16 de diciembre de 2019

Las Apariciones Tangibles sólo Tienen la Apariencia de la Materia Carnal

Apariciones. Transfiguraciones

Las Apariciones Tangibles sólo Tienen la Apariencia de la Materia Carnal

por Allan Kardec.

Las apariciones tangibles sólo tienen la apariencia de la materia carnal, pero no sus cualidades. Debido a su naturaleza fluídica, no pueden tener la misma cohesión, puesto que, en realidad, no se trata de carne. Se forman y desaparecen instantáneamente o se evaporan por la desagregación de las moléculas fluídicas. Los seres que se presentan en estas condiciones no nacen y mueren como los otros hombres. Se les ve, y un minuto después ya no están, no se sabe de dónde vienen, cómo llegaron, ni adónde van. No se podría matarlos, ni encadenarlos, ni encerrarlos en una cárcel, ya que no tienen cuerpo carnal. Si se intentase golpearlos, los golpes caerían en el vacío.

Tal es el carácter de los agéneres (espíritus momentáneamente materializados aparentando una persona viva), con quienes se puede conversar sin darnos cuenta de lo que son, pero ellos jamás permanecen un largo tiempo en un sitio, ni pueden convertirse en huéspedes habituales de una casa, ni tampoco pertenecer a una familia.

Hay, además, en toda su persona, en sus gustos, algo de extraño e insólito que participa a la vez de lo material y lo espiritual. Su mirada, vaporosa y penetrante al mismo tiempo, no tiene la nitidez de los ojos de la carne. Su lenguaje breve y casi siempre sentencioso, no guarda el brillo ni la volubilidad del lenguaje humano. Su aproximación produce una sensación particular e indefinible de sorpresa, que produce un cierto temor y, aun tomándolo por un ser de este mundo, se piensa involuntariamente: ¡Qué ser más extraño! (*)

(*)  Véanse ejemplos de apariciones vaporosas y tangibles, o agéneres, en la Revista Espírita de enero de 1858: “Visiones”; octubre de 1858: “Fenómenos de aparición”; enero de 1859: “El duende de Bayona”; febrero de 1859: “Los agéneres”; marzo de 1859: “Un duende” y “Plinio, el Joven. Carta a Sura”; agosto de 1859: “Un espíritu servicial”; noviembre de 1859: “Advertencias del Más Allá: El oficial de Crimea”, abril de 1860: “Aparición tangible”; mayo de 1860: “La novia traicionada”; julio de 1861: “Una aparición providencial”; abril de 1866: “Una visión de Paulo I” y diciembre de 1866: “El campesino de Thomas Martin y Luis XVII”. [N. de A. Kardec.]

Extractos del Libro "El Génesis", por Allan Kardec.

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