28 de febrero de 2019

Aceptación natural de la muerte

Aceptación natural de la muerte

por Herculano Pires.

Mucho antes de Augusto Comte, los médicos habían descubierto que los vivos
dependían siempre y cada vez más de la asistencia y del gobierno de los muertos. De todo este embrollo resultó el pavor a la muerte entre los mortales. Actualmente los antropólogos pueden constatar, entre los pueblos primitivos, la aceptación natural de la muerte. Entre las tribus salvajes de África, de Australia, de América y de las regiones árticas, los viejos son muertos a garrotazos o huyen hacia el descampado a fin de ser devorados por las fieras. El lobo u el oso que devora al viejo y a la vieja expuestos voluntariamente al sacrificio será después abatido por los jóvenes cazadores que se alimentan de la carne del animal reforzada por los elementos vitales de los viejos sacrificados. Es un proceso generoso de intercambio en el cual los clanes y las tribus se revigorizan.

El mayor pavor de la muerte proviene de la idea de soledad y oscuridad. Mas los teólogos creyeron que esto era poco y oficializaron las leyendas remotas del Infierno, del Purgatorio y del Limbo, a las que no escapan ni siquiera los niños muertos sin bautizar. De tal manera se aumentaron los motivos del pavor a la muerte, que llegó a significar deshonra y vergüenza. Para los judíos, la muerte se tornó la propia impureza. Los túmulos y los cementerios fueron considerados impuros.

Los cenotafios, túmulos vacíos construidos en honor a los profetas, muestran bien esta aversión a la muerte. Cómo podrían ellos aceptar un Mesías que venía de Galilea de los Gentiles, donde el Palacio de Herodes fuera construido sobre tierra de cementerios? Cómo aceptar a este Mesías que murió en la cruz, vencido por los romanos impuros, que arrancara a Lázaro de la sepultura (ya hediondo) y lo hiciera su compañero en las lides sagradas del mesianismo?

Aún en nuestros días el respeto a los muertos está envuelto en una forma velada de repulsión y deprecio. La muerte transforma al hombre en cadáver, lo tacha del número de los vivos, le quita todas las posibilidades de acción y, por lo tanto, de significación en el medio humano. “El muerto está muerto”, dicen los materialistas y el populacho ignorante.

Conceptos Extractados de "Educación para la Muerte", por Herculano Pires.

Reflexiones: Busca dentro de ti

Reflexiones: Busca dentro de ti


Cuentan que un día estaba Mullah en la calle, en cuatro patas, buscando algo,
cuando se le acercó un amigo y le preguntó:

– Mullah, ¿qué buscas?

Y él le respondió:

– Perdí mi llave.

– Oh, Mullah, qué terrible. Te ayudaré a encontrarla.

Se arrodilló y luego preguntó:

– ¿Dónde la perdiste?

– En mi casa.

– Entonces, ¿por qué la buscas aquí afuera?

– Porque aquí hay más luz.

Aunque les parezca cómico, ¡eso es lo que hacemos con nuestra vida!

Creemos que todo lo que hay que buscar está ahí afuera, a la luz, donde es
fácil encontrarlo, cuando las únicas respuestas están en el propio interior.

Salgan a buscarlas afuera, que jamás las hallarán…


de Leo Buscaglia, libro: “Vivir, amar y aprender”.

La oración: Manantial de recursos saludables

La oración: Manantial de recursos saludables


En los últimos diez años, se han dado a conocer diferentes estudios llevados a cabo por médicos e investigadores en relación a los beneficios de la meditación, de la vivencia religiosa y el poder de la oración en el mantenimiento y la recuperación de la salud, ya sea física o mental Son conocidos, por haberse publicado en varios medios, los estudios llevados a cabo por el American Heart Institute de Kansas (EE.UU.) y publicado en la revista Archives of Internal Medicine sobre 990 pacientes. Este trabajo reveló recuperaciones asombrosas, con una menor estancia hospitalaria en los pacientes encomendados a las oraciones. Resultados similares se reflejan en otro estudio pilotado por el Centro Médico Rabin (Israel) y publicado en el British Medical Journal. En él se constata que la oración produce cambios significativos en la evolución de la enfermedad, hasta tal punto que repetir una plegaria ayuda a la relajación, a la vez que reduce la presión arterial y los ritmos metabólicos, cardíacos y respiratorios.

La oración produce cambios significativos en la evolución de la enfermedad, hasta tal punto que repetir una plegaria ayuda a la relajación, a la vez que reduce la presión arterial y los ritmos metabólicos, cardíacos y respiratorios.

Por otro lado, investigadores del Departamento de Estudios Religiosos de la Universidad de Indiana, en Bloomington (Estados Unidos) han demostrado «mejoras sorprendentes» si se ora por los pacientes. Pero no sólo eso, sino que la efectividad de la oración es proporcional a la cercanía del paciente. Orar, por lo tanto, manteniendo el contacto físico con el paciente, sería doblemente eficaz. En este estudio, tras analizar a 14 personas con discapacidades auditivas y a otros 11 con problemas de visión, se observó una mejoría en sus deficiencias tras haber recibido una oración de intercesión cercana. Por poner ejemplos, dos personas con problemas de oído mejoraron su audición, mientras que otros tres pacientes mejoraron sus dioptrías. Herbert Benson, quien dirige el Instituto Mind-Body en la Universidad de Harvard, lleva desde hace 30 años estudiando el poder de la oración y se ha focalizado específicamente en el efecto que tiene sobre el cuerpo la meditación, forma budista de rezar. A lo largo de este tiempo ha podido verificar, que todas las formas de oración producen una respuesta de relajación que combate el estrés, calma el cuerpo y promueven la salud. Sus estudios, que han sido documentados a través de la resonancia magnética verifican los cambios que se producen en el cerebro, fundamentalmente en los lóbulos temporales y parietales, así como en el sistema límbico, cuando oramos o meditamos. Resulta que el efecto sobre los neuro-transmisores, provoca la liberación endógena de dopamina en el cuerpo estriado ventral lo que redunda en un fabuloso estado de bienestar, relajación y paz.


Extractado de la Revista Espirita FEE.


Mi opinión ¿o la del Espiritismo?

Mi opinión ¿o la del Espiritismo?


Tras algunos años frecuentando foros, videoconferencias, páginas webs, etc., he observado como con más frecuencia de la deseada, muchos contenidos de la red están repletos de dictámenes simplistas, repetidos de unos a otros sin el imprescindible análisis…
Y no es de extrañar, ya sea por falta de estudio o por acogerse al comodismo que se limita a adoptar una opinión prestada con el solo aval de ser la de tal o cual espírita de renombre (como si los espíritas de renombre estuvieran exentos de equivocarse)… Y la verdad es que produce auténtica grima encontrar comentarios “espíritas” trasnochados, cargados de prejuicios, cuando no abiertamente mojigatos, más afines a un credo evangelista que a la filosofía universal del Espiritismo.
¿No tendriamos que expresarnos de manera diferente, con menos énfasis y más discreción (y sobre todo más comprensión)? Resulta incuestionable que, a esta altura de milenio, no solo el contenido sino también la forma de cierto lenguaje estereotipado, debe ser modificado en interés del mensaje del Consolador. La otra opción es pensar que las cosas están bien como están… aunque las personas que buscan espiritualidad genuina y no sectaria rehusarán (como es lógico) la compañía ideológica de los que escriben o hablan saturados de aleccionamiento moralista.
Hablar de temas personales o de relacionamiento íntimo, sentando cátedra, con condescendencia, como repitiendo una lección aprendida, es más que frecuente… aunque nada tenga que ver con el Espiritismo.
El cometido del espírita juicioso debería estar en el punto opuesto al sermón o al pedantismo espiritualoide, y sin embargo, (seamos honestos e imparciales) es lo que se capta con harta facilidad en foros y publicaciones digitales o impresas. Esto debe de cambiar…
El que se respeten las bases ideológicas (sin lo cual careceríamos de coherencia doctrinaria) no significa que tengamos que hablar como si nos hubiésemos aprendido una lección de memoria y no podamos salirnos del guión implícito que sigue la mayoría federada (es decir: de la opinión personal de dos o tres líderes).
No demos por hechas las cosas; el ideal es eterno y puro, pero las personas se equivocan… por mucho que mantengan un rol de liderazgo y/o nos caigan bien.
Una cosa cabal que parece que a veces olvidamos, es que el mensaje espírita debe prevalecer más que los personalimos caprichosos, las interpretaciones de tal o cual grupo, o las de este o aquel conferenciante.
El discípulo de Kardec y de los Espíritus que inspiraron el mensaje regenerador no es el que se limita a reproducir lo que ha oido de otros, sino el que argumenta sin aleccionar, dialoga desapasionadamente y escucha sin juicios.
Tenemos mucho que aprender y recolocar… pero mucho más dentro que fuera de nosotros.


Extractado del Blog Zona Espírita.

¿Se nace homosexual?¿Se puede cambiar?

¿Se nace homosexual?¿Se puede cambiar?


¿En todos los casos el espíritu ya renace homosexual? ¿Es posible cambiar esa orientación?

Hay una diferencia entre comportamiento homosexual e identidad afectivo-sexual homosexual. Observamos comportamientos homosexuales en individuos con dolencias psiquiátricas, entre presidiarios y soldados en periodos de guerra. En esas condiciones, en la ausencia de la figura femenina, la práctica sexual entre iguales practicada por muchos como campo de la liberación de las tensiones sexuales y de la búsqueda de placer. Eso no quiere decir que ellos sean homosexuales. El individuo con identidad homosexual es aquel que se siente atraído afectiva y sexualmente por una persona del mismo sexo, lo que puede ser percibido o descubierto en diferentes fases de la vida del individuo. No podemos afirmar que todos los homosexuales hayan nacido con esa orientación, pues la variedad de manifestaciones en ese área nos remite a múltiples causas, aunque la literatura mediúmnica espírita nos informe de que en buena parte de los casos las personas homosexuales traen de su pasado espiritual la fuente de su orientación presente.

No siendo en sí una condición maléfica para el individuo, sino más bien neutra, pudiendo ser positiva o no dependiendo de la forma en que es vivenciada, no hay necesidad de cambiar esa condición. La orientación de la ciencia médica y psicológica actual es de que el individuo homosexual que no se acepta y sufre con eso debe ser clasificado como portador de trastorno egodistónico y los esfuerzos deben direccionarse en el sentido de auxiliarlo a aceptarse y amarse tal cual es, sintiéndose digno de amor y respeto, buscando relaciones que le fortalezcan el autoamor y en las cuales pueda ser natural, espontáneo y verdadero, en busca de su felicidad y de su progreso.

Hay religiosos y profesionales fundamentalistas que ofrecen terapias y asistencia espiritual, sobre todo en iglesias evangélicas, para que el individuo se “cure” de la homosexualidad. No hay registros de casos cuyos resultados hayan sido positivos. Lo que frecuentemente se observa son individuos bisexuales alterando el direccionamiento de su afecto para individuos del mismo sexo, aunque muchos de ellos tienen relaciones sexuales clandestinas con personas del mismo sexo y vienen a los consultorios médicos llenos de culpa, miedo y vergüenza, por no sentirse “curados”. Además de eso, están los individuos homosexuales que deciden vestir la máscara de heterosexuales y por algún tiempo forman familias y que frecuentemente, salen de casa después de algún tiempo para vivir lo que sienten con su real atracción afectivo-sexual.

Extractado del Blog Córdoba Espírita.
MI COMENTARIO
Si bien existen solo dos sexos para definir la identidad, las orientaciones o las elecciones pueden ser infinitas. Desde la homosexualidad, bisexualidad, pasando por el sadomasoquismo y terminando en practicas aberrantes, todo es considerado orientaciones o elecciones sexuales que deberían pertenecer al ámbito intimo y privado, aunque en casos donde intervienen otros individuos sin sus consentimientos, son considerándose delito.
Estas orientaciones no tienen "cura" en el plano físico porque en verdad son una característica de la esencia que manifiesta un espiritu en su encarnación. Es probable que como todo comportamiento fuera de lo común para una determinada sociedad, se adapte en algún momento a lo que llamamos común o normal, pero no es un asunto a resolver facilmente. El cambio a realizar empieza en el espíritu y no en el cerebro del encarnado.