Libro "Acción y Reacción" Chico Xavier\André Luiz « parte 75 »
Clarindo y Leonel, escuchaban estas explicaciones, como si estuviesen siendo apuñalados en lo íntimo. Tal era la expresión de rebeldía que se exteriorizó en su mirada.–Pero, él y el padre son nuestros deudores... Nos robaron y nos asesinaron... –exclamó Leonel con la inflexión de la persona voluntariosa e inteligente que se ve contrariada en sus caprichos.
–Y, ¿qué desean ustedes que hagan ellos? –añadió el asistente sin inmutarse.
–¡Nos lo tienen que pagar!... ¡Pagar! ... –bramó Clarindo cerrando sus puños.
Silas sonrió y dijo:
–Sí, pagar es la palabra más adecuada... Pero, ¿cómo puede el deudor rescatar su deuda cuando el acreedor le arrebata todas las posibilidades para realizarlo? No cabe la menor duda que somos nosotros mismos quienes debemos curar los males de los que somos autores... Pero, si nos compete rectificar hoy un camino que ayer desorganizamos, ¿cómo proceder si ahora se nos cortan las manos? El propio Cristo aconsejó:
“Ayudad a vuestros enemigos”.(64)
Se veía que el asistente, por la simpatía conquistada en la víspera y con su argumentación limpia y sin pretensiones, había logrado una inequívoca superioridad moral sobre el ánimo de los obsesores de sentimiento endurecido. Aun así, Leonel preguntó con temor:
Muchas veces, pienso que tal afirmación, correctamente interpretada, quiere decir: “Ayudad a vuestros enemigos para que ellos puedan pagar las deudas en que se enredaron, restaurando el equilibrio de la vida, para que, tanto ellos como vosotros, seréis beneficiados por la paz”.
–¿Qué consideraciones son esas? ¿Será usted algún cura disfrazado? ¿No pretenderá quizás que cambiemos?
–Se engaña, amigo mío –dijo el asistente– si algo busco en nuestro entendimiento, es mi propia renovación.
Y tal vez porque en nuestro grupo se hacía sentir una prolongada pausa, Silas continuó:
–Por la seducción del dinero, caí también en mi último pasaje por la Tierra. La pasión de la posesión, gobernaba todos mis ideales. La fascinación por el oro, envolvió mi ser de tal modo que, a pesar de haber recibido el título de médico en la Universidad, rehuí el ejercicio de la profesión, para vigilar los movimientos de mi anciano padre, para que ni él mismo llegase a disponer, con generosidad, de los bienes de nuestra casa.
(64) André Luiz pone en labios de su personaje una síntesis de los V. 27 y 28 del Cap. 6 de Lucas, para que sea más fácilmente comprendido por aquellos espíritus llenos de odio, a los cuales repugnaba el verbo “amar”. Ellos se rebelarían ante el texto completo. Sería poco hábil hablar de “amar” en aquel momento; pero “ayudar” a pagar, fue bien aceptado, porque ellos querían recibir (nota de la editorial brasileña).
Libro Psicografiado, "Acción y Reacción", por Chico Xavier\André Luiz