sufren y casi a sabiendas que dejaran la tierra por esa enfermedad y siendo joven o medio de edad, y pensaba en lo duro que es verse en ese caso y cuanto hay que entender a esa persona, a su destino y ver los resultados finales, aunque estos se verán en otro estado, el espiritual.
Pensaba en el dolor de una madre cuando sabe que perderá a su hijo o esta gravemente enfermo, y cuantos seres hay que esperan el momento de partir, más aun pedirlo pues el sufrimiento es tan grande que la muerte se desea.

En esos momentos el espíritu comprende mas su propia realidad, ve la vida como algo pasajero, y que la muerte es una resolución indefectible a todo aquello en la tierra.
Por otro lado, el ser después de ese estado, de esa tremenda prueba, se siente mas aliviado mas cuando supero las quejas, y sufrió sin demostrarlo o lo menos posible. Durante el proceso de su desencarnación, siente el alivio de un peso menos en su haber, siente que su lucha no fue en vano y después de su desprendimiento siente el alivio, la libertad de un cuerpo defectuoso e inválido, pero le sirvió para expurgar los grandes desmanes que otrora realizó sin medir nada en consecuencias a su prójimo.

Los que más protestaron y se resintieron, posiblemente tengan que empezar casi de nuevo, pero después en el espacio recibirán las instrucciones de su error. Sabemos que no es fácil, que una cosa es decirlo y otra pasarlo y ver llegar ese momento sepulcral y santo al mismo tiempo, pues los seres guías se le acercan así como los amigos, familiares y aquellos que no te han querido tanto.
El sufrimiento limpia nuestra alma de todas aquellas cosas que nos esclavizan a a tierra, y asimilados los sufrimientos se transforman en experiencias puras…La conciencia se agita en Dios, se hace bueno, su mente se abre, y las pasiones pasan ha ser cosa sin importancia, más cuando estamos lejos de ella y miramos los restos que dejamos y entendemos el verdadero motivo del sufrimiento.

La ley de Dios no perdona, es implacable y el descenso mórbido de realizarse a la materia, es como consumir un pesado aceite que debe desprenderse de la delicada intimidad del espíritu, ese fluido nocivo, desciende por el periespiritu hasta la materia y se aloja en los órganos mas debilitados, produciéndose el tenebroso cáncer. Sin embargo, puede detenerse el descenso, pero solo Dios lo permite, si verdaderamente ve un bien en hacerlo.

Tomado del Blog "La Weblog Espírita de Mari"


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MANUEL GONZÁLEZ SORIANO


MANUEL GONZÁLEZ SORIANO



Manuel González Soriano nació el 28 de Abril de 1835 en la ciudad de Cartagena, Murcia. Su padre murió cuando él solo tenía 3 años, quedando en una precaria situación y bajo el amparo de su madre.
Con 14 años, se fue a Murcia a estudiar  y al mismo tiempo trabajar como ayudante en una botica. Con 20 años decidió irse a Madrid para ampliar sus estudios y terminar la carrera de Telégrafos. Con 21 años recibió el título de telegrafista de 3º, donde le destinaron en 1857 a Andújar, Jaén.
Allí conoció a la que fue su esposa, Trinidad González,  con la que contrajo matrimonio el 3 de junio de 1860. Residió allí, hasta que en 1869 tuvo que trasladarse a Ciudad Real, ya que por sus creencias espíritas, que conoció en el año anterior, y que defendía con muchos esfuerzos, fuera víctima de la clase clerical. En Ciudad Real estuvo siete años, siendo escarnio de todos, hasta el punto de negarle hospedaje. Defendía sus ideas contra viento y marea, retando a discutir a todo el que se oponía a sus profundas convicciones. En 1876 por su propia voluntad pidió el traslado a Manzanares, donde vivió algo más de un año, pero siendo también despreciado y asilado, hasta que consiguió volver a Andújar, donde estuvo 8 meses y después de que le ascendieran a Jefe de Estación, lo trasladaron a Jaén donde estuvo 4 años. En ese tiempo, por diversas controversias públicas que tuvo con el Sr. Francisco Suárez, secretario del obispo de la diócesis, tramaron varias intrigas para expulsarlo, pero no  lo consiguieron por sus condiciones de ciudadano reconocidas por el gobernador de la provincia. En 1882 se fue a Motril, Granada, donde estuvo 16 meses, pero por petición propia volvió a Andújar, donde a los 10 meses, volvió a ser víctima de intrigas teocráticas y aristócratas, se trasladó a Málaga, pero no llegó a incorporarse, ya que el director le trasladó a Linares, Jaén, donde permaneció 16 meses. En este tiempo aprovechó sus desvelos para dar luz a sus obras espíritas “Controversias”, “El Espiritismo es Filosofía” y “Diálogos”, pero contribuyeron a acelerar su desencarno. Estando enfermo, creyó que su estado se debía al clima y solicitó ir a Vilches, donde estuvo 3 meses, pero por disposición facultativa regresó a Andújar, desencarnando el 2 de Noviembre de 1885.

Vivió como un héroe a pesar de todos los enemigos que tuvo, siempre se defendió con muchísimos esfuerzos y murió rodeado de un pequeño grupo de hermanos que tenían sus mismas creencias, con la tranquilidad y la paz del que está satisfecho de la misión que cumplió. Su norma era la caridad, nunca abandonó sus obligaciones, entre ellas las familiares; murió pobre de bienes materiales pero muy rico en virtudes. Heredó el título de su padre, Marqués de Monte, pero que nunca uso por sus ideas  democráticas.

Tomado del Sitio "Federación Espírita Española"

La Invasión de los “Muertos” se hizo Sentir en América y Europa

La Realidad Espiritual del Hombre

La Invasión de los “Muertos” se hizo Sentir en América y Europa

por Miguel Vera

A pesar de la negación de la ciencia a los fenómenos paranormales, la invasión de los “muertos” se hizo sentir en América y Europa. Los Espíritus contrarrestaron con sus apariciones la “herejía” de las investigaciones científicas. Fue cuando Allan Kardec –pseudónimo del emérito pensador y pedagogo francés Hippolyte Léon Denizard Rivail, discípulo de Pestalozzi- sacudió los nuevos tiempos con la publicación de El Libro de los Espíritus, proclamando el restablecimiento de la verdad espiritual contra la devastación teológica. Según Kant, el filósofo de la razón por excelencia, al hombre le era impedido penetrar en los problemas metafísicos. Pero Kardec respondía con los hechos ante una avalancha de contradictores. Enseñaba sin cesar que los fenómenos mediúmnicos eran hechos, realidades palpables y no ensimismamientos imaginarios. El sabio inglés William Crookes, convocado a combatirlo, tuvo que confirmar la realidad del descubrimiento kardecista, después de estudiar durante tres años tales fenómenos. Zöllner hizo lo mismo en Alemania, confirmando las manifestaciones espírita, así como Ochorowicz en Varsovia. El siglo XIX –como diría más tarde Léon Denis- tenía la misión de restablecer científicamente la concepción espiritual del hombre. El movimiento Neoespiritualista invadió con fuerza Inglaterra y los Estados Unidos. Lombroso, el psiquiatra y antropólogo criminalista, se levantó irascible, en Italia, contra esa resurrección amenazadora de las antiguas supersticiones. Pero el profesor Chiaia, de Milán, lo desafió con las experiencias de la famosa médium Eusapia Paladino. Lombroso aceptó el desafío y tuvo la satisfacción de recibir en sus brazos a su propia madre, mediante un fenómeno de materialización realizado en una sesión mediúmnica.

Richet, era el mayor fisiólogo del siglo, premio Nobel en medicina en 1913 y director de la Facultad de Medicina de París. Kardec ya no estaba solo. Numerosos científicos e intelectuales lo apoyaban, aunque quisieran desnaturalizar su fundamentación. No fue el caso de Conan Doyle, médico y escritor de renombre (creador del personaje Sherlock Holmes), que se convirtió en un apasionado propagador del Espiritismo. Víctor Hugo se pronunció a favor de la nueva doctrina. Estaba cumplida la misión del siglo XIX: el establecimiento de la era del Espíritu.

Extractos de "Revista Espirita de la Federación Espírita Española"

Ningún Demonio se Cansa ni se Cansará Jamás de su Horrenda Tarea

El Infierno

Ningún Demonio se Cansa ni se Cansará Jamás de su Horrenda Tarea

por Allan Kardec.

“Los condenados son castigados en todos sus sentidos y en todos sus órdenes, porque ofendieron a Dios por todos sus sentidos y por todos sus órganos. Castigados de un modo, como golosos por los demonios de la gula; como perezosos, por los demonios de la pereza; como fornicadores por los demonios de la fornicación, y de tantos y tan variados modos como hay diferentes maneras de pecar. Tendrán frío aunque se abrasen y calor helándose. Estarán ávidos de quietud y de movimiento, siempre hambrientos, siempre sedientos, mil veces más fatigados que el esclavo al acabar el día, más enfermos que los moribundos, más quebrantados, más descoyuntados, más cubiertos de llagas que los mártires, y todo esto eternamente.

“Ningún demonio se cansa ni se cansará jamás de su horrenda tarea. Están todos, bajo este aspecto, bien disciplinados y dóciles para ejecutar las órdenes de venganza que recibieron. Sin esto, ¿qué sería del infierno? Los condenados descansarían, si sus verdugos llegasen a querellarse o a cansarse. Mas no hay descanso para los unos, querella entre los otros. Por malos y por innumerables que sean, los demonios se asisten desde una a otra parte del abismo, y jamás se vieron en la Tierra naciones más dóciles a sus príncipes, ejércitos más obedientes a sus jefes, comunidades monásticas más humildemente sumisas a sus superiores.

[Aquellos mismos demonios, rebeldes a Dios para el bien, son de una docilidad ejemplar para el mal. Ninguno de ellos retrocede, ni se rezaga durante la eternidad. ¡Qué extraña metamorfosis se verificó en ellos, que fueron creados puros y perfectos como los ángeles! ¡Cuán extraño se hace verles, por ejemplo, de perfecta conformidad, armonía y concordia inalterable, mientras que los hombres no saben vivir en paz y se desgarran en la Tierra! Viendo el lujo de castigos destinado a los condenados y comparando su situación con la de los demonios, uno se pregunta: ¿Cuáles son más dignos de compasión? ¿Los verdugos o las víctimas?]

“Además, apenas es conocido el populacho de los demonios, aquellos viles espíritus que componen las legiones de vampiros, de tiburones, de sapos, de escorpiones, de cuervos, de hidras, de salamandras y otros animales sin nombre, que constituyen la fauna de las regiones infernales. Pero se conocen y se nombran muchos de los príncipes que mandan en aquellas legiones, entre otros Belphegor, el demonio de la lujuria; Abaddan o Apoyllón, el demonio del asesinato; Belzebuth, el demonio de los deseos impuros o el maestro de las moscas que engendran la corrupción, y Mammón, el demonio de la avaricia, Moloch, Belial, Baalgad. Asturoth y tantos otros, y sobre ellos su jefe universal, el sombrío arcángel que en el cielo se llamaba Lucifer y que en el infierno se llama Satanás.

“He aquí en compendio la idea que nos dan del infierno, considerado desde el punto de vista de su naturaleza física y de las penas físicas que allí se sufren. Abrid los libros de los padres y de los antiguos doctores, interrogad nuestras piadosas leyendas. Mirad las esculturas y los cuadros de nuestras iglesias, prestad oído a lo que se dice en nuestros púlpitos, y aún oiréis muchas cosas más.”

Extractos del Libro "El Cielo y el Infierno", por Allan Kardec.