El Astrónomo Flammarion
por Eduardo Carvalho Monteiro
El gran escritor y astrónomo, Camille Flammarion (1842 – 1925), cuyo nombre significa aquél que trae la luz, pasó los últimos años de su vida en un palacete en Juvisy (Francia) que le fue donado por un amigo. Allá pudo construir un Observatorio y legar a la humanidad grandes trabajos científicos e importantes reflexiones filosóficas.
Reproducimos aquí, interesante artículo y a la vez entrevista del afamado escritor E. Percy Noel, Publicado en el Diario Excélsior, del 3 de septiembre de 1924 (México). Su título es: Cómo es el Alma, según Flammarion.
“La más inesperada impresión que se recibe de Flammarion, es la de su gran sinceridad y falta de pretensión. Siempre fue así. Nunca procuró títulos, ni honores; no quiere que lo conozcan como sabio. Hace algún tiempo le preguntó una señora en qué basaba ciertas previsiones astronómicas. –Fue una idea que se me ocurrió– dijo. Respuesta digna del profundo filósofo que es.
Otro día, me decía, bajo la cúpula del Observatorio de Juvisy: –Nunca encontré razones para que la ciencia se oculte bajo sombrío manto. Siempre la amé por la belleza que nos revela. ¡Oh! ¡El estudio! Jamás ambicioné otra cosa que poder estudiar.
El público juzga que sus libros acerca del cielo se leen con el placer de una novela. No obstante, su exposición, es la de la más exacta de las ciencias. Se puede decir, que en ellos está basada el alma de este hombre encantador, irradiando simpatía, con 80 años de edad, ojos llenos de dulzura, modesto, con su enmarañada cabellera blanca, sobre todo en los momentos en que muestra su tesoro.
En la cúpula del telescopio, se detuvo ante un mapa de la Luna y me dijo con una sonrisa: –Vea ahora mis propiedades– y marcó con el dedo un punto en el mapa, cierta mancha de la Luna a la que los astrónomos dieron el nombre de Flammarion. –Pero– agregó con su inalterable sonrisa –, no es bueno hablar de propiedades en estos días, cuando los impuestos son tan elevados.
El primer trabajo científico de Flammarion fue un tratado de matemática sobre las dimensiones de las estrellas, escrito a los 20 años, cuando estaba empleado en el Observatorio de Luxemburgo. Fue el primer sabio que enunció la idea de saber si Marte está habitado, problema al que consagró más de sesenta años de estudios científicos, que se tradujeron en varios mapas del planeta, los cuales cada año se tornan más completos.
Sus estudios sobre la muerte y sus misterios datan también de muchos años, pero no tienen el mismo carácter que sus trabajos sobre astronomía. Es el resultado secundario de su concentración en el estudio de los cuerpos celestes, de sus incansables esfuerzos para penetrar con la vista el espacio y para aprender los secretos guardados por la distancia.
Extractado de Anuario de la Federación Espírita Española.