13 de marzo de 2019

Los problemas de la existencia


Los problemas de la existencia

por León Denis.

Si la vida está circunscrita entre la cuna y la tumba, si las perspectivas de la inmortalidad no vienen para alumbrar nuestra existencia, el hombre no tiene ya otra ley que la de sus instintos, la de sus apetitos, la de sus goces. Poca importancia tiene que le gusten el bien y la equidad. Si sólo aparece y sólo desaparece de este mundo, si se lleva con él, en el olvido, sus esperanzas y sus afectos, sufrirá tanto más cuanto más elevadas sean sus aspiraciones; amando la justicia, el soldado del derecho, se considera condenado por no ver casi nunca su consecución; apasionado por el progreso, sensible a los dolores de sus semejantes, se imagina que se apagará antes de haber visto triunfar sus principios.

Con la perspectiva de la nada, cuanto más habrá practicado la devoción y la justicia, más caerá su vida fértil en amarguras y en decepciones. El egoísmo bien comprendido sería la sabiduría suprema; la existencia perdería toda grandeza, toda dignidad. Las facultades más nobles, las tendencias más generosas del espíritu humano acabarían por marchitarse, por apagarse totalmente.

La negación de la vida futura suprime también toda sanción moral. Con ella, que sean buenos o malos, criminales o sublimes, todos los actos acaban con el mismo resultado. No hay compensaciones a las existencias miserables, a la oscuridad, a la opresión, al dolor; no hay más consuelo en la prueba, más esperanza para los afligidos. Ninguna diferencia espera, en el futuro, al egoísta que sólo vivió y a menudo a costa de sus semejantes, y el mártir o el apóstol que habrá sufrido, habrá sucumbido combatiendo por la emancipación y el progreso de la raza humana. La misma sombra servirá para ellos de mortaja.
Si todo acaba con la muerte, el ser no tiene ninguna razón para esforzarse, para contener sus instintos, sus gustos. Aparte de las leyes terrestres, nada puede retenerlo. El bien y el mal, el justo y el injusto también se confunden y se unen en la nada. Y el suicidio será siempre un medio de escapar de los rigores de las leyes humanas.

La creencia en la nada, al mismo tiempo que arruina toda sanción moral, deja irresoluto el problema de la desigualdad de las existencias, en lo que toca a la diversidad de facultades, de aptitudes, de situaciones, de méritos. En efecto, ¿por qué a unos todos los dones del espíritu y del corazón, los favores de la fortuna, mientras que tantos otros, tienen en reparto sólo pobreza intelectual, vicios y miseria? ¿Por qué, en la misma familia, los padres y los hermanos, nacidos de la misma carne y de la misma sangre, difieren en tantos puntos? Muchas cuestiones insolubles para los materialistas, así como para muchos creyentes. Estas cuestiones, vamos a examinarlas brevemente a la luz de la razón.

Conceptos Extractados de "El Porqué de la Vida", por León Denis.