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31 de diciembre de 2019

Querer es Poder

Querer es Poder

por Amalia Domingo Soler

Discurso leído en el centro Barcelonés de estudios Psicológicos
Por Amalia Domingo Soler en Junio de 1893
Hermanos míos:
Como creo que estoy entre mi gran familia espiritista, no me parece que necesito decir lo que se acostumbra al  comenzar un discurso; pues los oradores en general, haciendo alarde de modestia, dejan sentado como principio que ocupan un lugar que no les pertenece, que reclaman por esto la benevolencia de sus oyentes y su indulgencia nunca desmentida.
Más yo digo: ¿Somos hermanos los espiritistas? ¿Vamos todos a un mismo fin?
¿Deseamos por unanimidad la propaganda de nuestros ideales filosóficos?¿Sentimos análogos deseos de sernos útiles los unos a los otros? ¿Soñamos con días mejores? ¿Trabajamos de común acuerdo para quitar las primeras piedras que entorpecen el paso por la ancha vía del progreso? ¿Tratamos de dejar expedito el camino para las nuevas generaciones?

¿Si o no?

¡Si! Dice nuestro credo: los espiritistas sois los obreros de la nueva era, los que estáis encargados de levantar las losas que cubren los sepulcros para decir a las multitudes: ¡Creéis que Dios al crear al hombre o al hacerle llegar por medio de las leyes de evolución a la categoría de ser racional, cuando éste piensa y siente, cuando sus ojos (telescopios humanos) ven los mundos y no se contenta con verlos, sino que por medio de la ciencia astronómica estudia sus condiciones atmosféricas, mide la altura de sus montañas, la anchura de sus mares, la extensión de sus valles y sus bosques, cuando le dice al rayo como le dijo Franklin: ¡Detente en tu descenso, que puedo más que tú!

Cuando surgen de su mente invenciones maravillosas, cuando acorta las distancias perforando las montañas y  analizando los mares, cuando es verdaderamente el reo de la creación, (mejor dicho el rey de la Tierra) porque en los otros mundos no sabemos aún qué papel representará la raza humana, pero ya es bastante con ser el rey del globo terráqueo y tener la soberanía de la ciencia, (que es la única soberanía que puede aceptar la razón) pues bien:
¿Creéis que Dios, después de darle al hombre corazón para sentir y cerebro para pensar en menos de un segundo, ha de inutilizar todo el trabajo de una inteligencia? ¿Creéis que de los grandes hombres, de los mártires, de las madres de todos los seres que han sufrido, que han amado, que han llevado su contingente al progreso universal, no queda más que la fea prenda de un muerto? (como dijo Zorrilla al contemplar el cadáver de Larra).
¿Creéis que todos los sacrificios, que todos los anhelos, que todos los heroísmos tienen por punto final una inscripción en una piedra y un enjambre de gusanos devorando un montón de materia putrefacta? ¡No! Sobrevive el alma; mejor dicho no tiene que sobrevivir, porque… nunca muere. Ni la millonésima parte de un segundo deja el Espíritu de sentir y de recordar. Pues bien: nosotros los espiritistas tenemos el deber de hacer ver a la humanidad en el error que ha vivido, creyendo los unos que todo terminaba con la muerte, los otros que devolvían al gran laboratorio de la naturaleza todas las energías, todas la fuerzas en el transcurso de una existencia para formar esa suma maravillosa de actividades que dan por resultado una fuerza eterna que impulsa a los mundos a girar dentro de sus órbitas. Por otra parte los creyentes de las religiones aceptando el cielo para los justos, infierno para los réprobos, purgatorio para los pecadores y limbo para los recién nacidos. Si los espiritistas tenemos que demostrar que la vida es eterna, que el progreso del alma es indefinido, que no hay cielo, ni infierno, ni purgatorio, ni limbo, que no hay más que mundos, que son las escuelas donde los espíritus aprenden las primeras letras, (sin llegar nunca a ser doctores en todas las ciencias) para este trabajo se necesitan muchísimos obreros, desde el sabio profundo y del racionalista científico, hasta el creyente de inmensa fe.
Para la propaganda del Espiritismo sirven todos aquellos que amen la verdad, que adoren el progreso, que reconozcan una causa suprema y acepten su ley que no tiene más que dos artículos: amor universal y ciencia sin límites. Y digo que sirven para la causa del Espiritismo las notabilidades científicas, las humildes, vulgares, medianas, y hasta los ignorantes que pasan completamente desapercibidos por la sencillísima razón, de que como no hay dos inteligencias que estén al mismo nivel de adelanto, a cada uno hay que hablarle en su lengua. Por ejemplo: ¿Trataremos de conversar con un ruso que no sepa el español, hablándole con la lengua de Cervantes? ¿Preguntaremos a un ingles que no entiende el italiano, que le parece el idioma de Dante del cual hacemos uso? ¡No! Si no hablamos el ruso buscaremos a un intérprete que nos ponga en relación con el extranjero; pues de igual manera se necesita propagar las verdades del Espiritismo hablándole a cada uno según su lengua, a los sabios con las demostraciones científicas que no dejan lugar a duda, a los humildes y a los desvalidos con las manifestaciones de los espíritus, con comunicaciones sencillas y conmovedoras que abren nuevos y dilatados horizontes ante los ojos de los proscritos, esas comunicaciones que devuelven a la madre desolada la tranquilidad perdida y al huérfano le dan aliento para continuar su penosa peregrinación; esas comunicaciones que llevan el convencimiento de la supervivencia del alma al escéptico, al ateo y al que sueña con la muerte como término feliz de sus desventuras.
Ahora bien; si para propagar el Espiritismo se necesita de los sabios y hasta de los seres más vulgares, ¿Por qué he de pediros vuestra benevolencia si el que cumple con su deber debe ser escuchado por sus hermanos? Si no con placer al menos con agrado, porque el compañerismo así lo impone. Yo por mi parte así lo creo, pues juzgo a los demás por lo que yo siento.
Cuando asisto a reuniones espiritas, con la misma atención escucho al sabio más profundo, que al humilde obrero que confiesa ingenuamente su ignorancia, porque uno y otro han tenido el mismo pensamiento: ser útiles a sus hermanos, y en realidad los dos lo son; yo me fijo mucho en las impresiones que recibe el auditorio, he observado con el mayor placer en distintas ocasiones, con qué satisfacción escuchan las mujeres del pueblo el discurso de un obrero de mediana inteligencia, lo que no acontece cuando habla un sabio. ¿Por qué no le entienden? Porqué les habla en griego, mientras que el anterior como al pan le llama pan y al vino vino, se quedan tan satisfechas, cumpliéndose el antiguo adagio que cada oveja con su pareja.
A mí me sucede con mucha frecuencia, que después de leer alguna obra notable experimento una desilusión tan completa respecto a mis escritos, que no tengo aliento para tomar la pluma, y cuando mi ánimo está más abatido recibo una carta de algún jornalero, o la visita de una pobre mujer que me dice: sobretodo me ha encargado mi marido que la felicite en su nombre, porque lo que usted escribe es lo que más le gusta, y a mí también: porque (aunque no sé leer) él me lee “la Luz” y pasamos muy buenos ratos. A su vez el jornalero me dice por escrito: “la Luz” va conmigo al campo y a la hora de la siesta la leo y me gusta mucho su diario, es el que entiendo mejor.
Esas sencillas palabras son un rayo de luz para mí; porque me hace comprender que he pecado de ingrata al sentir disgusto y desaliento porque no puede figurar mi nombre a la misma altura que el de los grandes escritores.
Yo también tengo mis lectores que aprenden en mis humildes escritos, mis narraciones son para ellos libros de texto. ¡Cuánto le debo a los espíritus!…
¡Sí hermanos míos! Ellos han sido para mí; padre, madre, protectores, guías; ellos me han hecho conocer la grandeza de Dios, ellos me han dicho lo que Cristo dijo a Lázaro; ¡Levántate y anda!

¡Andar! (dije con el mayor asombro) ¿Y para qué? ¿Qué padre me aguarda? ¿Qué madre me espera? ¿Qué hermanos me llaman? ¿Qué amigos me necesitan? Si yo soy una rama seca desprendida del árbol de la vida… Y aún cuando los tuviera, ¿Qué podría yo hacer por ellos? Si me falta el don más precioso que tienen los terrenales ¡La luz de los ojos! La luz que hay en los míos es débil, opaca, insuficiente para desempeñar ningún trabajo.
¡Querer es poder! Me dijeron los seres de ultratumba.
¡Querer!… (dije yo) según el diccionario, es tener voluntad, deseo y determinación de ejecutar alguna cosa, y poder es tener dominio, autoridad o manejo, es tener fuerza o actividad para resistir o sufrir; pero a mí ¿De qué me sirve querer si mi defecto físico no da lugar al trabajo y a la actividad, dejando anulados mis mejores deseos?
Lo crees tú así (replicaron los espíritus); pero tu certidumbre no se apoya en la verdad indestructible, todos sus fundamentos son falsos. Comienzas por decir que no tienes familia ni amigos; y tu familia en el espacio es numerosísima y el número de tus amigos a ti te corresponde multiplicarlo por tu esfuerzo en practicar el bien incondicionalmente, por tu abnegación sin límites, por tu sacrificio y tu heroísmo.
No siempre has sido una vulgar médium, tu inteligencia ha tenido su época de florecimiento, pero antes de dar sazonados frutos dejastes secar sus raíces (metafóricamente hablando), mas éstas si tu quieres retoñarán; porque no te faltarán espíritus amigos que te darán sencillas inspiraciones en armonía con el desarrollo intelectual que hoy posees, no serás médium mecánico ni inconsciente, pasará por el tamiz de tu razón todas las comunicaciones que recibas para que de ese modo tu inteligencia comience a recordar algo de su ayer; y hasta el último instante de tu vida planetaria te inspirarán los espíritus, guiarán tus pasos inseguros siempre que tu desagradecimiento no los aleje de ti; porque ellos no dominan por sorpresa, no imponen arbitrariamente su voluntad. Ofrecen su cooperación a los obreros del progreso, y si éstos los rechazan los dejan en completa libertad de acción; si no tiene el médium enemigos implacables en el espacio ni se ha dejado dominar por algún Espíritu, y no existiendo enemistades invisibles ni obsesión declarada, sino buenas relaciones medianímicas, éstas se prolongan lo que el médium quiere cuando éste es dueño de su voluntad.
Escribe lo que te inspiren los espíritus y lo que confusamente recuerdes de tu ayer, y ese trabajo te hará progresar.
¡Escribir!… (exclamé con desaliento) ¡Se escribe tanto!… no hay nada nuevo debajo del Sol, como dice el adagio. ¿Qué podré decir? ¿Qué me podrán inspirar? si no encontrarán en mí los espíritus las condiciones necesarias para transmitir sus elevados pensamientos.
Déjate de vanos subterfugios (replicaron los invisibles) no te cuides de lo que hacen los demás, no repitas los adagios populares que muchos de ellos son palabras sin sentido, como lo es al decir, que no hay nada nuevo debajo del Sol. Los que humildemente confiesan su ignorancia (como a tí te sucede por ejemplo). ¿No serán nuevos para ti los arcanos de la ciencia, los descubrimientos maravillosos de los genios, y las invenciones siempre en aumento de los sabios? Pues cuentan que entre los terrenales no abundan las eminencias científicas sino las medianas y aún más las nulidades. Ahora bien; para dichas inteligencias a medio cultivar las unas, y sin cultivo las otras ¿No será nuevo todo lo que la ciencia manifieste, todo lo que la industria adelante, todo lo que el comercio se desarrolle, todo lo que las artes produzcan de bello y admirable?
Lo que le falta a muchos terrenales es el querer trabajar, y como no quieren no pueden adquirir el poder legal, la independencia honrosa que proporciona al hombre el empleo moderado de sus fuerzas físicas e intelectuales.

Muchos de vosotros decís, que la tierra es estéril, y al decirlo y al creerlo, cometéis pecado de impostura, porque la esterilidad existe en vosotros, no en la madre naturaleza que siempre prodiga y da a sus hijos mil por uno.
Hoy eres una hoja seca, como tu dices, que flota a merced del infortunio. Los pájaros tienen nidos, y sus cavernas las fieras, y tú… ¡No tienes hogar! ¿Sabes por qué? porque vienes obligada en esta existencia a poner tus primeras piedras. Te faltarían las fuerzas si tú misma tuvieses que hacer el trabajo, pero ¡Tienes tantos espíritus dispuestos a ayudarte! Que solo esperan que tú les digas venid, para acudir a tu llamamiento con el más noble deseo de serte útiles con sus inspiraciones. No te engañes a ti misma, alegando pretextos que sólo existen cuando falta voluntad y decisión para entregarse al trabajo. No eres tú la llamada a juzgar tus obras, ni a considerarlas más o menos útiles para una fracción de la humanidad. Procura únicamente no admitir más inspiraciones que aquellas que estén conformes con tu razón. No tengas el fanatismo y la humildad excesiva del creyente para aceptar como bueno cuanto venga de ultratumba; ni te dejes dominar por el orgullo de los aprendices de sabios, que todo lo encuentran defectuoso.
¡Querer es poder! Debes trabajar y te formarás un círculo de simpatías que harán tu estancia llevadera y aún agradable en la Tierra.
Seguí los consejos de los espíritus y he trabajado sin descanso más de veinte años propagando por medio de la prensa las verdades inconcusas del Espiritismo: cumpliéndose las profecías de los invisibles. Mi familia del espacio me alienta, y en este mundo mis  hermanos en creencias me dan pruebas inequívocas de su simpatía y de su afecto; y si esto he conseguido yo, ¿Cuánto más no podrán conseguir muchos espiritistas cuya instrucción y desarrollo intelectual es muy superior a mis escasos conocimientos y al vuelo de mis ideas?.
Me he convencido por mí misma que querer es poder, que conociendo el Espiritismo, puede el hombre levantarse de su postración y hacerse útil a la humanidad; trabajando del modo más apropiado a sus condiciones y actitudes especiales: no ambicionando imposibles, no queriendo adelantar los sucesos diciendo: ¡Yo quiero de la vida todo o nada! Como cuentan que decía Carlos I el que presenció sus funerales en el monasterio de Yuste.
El todo jamás será patrimonio del hombre, y la nada no existe, luego es inútil el exceso de ambición y el desprecio de todo cuanto tiene vida; lo mejor es, no reducir el tiempo al número de años que componen una existencia más o menos prolongada, sino darle al tiempo lo que es suyo de toda eternidad, el tiempo mismo. De esta manera hermanos míos, podemos ser útiles al progreso universal comenzando la utilidad por nuestro propio mejoramiento, teniendo la íntima convicción que de nosotros depende llegar a ser sabios y a ser buenos. ¿Cuando? ¿Donde? ¿De qué modo? Pues muy sencillamente, trabajando, no confiando en los esfuerzos de los demás y sí en nuestras vigilias, estudios y abnegación; porque cada uno es el redentor de si mismo. Los redentores de los pueblos son figuras creadas por las religiones; no se puede redimir a un pueblo a una hora dada, porque como es imposible que todos los que lo componen tengan el mismo adelanto moral e intelectual, la virtud y la grandeza del redentor no será comprendida y admirada por todos de igual manera; por consiguiente, no puede redimirse a la vez el justo impecable y el réprobo impenitente, el sabio profundo y el humilde ignorante, el ingenuo que lleva el corazón en la mano y el soldado hipócrita, el ávaro y el dadivoso, el fanático intransigente y el libre pensador racionalista. No hay redenciones en época fija, la redención es permanente, continua, eterna, porque siempre hay espíritus que trabajan en su perfeccionamiento.
Yo me fijo mucho en las pequeñeces, en esos detalles que pasan completamente desapercibidos, como pasan los átomos a simple vista y sin embargo, la cohesión de los átomos forman los mundos. Yo estudio más en la ingenua comprensión de un hombre franco, que en un tratado de filosofía; y me ha hecho pensar profundamente la conversación que tuve algunos días con dos espiritistas que han venido de lejanas tierras sin conocerse el uno al otro. Con el primero que hablé, es un hombre del pueblo que me decía con esa franqueza que vale más que todos los formalismos sociales.
Créame usted, Amalia; hace muchos años que estudio el Espiritismo, estoy convencidísimo que es un tejido de verdades; mis ocho hijos no tendrán en mi biblioteca más que obras espiritistas para instruirse, pero… que no afirmen los escritos de nuestra escuela, (especialmente los que escriben en sentido místico) que el Espiritismo redimirá a la humanidad, en tal o cual fecha, y que todos entonarán el osana al progreso universal, gracias a sus enseñanzas verdaderamente evangélicas. ¡Sueño hermoso! ¡Divino! Tan Divino… que casi lo conceptúo irrealizable, ¡Porque hay espíritus que necesitan tantos siglos para desprenderse de sus vicios! y lo digo por experiencia. Yo soy lo que se llama un buen propagandista de nuestra doctrina, no pierdo una sola ocasión de vender libros espiritistas, regalar hojas, folletos y periódicos, y hablar de las comunicaciones de los espíritus, de sus instructivas y morales enseñanzas, de los fenómenos que he presenciado, en fin; que no hablo de otra cosa en mis viajes y con todas las personas que trato, y sin embargo a pesar de conocer tan a fondo el Espiritismo, tengo un gran defecto que no lo he perdido aún, y eso que hace catorce o quince años que no leo más que las obras espiritistas. Ya sea porque me ha costado mucho ganar lo poco que tengo, o que mi numerosa familia proporciona grandes gastos, o que es innato en mí el afán de atesorar, si por ejemplo compro una silla, al venderla intento sacar el máximo; y en mi interior me digo yo: estás obrando mal, porque engañas al comprador que se fía de ti, y tú sin riesgo ninguno lo engañas. Esto no te lo enseña el Evangelio del Espiritismo, esto no te lo aconsejan tus espíritus familiares, antes al contrario, te abominan un vicio tan feo, y sin embargo tu arrepentimiento no dura más que un segundo, y pecas cuantas veces se te presenta la ocasión propicia.
Creame Vd. Amalia, no canten victoria los escritores espiritistas, cuesta muchísimo a algunos espíritus desprenderse de sus vicios. Yo no niego que influye en el orden moral de la sociedad una predicación constante sobre la caridad, el amor, la protección mutua, la fraternidad universal y todo cuanto pueda influir en el mejoramiento de las costumbres. Es indudable que relativamente se irá ganando terreno; pero eso de creer y asegurar muy seriamente que la humanidad se redimirá a son de trompeta, es un absurdo; no puede efectuarse, porque no todas las creencias oyen a la vez la voz del progreso que llama a los hombres para formar una sola familia.
Esto me dijo el primero que me visitó por la mañana, vino por la tarde el segundo que es un comerciante y hablándome de lo desgraciado que era en cuestión de intereses, me dijo con la mayor sencillez:

Hace pocos días que compré una tienda, me engañó el vendedor diciéndome que era un establecimiento acreditadísimo, que se vendía tanto y cuanto; yo le creí y lo compré convenciéndome después que me había engañado miserablemente, y viendo que mientras más tiempo estuviera más dinero perdía decidí vender la tienda, es decir, vender los enseres que contenía a un mueblista; no el establecimiento, porque de venderlo tenía que engañar a otro como me engañaron a mí, y preferí perder unos ochenta duros, a causar la ruina de ningún padre de familia. Yo que sabía lo que había sufrido con el engaño, de ninguna manera quise que otro sufriera por mi causa, que bien claro nos lo dice el Evangelio. No quieras para otro, lo que no quieras para ti. Yo que me precio de ser espiritista, me parecía que deshonraba a mi escuela si fuera capaz de engañar a nadie. Yo que hago toda la propaganda que puedo, me parece que mis actos tienen que acentuar mis palabras.
La moral del Espiritismo me enseña a querer a mis semejantes y no es posible hacer daño a quien bien se quiere.
Yo no lo puedo remediar, sé que con este procedimiento nunca llegaré a ser rico; mi esposa me reconviene, aunque ella es lo mismo que yo incapaz de hacer daño a una hormiga pero en fin, toca tan de cerca los contratiempos de mi escasa fortuna, que no puede por menos que exhalar una queja, pero prefiero las quejas dentro de mi hogar a llevar a la casa de otro la intranquilidad y la desesperación.

¡Qué alma tan hermosa la de este Espíritu! ¿Por qué todos los hombres no serán como él?… si así fuera, ¡Qué agradable sería vivir en la Tierra! Más por hoy a de formar contraste la sombra y la luz.
¡Cuanta razón tiene el espiritista que primero me expresó lo que sentía! Se necesita aún mucho tiempo para que la humanidad pierda una mínima parte de sus defectos, pero nadie como los espiritistas pueden trabajar con más esperanza y más fe, (fe racional se entiende) en su mejoramiento moral e intelectual, pues saben sin la menor duda, que sus días nunca tendrán fin, que sus existencias serán innumerables, que los mundos irán abriendo ante ellos sus inapreciables tesoros, sus maravillas geológicas, sus flores, sus perfumes, sus cielos de colores, sus múltiples y esplendentes soles, sus brisas embalsamadas, sus aves de magnífico plumaje y armoniosos trinos, sus ciencias diversas, sus artes perfeccionadas, sus amores purísimos, sus goces no soñados por lo inefable, no adivinados por los deseos materiales, no presentidos por los proscritos de la Tierra.
Para alcanzarlos, para tomar posesión de esa herencia que no tiene fin, no se necesita más que poner en práctica el axioma

QUERER ES PODER.

¡Querer progresar! Luchar con íntima convicción de que se puede llegar a los cielos y alcanzar relativa perfección.
Eso es vivir; adquirir la persuasión de poder dejar un día de sufrir contemplando un porvenir lleno de luz y placer.
Saber que de esta prisión las murallas hundiremos si hay en nuestro corazón arranques de abnegación y el puro amor comprendemos.
¡Ese amor que no se explica, amor que no tiene nombre, amor que nos dignifica, amor que nos santifica, amor que redime al hombre!
Amor que los redentores para luchar han sentido; que hace a los hombres mejores; que por él brotan las flores del progreso indefinido.
Amor que pueden sentir el justo y el criminal; que todos pueden oír la voz de Dios al decir: Mi Ley es el Bien, no el Mal.
No hay razas desheredadas, no hay pueblo que sea elegido, no hay castas que condenadas a las lóbregas moradas, esclavas hayan nacido.
Esta íntima convicción de que existe la igualdad en la Ley de la Creación, que no hay más que evolución eterna en la humanidad.
Me da fuerzas, me da aliento, ¡Esperanza! ¡Inmensa fe!… y llena mi pensamiento algo grande que presiento, pero que explicar no sé.
¡Bien haya en el Espiritismo! Porque ha venido a inundar de clara luz el abismo donde el ciego escepticismo todo lo quiere negar.

¡Bendita revelación de nuestros deudos de ayer! Que ha dado a nuestra razón, que querer es poder.

Tomado del Blog "La Luz del Camino"

30 de diciembre de 2019

Reflexiones sobre el Dolor 2/2

Reflexiones sobre el Dolor 2/2

Por Un Hermano Espírita

Los mayores portadores de este fluido son aquellos que han trabajado en la maleficencia, paga o gratuita, almas que deseaban el mal ajeno por dinero o por maldad, satisfaciendo las necesidades de otras personas.

Esos también serán sentenciados en el momento propicio, en el momento que ellos mismos entiendan el mal que han hecho y lo que les queda por reparar, es una verdadera expiación milenaria..
Los colores áuricos determinan el ingreso a cielos mejores, a estadios mejores.
Recuerdo un caso que comentaba Ramatis. Después de tanta maldad, hubo seres que decidieron sufrir en la cantidad parecida a los padecimientos brindados, muchos de ellos murieron en diferentes accidentes o formas violentas, muertes que estremecen los sentidos de cualquiera. Uno de ellos había sido jefe de una tremenda masacre y que el más endeudado estaba, aun as la bondad de Dios fue grande y este ser nació antes de la segunda guerra mundial, siendo joven en medio de ella. Era Judío polaco en realidad no lo recuerdo bien, pero es tomado prisionero de guerra.

En ese momento, el jefe de los exterminios era Josef Menguele, el terrible. Lo tomó como conejillo de indias, pues era fuerte y con mucha energía vital.
Su padecimiento fue ser blanco de los experimentos de Menguele, introduciéndole en su cuerpo pequeñas dosis de veneno y medicamentos en prueba, su materia sufrió horrores indecibles, padecimientos de todo tipo, hasta que llego el momento de dejar la tierra por colapso físicos, cosas que ya ni los seres de luz podían sostener.
Cuando llego al espacio y después de su despertar, sus color áuricos le daban la llave de paso para ingresar a la nueva morada, ya lejos de volver a padecer semejantes pruebas.

En la curva del gancho, mueren muchas personas destrozadas al caer un camión a un arrando en Brazil. El jefe de ellos es el primero que muere cuando llega al espacio se encuentra con un ser de ojos Celestes y tez pálida y cara de bueno. Se despierta y le dice Ya esta? El viejito amoroso le dice, Sí ya está!! En ese momento llantos de alegría brotaron por doquier y todo sufrimiento paso a ser nada, sólo un mal recuerdo, pero a consciencia que se había pagado mucho menos que lo que realmente se debía.

Cuando veas o escuches esos casos aterradores, recuerda siempre que hay una causa un efecto que a la larga se cumplirá, la voluntad de Dios y de ellos mismos, pues han firmado semejante muerte.

Tomado del Blog "La Weblog Espírita de Mari"


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29 de diciembre de 2019

La Palabra "Rencarnacion", fue Creada por Allan Kardec

Universalidad de la Reencarnación

La Palabra "Rencarnacion", fue Creada por Allan Kardec

por José Reis Chaves

La palabra "rencarnacion", en Francés, fue creada por Allan Kardec en la segunda mitad del Siglo XIX, y traducida simultáneamente por sabios de la época como  "reencarnación", cuyo significado etimológico es  "acción de nuevo en la carne", esto es, el retorno del espiritu a un nuevo cuerpo.

Hasta entonces, utilizaba en general el termino renacimiento, entre casi todos los pueblos, para designar la idea de lo que entendemos hoy por reencarnación. Pero se empleaba también otros vocablos para expresar ese fenómeno de la búsqueda de un nuevo cuerpo por parte del espiritu desencarnado. Y entre esos vocablos se destaca transmigración, metempsicosis, metensomatosis y resurrección. La metempsicosis, mas común entre los Hinduistas, admite que el espiritu pueda volver reencarnado en un ser biológico de otra especie que no sea humana.

METENSOMATOSIS, PALABRA CREADA POR  ORÍGENES Y PLOTINO, Y QUE QUIERE DECIR CAMBIO DE CUERPO, PORQUE, EN REALIDAD, EL CAMBIO ES DE CUERPO, Y NO DEL ESPIRITU.

Ya en el caso de la palabra “resurrección”, palabra muy usada en la Biblia, era de sentido ambiguo para los Judíos, pues ellos no sabían exactamente si la resurrección seria del espiritu o del cuerpo, aunque prevaleciese mas el sentido de la resurrección del espiritu, mientras que el Cristianismo optó  por la  resurrección del cuerpo, cuando fue prohibida por el clero la divulgación de la reencarnación. Así fue que, en el Credo Católico, introdujo la expresión "creo en la resurrección de la carne", en vez  de "creo en la resurrección del espiritu", a pesar de  la enseñanza y exegesis bíblicos racionales y no dogmáticos, pues en la Biblia, en el Nuevo Testamento, consta claramente que la resurrección es del espiritu.

Tomado del Blog "El Espírita Albaceteño"

28 de diciembre de 2019

Pues bien, ¿antes de encarnar qué sucede?

El Proceso de la Reencarnación

Pues bien, ¿antes de encarnar qué sucede?

por Cláudia Bernardes de Carvalho

Cuando el espíritu está desencarnado decimos que se encuentra en la erraticidad, término que designa el tiempo de estancia de un espíritu en la vida verdadera, la espiritual. El espíritu en la erraticidad piensa y obra por su libre voluntad. En ese momento el espíritu puede estar en diferentes niveles de conciencia, puede tener pleno ejercicio de sus facultades, estar en una situación de paz, de armonía, entre amigos y familiares queridos o puede encontrarse sumergido en sus pensamientos, envueltos en sus problemas, sufrimientos, sintiéndose solo y abandonado, pero en realidad junto a compañías infelices, sin capacidad de decisión.

Ese período en la erraticidad es relativo, condicionado a muchos factores, entre ellos, por ejemplo, tener que esperar que otros espíritus estén en condiciones de encarnar de nuevo en el plano físico para reparar faltas conjuntamente. También, por ejemplo,  puede verse obligado a aguardar el tiempo necesario a que alcance tener la lucidez mental y emocional necesarias para consolidar propósitos de renovación.

¿El espíritu solamente aprende cuando está encarnado?
No, en la erraticidad el espíritu puede seguir aprendiendo, tomando firmes resoluciones en el bien y en la intención de aciertos futuros, arrepintiéndose si se ha equivocado y haciendo propósitos de seguimiento de las Leyes Morales. Otra situación en que se puede encontrar, es que se alegra si ha sabido llevar bien su encarnación anterior y si supo cumplir con sus objetivos. En cualquier caso, no puede huir de la Ley de Progreso, aprenderá siempre.

Pero el espíritu sabe que es mediante la encarnación, bajo los parámetros citados anteriormente del olvido temporal y bajo la ilusión de la materia, donde se demuestran realmente las elecciones tomadas en la erraticidad y pone en práctica las resoluciones probando las resistencias a las tentaciones de la carne, siendo que, todas las caídas que puede traer el espíritu de vidas pasadas son campo fértil de mejoramiento.

Tomado del Blog "Amanecer Espírita"

27 de diciembre de 2019

No Existen las Penas Eternas

No Existen las Penas Eternas

por José Aniorte Alcaraz

El pecado original es el dogma fundamental, base de todo el edificio de los dogmas de la Iglesia. Así se inmoviliza con las doctrinas del pasado y sigue introduciendo al demonio en todas las cosas, hasta en la manifestación de los espíritus. Amenaza con las llamas eternas a toda criatura que no admita un credo que su razón y su conciencia rechazan. Así es como en sus manos el Cristianismo, pleno de amor, se convirtió en un instrumento de terror y espanto.

Me parece bien que la Iglesia recomiende prudencia a sus fieles antes de iniciarse en otra creencia, pero no que les diga que la comunicación de los espíritus es obra del demonio. El mundo de los espíritus existe; ya es una realidad comprobada: no existen demonios, pero sí existen espíritus buenos y malos ¿No sucede lo mismo aquí? ¿No existen hombres buenos y malos también aquí? Debemos confiar en los buenos y separarnos de los malos, Jesús nos dijo: “El árbol se conoce por su fruto, un árbol bueno no da frutos malos, y un árbol malo no da frutos buenos”.

No puede existir Satán y el infierno con penas eternas porque sería poner en duda la justicia Divina, Dios es Amor, Bondad y Tolerancia. Es imposible imaginar a Dios condenando a uno de sus hijos descarriado, a un sufrimiento eterno. Es indigno utilizar esta falsa para ejercer el dominio sobre una parte de la humanidad, a través del miedo y la amenaza; creando un dios injusto y vengativo, convertido en el verdugo de sus criaturas; defectos que quizás podrían atribuirse a un ser humano y la Iglesia responsable de esta farsa, al proclamar la infalibilidad del Papa ha elevado a éste por encima de Dios, Creador de todo.

Con tales nociones es como se empuja a los pueblos al  escepticismo y al materialismo. Esto es lo que han hecho las religiones “cristianas”, incurriendo con ello en la más grave responsabilidad.

Aquí en la Tierra, el dolor lo encontramos en todas partes.

No es necesario salir de este mundo para encontrar después de la muerte, los sufrimientos apropiados a las faltas y condiciones expiatorias de los culpables.

¿Por qué crear un infierno en regiones imaginarias? El infierno está aquí y es una creación nuestra. ¿Cuál es el verdadero sentido de la palabra infierno? ¡Lugar inferior! Y ya lo tenemos aquí porque, la Tierra es uno de los mundos inferiores del Universo.

El destino de los habitantes de este planeta, es bastante duro y doloroso, pero no pueden existir males eternos; existen sólo males temporales, apropiados a las necesidades de la ley del progreso, de la evolución y las compensaciones, que es una ley universal cumplimentada con el principio de la ley de las reencarnaciones sucesivas; y así se cumple la justicia divina.

En el curso de nuevas y penosas existencias, es cuando el culpable se redime de sus faltas pasadas. La ley de las consecuencias traza para cada uno de nosotros el destino que debemos seguir, según las acciones buenas o malas que hemos realizado, las cuales repercuten en nosotros, a través de los tiempos, con sus consecuencias felices o dolorosas. Así es como cada uno crea su cielo o su infierno.

Tiene que llegar el día en que el mal dejará de ser la condición dominante en esta vida, entonces los seres, depurados por el sufrimiento, después de haber recibido la larga educación de los siglos, dejarán la vida oscura para seguir el camino de la luz. Poco a poco, mediante el desarrollo de nuestras facultades mentales, del conocimiento y la voluntad, el Espíritu se libera de las influencias inferiores y se esfuerza con empeño en conseguir su redención espiritual.

En unos pocos siglos, las religiones, las razas, todos los pueblos que forman la humanidad terrestre, se unirán por los lazos de una estrecha solidaridad y un profundo afecto y avanzarán de progreso en progreso hasta conseguir que este planeta sea un mundo solidario, de paz y felicidad. Así se cumplirán estas divinas y grandiosas palabras:

“No quiero la muerte del pecador, quiero su transformación”.

Nada impide a los católicos concebir los sufrimientos purificadores del alma, como una consecuencia de sus vidas posteriores; para aceptar la realidad de las vidas sucesivas, debe introducirla en sus creencias religiosas. Los primeros cristianos sabían esto y lo practicaban. La Iglesia suprimió esta verdad, pues ella hubiese tenido como consecuencia la confirmación de la pluralidad de existencias del Espíritu, produciendo la ruina de la institución de las indulgencias, generadora de grandes provechos para los pontífices romanos.

Nos dice Pablo apóstol: “Dios nuestro Salvador, el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad”. (S. Pablo l, Timoteo 2:3 y 4) Satanás es una alegoría, es el símbolo del mal. Pero el mal es un estado transitorio de los seres en proceso de evolución.

En el Universo no existe ninguna imperfección. La creación divina es armónica y perfecta. El ser humano, en su vida presente, sólo es la planta de un hermoso árbol que tiene que crecer para dar buenos frutos. Para tener una idea exacta de la evolución de su Espíritu, tendría que tener el conocimiento necesario, para medir la cadena de los mundos que aún tiene que recorrer y la sucesión de existencias que le esperan a lo largo de los siglos venideros. Este grandioso conjunto escapa a sus concesiones, y de ahí nacen sus dudas y la errónea interpretación de sus juicios.

Siempre que nos enfrentamos a una desgracia que nos produce dolor o sufrimiento, decimos que el mal nos persigue; pero es necesario comprender que el mal lo creamos nosotros y después sufrimos sus consecuencias, pues éste nos enseña a diferenciar y analizar sus sensaciones.

Por el sufrimiento, el alma llega a su pleno esplendor, a la total conciencia de sí misma. El dolor rompe la cadena de las fatalidades materiales y derrama sobre el Espíritu un resplandor que le deja entrever la vida superior.

El Espíritu empieza su evolución en lo más bajo de la escala animal, el hombre, el ser pensante, ignorante al comienzo de su evolución, tiene que desarrollar su inteligencia con su actividad y esfuerzo continuo. Tiene que luchar con la Naturaleza para sobrevivir en un ambiente difícil, y a lo largo de esta lucha se fortalece su energía y su Ser moral se afirma y engrandece. Gracias a esta lucha se realiza el progreso y la elevación de la humanidad, subiendo de etapa en etapa, hacia un estado mejor de elevación.

Así podemos comprobar, que bajo el látigo de la necesidad, bajo el sufrimiento de la pobreza y del dolor, el hombre marcha, progresa, se eleva y de vida en vida, de escalón en escalón llega a conseguir finalmente su redención espiritual.

El mal físico es la consecuencia del mal espiritual, es también un aspecto pasajero, una forma transitoria de la vida universal. El ser humano comete el mal por ignorancia, por debilidad, y sufre las consecuencias de sus actos; pero del mal y del dolor un día brota la felicidad y la virtud.

Cuando el alma haya vencido las influencias materiales, será para ella como si el mal jamás hubiese existido.

El alma humana busca su camino entre las sombras; se esfuerza por afirmarse en su personalidad creciente y después de muchas luchas, caídas y nuevos intentos, domina sus vicios y consigue la fuerza moral para seguir el nuevo camino, en el camino de la verdad y de la vida que nos enseñó nuestro Amado Jesús.

El mal aún no está extinguido en el mundo, la lucha no ha terminado. Los vicios y las pasiones aún están latentes en la mente de nuestro Espíritu. La lucha es a veces necesaria para arrancar al hombre de su entorpecimiento y de sus goces groseros, tan comunes en un mundo tan materializado como el nuestro.

La humanidad continuará en su marcha ascendente conquistando nuevos valores. El Espíritu moderno se liberará de las preocupaciones o prejuicios del pasado; y del choque de estas pasiones surgirá un nuevo ideal, una forma más elevada de la justicia sobre la cual moderará la humanidad sus instituciones.

El Espiritismo, la nueva Revelación, enseña al ser humano a conocerse y a conocer la naturaleza del alma y su destino. Con este conocimiento, el hombre moderno siente aumentar en sí mismo la conciencia de sus deberes y su valor. Esclareciendo su mente comprende el poder que tiene sobre el mundo de la materia y sobre el mundo de los espíritus. Todas las incoherencias, todas las aparentes contradicciones de la obra divina quedarán explicadas para él. Todo lo que él entiende como un mal físico o moral, todo lo que él considera la negación de lo bueno y de lo justo, comprenderá que está dentro de la obra divina, fuerte y poderosa, con la armonía de sus leyes sabias y profundas. Se disipará en sueños espantosos de la condenación con la terrible figura de Satán. Es entonces cuando el hombre que sólo es un Espíritu encarnado comprenderá que la salvación depende sólo de nosotros, de nuestra conducta y nuestro comportamiento.

Dios en su infinita Bondad, siempre nos da una nueva oportunidad para rectificar el mal que hemos hecho, y nuestro inevitable destino es alcanzar nuestra elevación espiritual.

No se pueden explicar de una manera sencilla, clara y racional todos los dogmas del catolicismo, que tienen su origen en la doctrina enseñada en los primeros siglos, y que hoy es difícil comprender su verdadero sentido. Sabemos que los dogmas modernos, sólo son el producto de la desmedida ambición sacerdotal; y sólo han sido promulgados para ser más completa la esclavitud de sus fieles.

Hoy con la llegada del Espiritismo, las leyes superiores y el destino del alma, son revelados por las voces de los espíritus que habitan en el Espacio y gozan de la vida espiritual que será la nuestra también después de la muerte.

Esta doctrina reveladora, servirá de base para las creencias del porvenir, pues demuestra sin ninguna duda la existencia del Mundo Espiritual, al cual aspira el alma y que las religiones han presentado siempre bajo formas incompletas, quiméricas y dudosas.

Hoy la inteligencia humana ha conseguido lograr un mayor desarrollo, pero la intransigencia sacerdotal se manifiesta aún en nuestros días con esos ritos bajo los cuales la idea de Dios se oscurece; con ese ceremonial pomposo cuyo lujo y esplendor cautivan los sentidos y apartan el pensamiento del elevado fin que debe perseguir.

Si la doctrina de Jesús fuese explicada y enseñada por unos sacerdotes que en realidad la practicaran, sería entonces mejor comprendida, sería amada y practicada, volviendo a la sencillez y sinceridad primitiva, ejerciendo una acción eficaz sobre los hombres y mujeres.

Así como lo están haciendo apartan al hombre del estudio profundo y de la reflexión, con el fin de desarrollar en él la vida contemplativa. Las oraciones largas y el brillante ceremonial ocupan sus sentidos, mantienen la ilusión y se acostumbran a no pensar.

Todos los rituales de la Iglesia Romana son calcados de las religiones del pasado: sus ceremonias, sus vasos de oro o plata, sus cánticos, sus procesiones y el agua lustral son una herencia del paganismo. Del Brahmanismo se ha tomado el altar, el fuego sagrado que en él arde, el pan y el licor que el sacerdote consagra a la divinidad. Del budismo ha tomado el celibato de los clérigos y la jerarquía sacerdotal. La casulla fue una imitación de la utilizada por los sacerdotes del Sol; la sotana negra fue una copia de la que llevaban los oficiantes de sacrificios de la religión mazdea; la casulla dorada era usada en los templos egipcios; la mitra tuvo su origen en el culto de los magos de Caldea, y la cruz entre los augures romanos.

En todas partes se injertó un culto nuevo sobre el antiguo, que bajo otros nombres no fue más que una reproducción del anterior. Sólo la Iglesia Católica se mantiene aferrada a sus viejos dogmas, superados y desmentidos por la ciencia de hoy.

Los autores de los Evangelios, seguramente, no habían previsto ni los dogmas, ni el culto, ni el sacerdocio. Jesús nunca manifestó ninguna inclinación sobre el Espíritu sacerdotal, nadie ha estado más alejado de las formas y de las prácticas exteriores.

Todo en Él es sentimiento, elevación de las ideas, pureza de corazón y sencillez. Los que se dicen sucesores de Él, han ignorado sus intenciones y sus ideales; dejándose dominar por los intereses materiales, y han sobrecargado a la religión católica con un aparato pomposo bajo el cual ha quedado sofocada la verdadera idea cristiana.

Los papas se hacen llamar su santidad y se dejan incensar.

Se han olvidado de las palabras de Jesús: “Pero vosotros no queréis que os llamen Rabí, porque uno es vuestro Maestro, el Cristo y todos vosotros sois hermanos”. (Mateo 23: 8).

Es lamentable que después del progreso que la humanidad tiene alcanzado, aún nada sepa sobre su porvenir, nada de la suerte que le espera al final de su vida. Es muy débil la fe que se tiene en la inmortalidad, aún en aquellos que se llaman cristianos; a veces, sus esperanzas vacilan bajo el soplo helado de la duda, por falta de pruebas y convencimiento, porque la fe ciega es poco convincente.

El obispo y el Sacerdote tienen conocimiento de esta realidad, pero no tienen argumentos para convencer a sus fieles porque ellos mismos son víctimas de la duda; ellos conocen su debilidad y que están sometidos a su ignorancia, lo mismo que aquellos a quienes tienen la pretensión de dirigir y si no fuese por no comprometer su situación material y su propia dignidad, reconocerían su equivocación, impuesta por su iglesia, y dejarían de ser ciegos guiando a otros ciegos, porque no saben nada de la vida futura ni de sus verdaderas leyes, y se atreven a hacer de conductores de los demás, es el ciego que citan en los Evangelios: “Y si un ciego guiase a otro ciego, ambos caerían en el hoyo”. (Mateo 15:14).

Las sombras han invadido el Santuario. No hay un obispo que explique algo sobre las condiciones de vida en el más allá; una realidad que no se puede ocultar más. Los espíritus se manifiestan por todas partes, nos revelan la existencia de un mundo que la Iglesia Romana se empeña en negar, y dentro de ella reina la duda, la indiferencia y la incredulidad. Esta situación ya afecta al ciudadano común que se deja influenciar por un sentimiento de incredulidad.

El ideal cristiano, tan manipulado y falseado, ha perdido su influencia sobre el pueblo, y la vida moral se ha debilitado. La sociedad, ignorante del verdadero objetivo de su existencia, se arroja sin miramientos a la conquista de los goces materiales. Ha empezado un periodo de desorden y de descomposición, periodo que conducirá a la negación total de todos los principios evangélicos. Ante esta grave situación el Mundo Espiritual se moviliza y revela un nuevo ideal; el Espiritismo que con su evidencia puede desvelar todos los misterios, iluminar las conciencias, consolar a los afligidos y reunir a todas las criaturas en una sola creencia: la fraternidad, el amor y la tolerancia; en un mundo de paz y armonía, respetando los derechos y creencias de cada pueblo.

Durante más de mil años la Iglesia ha dominado a su gusto al ser humano, ha modelado su alma, la sociedad entera ha seguido sus normas. Todos los poderes han estado en sus manos, la autoridad dependía de ella. Disponía con entera libertad de los espíritus y de los cuerpos, reinaba por la palabra y por el libro, por el hierro y por el fuego. Era soberana absoluta en el mundo cristiano. Ningún poder jamás ha sido superior al de ella. Pues bien, ¿qué ha hecho de esta sociedad que es obra de ella?. Los abusos, los excesos, los errores del sacerdocio han engendrado la duda; la imposibilidad de creer en los dogmas por ella creados es lo que ha llevado a esta humanidad a la duda y a la negación.

La enseñanza de la Iglesia no ha conseguido satisfacer a las inteligencias ni a las conciencias. Sus seguidores se adaptan a ella porque es fácil y cómoda, pero en el fondo no hay fe, no hay convencimiento, porque sus manifestaciones son exteriores y materiales; la pureza del Cristianismo ha sido sustituida por unos dogmas infantiles y fantasiosos que han perturbado la mente de algunos e introducido la duda en otros. Esto sucede porque los obispos viven en las riquezas de sus palacios, intervienen en la política y en los negocios; con su comportamiento ellos mismos desmienten todo lo que dicen que enseñan. Con sus principios la Iglesia ha instituido un reino en este mundo, todo lo contrario de lo que Jesús le dijo a Pilatos: “Mi reino no es de este mundo”. Para ser verdaderos cristianos deberían renunciar a este reino convirtiéndose, a semejanza de Cristo, en sublimes misioneros enseñando a sus adeptos el verdadero Evangelio de paz y de amor, entonces, la humanidad creería en ellos y la Iglesia Romana sería cristiana. Pero La Iglesia no está interesada en cumplir y seguir estos enseñamientos evangélicos. El Espíritu de Cristo parece abandonarla cada día más. Ya casi no queda en ella más que una forma exterior, una apariencia bajo la cual sólo se encuentra el cadáver de una gran idea.

Las iglesias cristianas sólo se mantienen por lo poco que les queda de la moral evangélica. La concesión que tienen del mundo, de la vida y del destino no es más que letra muerta.

¿Qué se puede decir de una doctrina que aún mantiene la teoría de que el único medio de volver a la vida es cuando resucite el cuerpo muerto? Esto no se puede calificar ni como un sueño infantil.

La Iglesia Católica Romana, desde sus principios utilizó el nombre de Dios para conseguir sus fines, para convertirse en el estado más poderoso del mundo, sin reparar en los medios que tenía que utilizar para conseguir su objetivo.

No es esto lo que enseñaba Jesús cuando hablaba del Padre, cuando afirmaba que el único, el verdadero principio del Cristianismo; es el amor, el perdón, la caridad y la fraternidad universal.

Si estos preceptos evangélicos hubiesen prevalecido en la Iglesia, el Cristianismo estaría en el apogeo de su poder y de su gloria. Por esta razón es necesario volver a las puras enseñanzas de Cristo que en realidad es la verdadera Religión Universal, necesaria para esta desengañada humanidad. La religión del miedo, de la amenaza, del castigo y de la intolerancia, tiene que renovarse o morir.

Los principios verdaderos y la base real del Cristianismo, son: la justicia, el perdón, la misericordia y el amor.

Tomado del Blog "La Luz del Camino"


26 de diciembre de 2019

Etiopatogenias por Ley de Acción y Reacción

Etiopatogenias por Ley de Acción y Reacción


(Etiología + Patogénesis)  hace referencia a las causas y mecanismos de cómo se produce una enfermedad concreta.

En los envoltorios sutiles, reside la verdadera causa de las dolencias. Somos herederos de nuestras acciones pretéritas, tanto buenas como malas. El karma o “cuenta del destino creada por nosotros mismos” está impreso en el cuerpo causal. Esos registros fluyen hacia los demás cuerpos y acaban determinando el equilibrio o el desequilibrio de los campos vitales y físicos.

No todos los desequilibrios físicos, sin embargo, son originarios de cuentas kármicas (pasadas), aunque reflejen el estado espiritual del individuo, son generados por su conducta actual. Los vicios de la mente, conocidos como egoísmo, orgullo, vanidad, tiranía, pereza, etc., se constituyen en causas de múltiples dolencias, porque se constituyen en el móvil de nuestras acciones.

Cuando sean descubiertas las tecnologías que nos posibilitarán el examen profundo del periespíritu, la Medicina cambiará radicalmente, porque trabajaremos mucho más de forma preventiva, evitándose, así, las intervenciones quirúrgicas largas, agresivas, realizadas todavía hoy, aún con los grandes progresos ya alcanzados, en las últimas décadas.

Los médicos tendrán oportunidad de conocer, con detalles, la fisiología transdimensional, comprendiendo mejor el modo como se conjugan los variados envoltorios, en las llamadas sinergias, para auxiliar mejor en la manutención del estado de salud mental y física de sus pacientes.

Vamos a dar algunos ejemplos prácticos, correlacionando dolencias congénitas o de la primera infancia con la desarmonía de los cuerpos sutiles, siguiendo informaciones de André Luiz, médico e investigador, desencarnado en la década de 1930, en Río de Janeiro.

Si la personas se suicidó, en la vida anterior, por envenenamiento, al tomar un nuevo cuerpo físico podrá ser portador de afecciones valvulares, hemopatías diversas, como la leucemia, por ejemplo, u otras dolencias similares. Si incendió el propio cuerpo, en la existencia posterior, podrá presentar dermatosis más o menos extensas, de difícil curación o tratamiento, como el Pénfigo Foliáceo y la Ictiosis.

Si empleó, en el suicidio, agua o gas, podrá renacer con problemas en las vías respiratorias, tales como Enfisema y Cistos pulmonares. Si la causa fue la horca, la consecuencia posterior podrá ser la Parálisis Cerebral Infantil o Neoplasias diversas.

Si se destrozó el cráneo, sufrirá los reflejos, después, presentando dolencias como: Hidrocefalia, Síndrome de Dawn, Deficiencia Mental, Encefalitis, Epilepsia. Si eliminó el cuerpo precipitándose de grandes alturas, podrá tener, después, males como Osteosis Difusa, Distrofia Muscular Progresiva, etc.

Prácticamente todas las molestias tienen sus raíces en el periespíritu. Aunque esté aparentemente saludable, una persona puede traer, en sus Centros de Fuerza o Chacras, disfunciones latentes, adquiridas en esta o en otras vidas, que, más tarde o temprano surgirán a la superficie en el cuerpo físico, bajo la forma de dolencias más o menos graves, conforme la extensión de la lesión y la posición mental del deudor.

El Prof. Ian Stevenson, de la Universidad de Virginia, EUA, presenta en dos volúmenes del libro Reencarnación y Biology, entre los 2.600 casos investigados, los de marcas de nacimiento y defectos congénitos, elucidándolos con el estudio de las vidas pasadas.

Extractos del Libro "El Alma de la Materia"

Tomado del Sitio "Centro de Estudios Espíritas Francisco de Asís"

25 de diciembre de 2019

Reflexiones sobre el Dolor 1/2

Reflexiones sobre el Dolor 1/2

Por Un Hermano Espírita

Queridos hermanos, les incluyo unas reflexiones de un hermano que estuvo enfermo y escribió estas grandes reflexiones que quiero compartir con ustedes.

Me di cuenta de lo que hace el sufrimiento así sea poco o saber que es pasajero. Me acordaba de aquellos que sufren y casi a sabiendas que dejaran la tierra por esa enfermedad y siendo joven o medio de edad, y pensaba en lo duro que es verse en ese caso y cuanto hay que entender a esa persona, a su destino y ver los resultados finales, aunque estos se verán en otro estado, el espiritual.
Pensaba en el dolor de una madre cuando sabe que perderá a su hijo o esta gravemente enfermo, y cuantos seres hay que esperan el momento de partir, más aun pedirlo pues el sufrimiento es tan grande que la muerte se desea.

En esos momentos el espíritu comprende mas su propia realidad, ve la vida como algo pasajero, y que la muerte es una resolución indefectible a todo aquello en la tierra.
Por otro lado, el ser después de ese estado, de esa tremenda prueba, se siente mas aliviado mas cuando supero las quejas, y sufrió sin demostrarlo o lo menos posible. Durante el proceso de su desencarnación, siente el alivio de un peso menos en su haber, siente que su lucha no fue en vano y después de su desprendimiento siente el alivio, la libertad de un cuerpo defectuoso e inválido, pero le sirvió para expurgar los grandes desmanes que otrora realizó sin medir nada en consecuencias a su prójimo.

Los que más protestaron y se resintieron, posiblemente tengan que empezar casi de nuevo, pero después en el espacio recibirán las instrucciones de su error. Sabemos que no es fácil, que una cosa es decirlo y otra pasarlo y ver llegar ese momento sepulcral y santo al mismo tiempo, pues los seres guías se le acercan así como los amigos, familiares y aquellos que no te han querido tanto.
El sufrimiento limpia nuestra alma de todas aquellas cosas que nos esclavizan a a tierra, y asimilados los sufrimientos se transforman en experiencias puras…La conciencia se agita en Dios, se hace bueno, su mente se abre, y las pasiones pasan ha ser cosa sin importancia, más cuando estamos lejos de ella y miramos los restos que dejamos y entendemos el verdadero motivo del sufrimiento.

La ley de Dios no perdona, es implacable y el descenso mórbido de realizarse a la materia, es como consumir un pesado aceite que debe desprenderse de la delicada intimidad del espíritu, ese fluido nocivo, desciende por el periespiritu hasta la materia y se aloja en los órganos mas debilitados, produciéndose el tenebroso cáncer. Sin embargo, puede detenerse el descenso, pero solo Dios lo permite, si verdaderamente ve un bien en hacerlo.

Tomado del Blog "La Weblog Espírita de Mari"


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24 de diciembre de 2019

¿Necesitan Reencarnar los Espíritus Puros?

¿Necesitan Reencarnar los Espíritus Puros?


"No siempre necesitan reencarnar, pero por supuesto que sí se les da la opción todos la aprovechan.

En ese caso no sería una vida de expiación ni una vida de prueba sino una vida con una misión."

P: ¿ y esa prueba de misión hace que sea cuando está encarnado una persona muy renombrada o no es necesario.?

R: "no necesariamente. porque hay muchos más espíritus anónimos haciendo el bien o haciendo cosas importantes qué espíritus conocidos.

No necesariamente son ellos los que tienen que realizar la obra, sino que incluso pueden venir para ayudar a otros a realizarla y ser esa su misión."

Tomado del Blog "El Susurro del Ángel"

23 de diciembre de 2019

El Casamiento Religioso quedó como el Rito o Sacramento

El Casamiento Religioso y Espiritismo

El Casamiento Religioso quedó como el Rito o Sacramento

por Carlos Augusto Parchen - Centro Espirita Luz Eterna - CELE

En muchas culturas y religiones, antiguamente y hoy en día, el casamiento no es un ritual religioso, sino una ceremonia familiar, donde el compromiso del Hombre y la Mujer es asumido, por los novios, delante de la comunidad, delante de la familia y delante del representante de la Religión, siendo el casamiento celebrado por el Patriarca o Matriarca de la familia, y no por el Sacerdote o representante religioso. De este modo también  cumple su papel  de “testigo” y estabilizador de la unión.

También es importante recordar una realidad estadística: - todas las religiones Judaico – Cristianas del mundo, sumados todos sus adeptos declarados, constituyen cerca de 1/3 (33%) de la población mundial. Por tanto, cerca de 2/3 de la población mundial no sigue al Cristianismo, y tiene otros conceptos a respecto del casamiento y de la forma de celebrarlo.

Con la evolución de la sociedad, con la creación de las constituciones de los países y de las Leyes, del avance y el perfeccionamiento del registro publico, el casamiento civil paso a ser el controlador de la estabilidad, de los derechos y de los deberes del matrimonio, de la protección de la mujer y de los hijos, de la garantía de herencia y sucesión.

El casamiento religioso quedó como el rito o Sacramento especifico de las Religiones, especialmente las Judaicas Cristianas. Más modernamente, va transformándose mucho más en una ocasión social que en un acto de fe verdadera, lo que está sobradamente demostrado por el enorme número de separaciones que ocurre entre uniones con menos de cinco años de duración, casi todos ellos casados también en ceremonia religiosa.

Cuando el Espiritismo surgió, el casamiento civil ya era una realidad. Ya no habia más necesidad del casamiento religioso como “regulador”. El Espiritismo, basado en la fe rezonada, en la fe verdadera, en la razón, en la lógica, no trajo para su seno ningun ritual. La sociedad ya podia dispensar los casamientos. La ligación con Dios (Religión) nunca preciso de estos rituales . El Evangelio de Cristo era para ser practicado en el dia a dia, y no para ser transformado en rituales.

No estamos hablando negativamente  del casamiento religioso. Muy por el contrario. El extremo respeto que el Espiritismo tiene por las Religiones, ya nos impide eso. Cada uno debe seguir lo que preceptúa su creencia religiosa. Solo estamos explicando por qué el Espiritismo Kardeciano no tiene ceremonias o ritual en el casamiento, y por qué los espiritas formalizan su unión en lo civil, no necesitando del casamiento religioso en cuanto a ritual, ceremonia o precepto religioso alguno.
Para los espiritas, existe un guía seguro para que  los casados aprendan a consolidar su unión en el día a día. Es la practica de la propia Doctrina Espirita, en su integridad. Y todo puede ser resumido con tres palabras: Amor, Tolerancia y Perdón. Y un ejercicio diario: el del aprendizaje constante.

Al decir por el casamiento, el Hombre y la Mujer están asumiendo una gran responsabilidad, un gran compromiso. Están iniciando una nueva familia. La familia es, y siempre será, la gran escuela de la evolución, del aprendizaje, del crecimiento espiritual, si es bien aprovechada. Cabe a cada pareja hacer de su familia que sea la mejor de las escuelas, que enseñe el camino para aprender a ser feliz.
Para eso, deben tener en mente que en su nueva familia deben enseñar amor y caridad. Para enseñar, es necesario practicar. Practicar diariamente. Aprender con los errores. Aprender a no errar más. Aprender a acertar cada dia más. Aprender a ser feliz.

Ese es el casamiento verdaderamente bendecido por Dios. Es independiente de las religiones.

Tomado del Blog "El Espírita Albaceteño"

22 de diciembre de 2019

La Importancia de Compartir

La Importancia de Compartir

por Dante López

Durante tres días Tuvimos casi La Oportunidad de compartir la ONU CEPABRASIL evento en la ciudad de Bento Gonçalves En El Que El tema central fue "La Identidad del espiritismo", del que se informa en edición this del espiritista Latina .

El tema es siempre de actualidad, y en el intercambio sobre las realidades que se vive en los distintos países se entiende la angustia y el dolor que viven los que ven distorsionado un conocimiento que tiene la potencialidad de liberar al hombre y fue convertido en otra religión , con las implicancias de inmovilismo que este concepto conlleva.

Pero vemos que esa situación ha sido el acicate que ha hecho a muchos intelectuales estudiosos de la Doctrina Espírita profundizar su estudio, a comparar sus postulados con los de la filosofía y los nuevos conocimientos, y desde allí potenciar su producción literaria en pos de ofrecer al mundo su visión progresista, libre de ataduras atávicas.
Así, pudimos acceder a exposiciones de una profundidad admirable, de donde la pasión y la razón se unieron para tratar de superar ese dolor y convertirlo en acción.

Rescatamos los cuatro puntos que expuso el Profesor Luiz Signates como disparadores de esa acción, que compartimos ampliamente:
Los espíritas deberíamos participar en
• El debate para lograr una sociedad mejor, más justa, más equitativa, más solidaria.
• La Espiritualización del mundo, que ya ha comenzado por varios caminos.
• La Cuarta Fase del Espiritismo: La transformación moral.
• El compromiso con el Movimiento Espírita.

Es que cuando el espíritu encarnado comprende su propia trascendencia, entiende que cada pensamiento, cada sentimiento, cada acto tiene repercusiones en el contexto de la Vida Universal, de donde todo está maravillosamente conectado.

En el interior de cada uno de nosotros, de lo contrario en el sentido el sentido deseado, porque la evolución es un proceso mucho más profundo de lo que podemos comprender y de donde cada uno de nosotros es un pequeño factor que colabora.

Creemos que en la CEPA se dan las condiciones para trabajar en este sentido, en un ambiente de armonía, de amplio y tolerante, de amistad y solidaridad, y sobre todo de alegría por abrazar un conocimiento en el que la razón y la pasión ir de la mano para construir una sociedad mejor.

Octubre del 2010.

Tomado del Blog "América Espírita"

21 de diciembre de 2019

¿Para qué Sirve el Olvido Temporal?

El Proceso de la Reencarnación

¿Para qué Sirve el Olvido Temporal?

por Cláudia Bernardes de Carvalho

La oportunidad de un nuevo comienzo viene marcada por una condición básica, el espíritu al encarnar se ve sujeto al olvido temporal de su pasado. ¿Para qué sirve el olvido temporal? El olvido es una bendición ofertada por Dios a los espíritus para permitirles empezar de cero, sin los recuerdos conflictivos o cualquier remordimiento pasado. Mayoritariamente somos réprobos de sus Leyes. Si volvemos la mirada hacia atrás, podemos constatar que el pasado del hombre es sombrío, la historia de la Humanidad es un escenario de disputas, crímenes y batallas. Aunque no solamente nos han pasado desgracias, nuestro pretérito es delictuoso en su gran parte. Somos nosotros mismos los espíritus que hemos vivido antes y la Misericordia Divina es tan sublime que a través de ese mecanismo maravilloso podemos recomenzar, utilizando una nueva oportunidad para acertar. Cada espíritu tiene un historial de experiencias de vidas anteriores con aciertos y equivocaciones conforme haya procedido en sus elecciones mientras estaba encarnado.

Ese proceso del olvido temporal en el que se corre un velo que cubre los recuerdos pasados sirve para que en su tiempo de vida en la Tierra, el espíritu ejerza sus conductas y cualidades adquiridas a través de nuevas situaciones que le presente la vida, adquiera virtudes, reformule valores, avanzando intelectual y moralmente, corrigiendo malas tendencias arraigadas en su ser. Es importante saber que cada ser espiritual es único, individual y absolutamente responsable por sus actos.

Tomado del Blog "Amanecer Espírita"

20 de diciembre de 2019

A una Espiritista

A una Espiritista

por Amalia Domingo Soler

Muchas veces te he oído decir que deseas irte de la Tierra, pensando que al dejar en la fosa, tu débil envoltura, te vas a ir por esos mundos de Dios, y vas a disfrutar de los goces purísimos que forman el patrimonio de los espíritus felices.

Yo, al oírte también me entusiasmaba y me contagiaba con tus quiméricas ilusiones, y ya me veía envuelta en nubes de color de rosa contemplando vergeles cuyas flores hermosísimas me brindaban su embriagador perfume, mas he aquí, que hablando un día con el Espíritu del Padre Germán, éste me dijo así:

¿Y en qué te fundas para creer que al dejar la Tierra te podrás presentar en otros mundos más adelantados que el que habitas y allí vivir y gozar del progreso alcanzado por sus moradores?

¿Qué méritos extraordinarios has hecho valer en esta existencia?

¿Qué descubrimiento, qué invenciones maravillosas has ofrecido para su desarrollo a los hombres de tu tiempo?

¿Qué obra evangélica, qué sacrificio, qué acto heroico has llevado a cabo en bien de la humanidad que te rodea?

¿Qué libro científico has escrito que haya causado una verdadera revolución en el mundo de los sabios?

¿Qué planetas has descubierto que hayan aumentado el número de las islas del cielo?

¿Qué pruebas asombrosas de amor sin límites, has dado a aquellos que te han rodeado?

¿Qué has hecho, en fin, que merezca en justicia el premio inapreciable de la felicidad?

Mírate bien a ti misma con verdadera imparcialidad, no te dejes llevar ni por una modestia mal entendida, ni por un amor propio exagerado; pesa tus actos sin inclinar la balanza ni a uno ni a otro lado, mide el alcance de tus hechos sin temor infundado ni esperanza ilusoria, dedícate a viajar dentro de ti misma por más que esto te parezca imposible realizarlo, pero los viajes del Espíritu dentro de su mundo, de su esfera de acción, de la órbita donde gira, son de tanto provecho para el Espíritu, son de tan profunda y racionalenseñanza, que le valen tanto, o quizá más aún, que la exploración más arriesgada, más llena de peligros que pudiera hacer cruzando mares de hielo, o escalando montañas cuyos volcanes arrojaran incandescente lava formando ríos de fuego.

En vez de pensar en mundos de luz habitados por humanidades venturosas, estudia detenidamente las impresiones que recibes hablando con los seres que te rodean. Pregúntate a ti misma qué es lo que sientes cuando hablas con los desgraciados, con los felices, con los justos y los pecadores, con los sabios y los ignorantes, y allí donde te encuentres más inspirada, donde tengas más facilidad para expresar tus pensamientos, allí está marcado el grado de tu adelanto, la medida exacta de tu altura moral y de tu alcance intelectual, allí no te verás más grande ni más pequeña de lo que eres, y allí conocerássi te ha llegado el momento de decirle a la Tierra: adiós, no volveré a pisar tu suelo, otros mundos reclaman mi presencia, mis conocimientos y mi actividad; o si aún durante muchos siglos tienes que pedirle hospitalidad a los terrenales, para ensayar tus fuerzas y tu inteligencia y adquirir lo que nadie te puede dar, grandeza y sentimiento, sabiduría y ternura, heroísmo para luchar y vencer, abnegación para llegar al sacrificio con la sonrisa beatífica del mártir y el amor purísimo del justo.

Tan sabios consejos se grabaron en mi memoria de un modo indeleble, y desde entonces hermana mía, emprendí mis viajes dentro de mí misma, y créeme, en lo que me queda de existencia, apenas tendré tiempo de haber observado muy a la ligera vagos indicios de lo que he sido, lo que soy y lo que quiero ser.

Comencé mis viajes alrededor de mí misma, recordando mis impresiones más profundas, aquellas que dejaron una huella indeleble en mi corazón, y en mi pensamiento, y me remonté nada menos que 48 años atrás, cuando en unión de mi madre y de una de sus mejores amigas, visité la cárcel de Sevilla para decirle adiós a un joven soldado (casi un niño), que víctima inocente de un pronunciamiento, iba sin la menor culpa, a pagar las culpas ajenas en el penal de Melilla. Yo quería mucho a aquel adolescente vestido de soldado, se llamaba Ángel y de ángel tenía la cara.

En un pequeño jardín iluminado por la luna llena le di el último adiós, y al cruzar la azoteilla, lugar donde se levantaba el cadalso, sentí tal horror, se apoderó de mí tal espanto, me pareció ver en torno mío tantas figuras amenazadoras, que si no me sacan pronto de la cárcel, creo que me quedo en ella, víctima de horribles convulsiones, sensación dolorosísima que se producía casi siempre que pasaba, al declinar la tarde, por delante de la prisión y oía cantar la salve a los presos. Canto monótono y melancólico, que me infundía profunda tristeza.

Muchos años después, visité la cárcel de Barcelona, hablé con un desgraciado que había matado a dos mujeres, miré con horror a un hombre que había violado a sus tres hijas, recorrí todas las dependencias, y cada vez que tras de mí se cerraban las puertas y rechinaban los cerrojos, sentía en todo mi ser un dolor tan intenso, miraba en torno mío con tanta pena y tanta angustia, que los que me acompañaban decían que no habían visto a nadie que se hubiese impresionado tanto en aquel triste lugar; y cuando salí de la cárcel y subí al coche que me esperaba, cuando me vi lejos de aquella mansión de horrores, sentí un placer tan extraordinario que lloraba y reía a un mismo tiempo y hablaba sin orden ni concierto, dando gracias a Dios de no merecer en esta existencia el cruel castigo de estar presa.

Después visité el presidio de Tarragona, entonces fui más dueña de mí misma, recorrí sus sombríos dormitorios, me detuve en un gran patio donde los presidiarios esperaban el rancho de la tarde, sentí por aquellos seres una piedad inmensa, yo quería en aquellos breves momentos adivinar todos sus dolores, leer en su pensamiento, infundirles esperanza y resignación, pero todo al vuelo, porque allí dentro me faltaba aire para respirar, y cuando salí miré al cielo y al mar, y me pareció que había salido de un infierno y me hallaba en un paraíso; ¡Entonces sí que mi alma elevó una plegaria que debió resonar de mundo en mundo!

Recuerdo también que a poco de conocer el Espiritismo, me dieron en Madrid una credencial de segunda inspectora del penal de Alcalá de Henares. Para mí, que nada poseía en aquella época, que la miseria, la soledad, el abandono, y una dolencia incurable eran mi patrimonio, tener un destino el cual me proporcionaba casa, y un modesto sueldo, era adquirir una fortuna fabulosa, y parecía lo más natural que sintiera alegría al recibir la credencial, y sin embargo, fue todo lo contrario. Yo vivía entonces con una pobre familia y ocupaba un cuartito que tenía una gran ventana que daba al tejado y desde la cual se veía mucho cielo, las paredes blancas como la nieve, las iluminaba el sol desde la mitad del día, hasta que se escondía en Occidente. Nada más alegre y más risueño que aquel cuartito, se reía solo, como decía la buena mujer dueña de aquel humilde rinconcito; y al pensar que iba a dejarle, sentí una tristeza y un desaliento inexplicable; pero como siempre he creído que el hombre tiene obligación de ganarse la vida con el sudor de su frente, fui a Alcalá a tomar posesión de mi destino, mas al verme ante el presidio sentí tal horror y tal espanto, que estuve largo rato dudando, andaba veinte pasos, y retrocedía cuarenta, pensando en volverme a Madrid sin entrar en el penal, pero al fin dije: es preciso, aquí tendrás casa y pan, fuera de aquí a semejanza de una hoja seca, vas por el mundo a merced del viento; y entré en la oficina o despacho del jefe del penal.

Recuerdo que éste era un hombre anciano, alto, robusto, con blancos bigotes y traza de militar, al verme y al presentarle mi credencial me miró fijamente y en su semblante se dibujó una sonrisa medio burlona, medio compasiva diciéndome en voz muy queda:

-Esto no es para Ud., la matarán a disgustos, ni un mes podrá Ud. resistir a esas fieras, son peores que los hombres.

–Eso mismo me parece a mí, pero hay circunstancias tan apremiantes… hay épocas tan calamitosas que obligan a todo.

En esto se presentó la primera inspectora, que al saber quién yo era, se echó a reír alegremente diciéndome con amable jovialidad.

–No creo que sea Ud. muy a propósito para desempeñar este cargo pero en fin, yo le daré lecciones y todo se andará, creo que no reñiremos, recoja Ud. el título y cuanto antes la espero.

Mientras ella hablaba yo también hablaba conmigo misma, miraba fijamente a mi interlocutora que era alta, muy guapa, con una mirada dura, amenazadora y decía en mi mente: “¡Señor! ¡Aparta de mí este cáliz!… no tengo fuerzas para apurar su amargo contenido.” Y salí de aquel lugar sosteniendo una lucha terrible.

Miré los altos muros de la prisión, escuché palabras soeces, cantares obscenos de las reclusas que asomadas a las ventanas reían estrepitosamente, y me alejé diciendo: ¡Señor! No puedo, es preferible el hambre a este pan que me ofreces, no puedo vivir entre criminales, los compadezco con toda mi alma, pero una fuerza invencible me separa de ellos; entre ellos y yo hay algo que no me explico, que no sé definir, yo quisiera salvarlos, redimirlos, santificarlos, pero al pensar que he de estar en contacto con seres que han caído en el abismo y están contentos en su desgracia; ¡Dios mío! No puedo dar un paso más, me estaciono, y se paraliza mi pensamiento.

Cuando esto me acontecía, no había escuchado aún las sabias advertencias del Padre Germán, mas después, recordando sus consejos, al comenzar mis viajes alrededor de mí misma y al hacer suposiciones de adonde iré mañana, he sacado en consecuencia que podré volver a la Tierra en la posición más humilde, pero que estaré lejos de esos antros, de esos lugares sombríos donde acaban de embrutecerse los criminales.

No, no es posible que mi Espíritu pueda vivir entre la degradación, porque en esta existencia ya ha preferido el hambre, el abandono más completo, la espantosa soledad de la miseria, a estar en contacto con seres abyectos. Podré vivir entre mendigos, pero no entre criminales, entre ellos y yo hay una distancia que no sé medir, pero que deberá ser inmensa, ¡Sin límites!… ¡Sin término!…

Siguiendo mis viajes, cuando he visitado los palacios de los Reyes como me sucedió en Sevilla y en Aranjuez, sus ricos muebles, sus pinturas, sus innumerables bellezas las he contemplado con la admiración que siempre se contempla las maravillas del arte, pero al salir de esas mansiones fastuosas he respirado mejor, me ahogo entre cortinajes de púrpura. Se conoce que estoy aún muy lejos de pertenecer a esas clases que han hecho superiores las necesidades de las civilizaciones, siempre he creído como decía Roque Barcia:

“Que los grandes nos parecían grandes, porque los mirábamos de rodillas”. Nada me une a esas clases al parecer privilegiadas, sus trenes, sus coches, sus deslumbrantes trajes, los miro como una decoración de teatro, creo que su reinado pasará y que las sociedades no necesitarán de esas figuras que despiertan los odios y los rencores de los descamisados.

Si me encuentro al lado de algunas familias que viven en dulce paz, teniendo lo bastante para vivir, disfrutando de esa tranquilidad que da un bienestar asegurado, personas bien vistas en la sociedad, atendidas, respetadas, que desde que nacieron disfrutaron de todas las comodidades, sin conocer en lo más leve los azares de la vida, que no han tenido que avergonzarse por el menor desliz, mujeres que de los brazos de sus padres pasaron a los de su marido, sin lucha, sin fatiga, sin contrariedades, que se ven rodeadas de sus hijos, y que todo les sonríe, al contemplar esos cuadros de la felicidad terrena, me parece que mi Espíritu si pudiera empequeñecerse, quedaría reducido a la millonésima parte de un átomo, tan pequeño se encuentra avergonzado cuando compara su existencia actual tan combatida, tan accidentada, sin familia, sin amparo, teniendo que hacer uso de un organismo que no ha tenido la fuerza suficiente para luchar y resistir los embates de la miseria, y más de una vez se ha declarado vencido porque la luz de sus ojos se apaga, porque no ha tenido la inteligencia y el vigor necesario para ganarse la vida como se la ganan otras personas, pobres, que llegan a la ancianidad trabajando y siendo útiles a cuantos les rodean y a ellos mismos especialmente. Al considerar que para muchas cosas he sido verdaderamente inútil, una sensitiva, cuando necesitaba antes que sentir, pensar en la prosa de la vida ¡Cuán pequeña me encuentro! En particular ante las mujeres que han llenado su misión rodeadas de su familia, en el santuario de su hogar, sin luchas, sin azares, sin pasiones contrariadas. Sintieron, amaron, se despertaron, sonrieron, y un hombre les dijo: honra mi nombre y más tarde un querubín les entregó sus alas diciendo ¡Madre mía! Quiero ser cautivo de tu amor.

Como siempre estoy al lado de personas relativamente felices, me encuentro tan pequeña pareciéndome que entre ellas y yo hay una distancia tan inmensa, que ningún matemático podrá medir con exactitud, creo en consecuencia, atendiendo al estado especial de mi ánimo, que al dejar la Tierra no iré a ningún mundo donde sus moradas sean más buenas que los terrenales, porque si ante los felices de aquí, se encuentra tan avergonzado y tan humillado mi Espíritu, ¿Qué le pasaría en un mundo donde todos sus habitantes fueran justos en comparación de él? Vivir entre santos el que se reconoce pecador, ¿Dónde hay mayor martirio ni peor humillación? Los mundos felices no son por ahora moradas agradables para mí, y pensando razonablemente, pasarán millones de siglos antes que mi Espíritu regenerado contemple su pasado con melancolía, diciendo:

caí muchas veces, pero al fin me levanté, he tardado en ocupar mi puesto en el banquete de la vida, pero para Dios nunca es tarde, en el día de la eternidad no hay ni aurora ni ocaso, el Sol siempre está en el Cenit iluminando y vigorizando las inteligencias.

Tengo pues, el íntimo convencimiento que ya no viviré entre criminales y la certidumbre absoluta que no puedo llamar durante muchos siglos a las puertas de los mundos felices. Ahora bien, ¿Qué siento cuando estoy entre los pobres, entre los desgraciados? Los ciegos por ejemplo; compadezco de todas maneras su infortunio, quisiera ser inmensamente rica para que no sufrieran los horrores de la miseria, y al lado de ellos me encuentro inspiradísima para escribir, les hablo en verso con la mayor facilidad, traslado al papel mis pensamientos sin el menor esfuerzo, y en prueba de ello, te copiaré las últimas poesías que le dediqué a un grupo de ciegos con los cuales me une un entrañable afecto; en ocasión de haberme venido a felicitar en la fiesta de mi nombre.

Tomado del Blog "La Luz del Camino"

19 de diciembre de 2019

Sugiero tres pasos para aprovechar nuestra actual existencia

Esta es la Más Importante Encarnación

Sugiero tres pasos para aprovechar nuestra actual existencia

por Alkíndar de Oliveira

a) Valorizar y agradecer al Maestro Jesús la oportunidad de estar viviendo nuestra más importante encarnación de todas las existencias que hemos tenido.

Sobre la importancia de la reencarnación, recordemos lo que dice el espíritu Emmanuel: “Cada encarnación es como si fuese un atajo en los escalones de la ascensión. Por ese motivo, el ser humano debe amar su existencia de luchas y de amarguras temporales, por cuanto ella significa una bendición divina, casi un perdón de Dios”.

b) Iniciar urgentemente un proceso de autoconocimiento. La base de todo cambio comportamental es el autoconocimiento. Ahí está la mayor dificultad del ser humano. Es una de las alternativas para conocernos mejor y la interiorización, que es el acto de enfrentarnos a nuestro mundo interior y de admitir para nosotros mismos la naturaleza de nuestros sentimientos. O sea, no decir “yo nunca siento amargura” o “la rabia no hace parte de mi vida”. Ese proceder de negar nuestros sentimientos inferiores se llama auto-ilusión, una aptitud altamente destructiva. A partir del momento en que admitimos nuestros sentimientos inferiores (sin baja auto-estima), se abre una puerta para aprender a tener autocontrol y se nos da la condición de iniciar el proceso de cambio.

c) Transformar en vivencia práctica nuestro discurso sobre convivencia y fraternidad, principalmente en nuestra casa Espírita.

Sobre el tema fraternidad, dice el espíritu Ermance Dufaux (libro Unidos por el Amor, Editora Dufaux): “Antes de los proyectos ‘más allá de las paredes’, estimulemos la fraternidad, prioritariamente, al prójimo más próximo, aquel que divide con nosotros las responsabilidades doctrinarias en nuestra casa Espírita, aunando esfuerzos por la convivencia jubilosa y libertadora. Convivir fraternalmente debe ser la esencia de nuestra causa. El Centro Espírita, escuela de las virtudes superiores, es el ambiente de disciplina y entrenamiento de los nuevos modelos de relaciones (...)”.

Querido (a) lector(a), concienticémosnos que ser fraternos es – simplemente – una cuestión de escogencia. Entonces, que nosotros, que tenemos la dádiva de haber conocido el Espíritu Consolador, podamos escoger el camino de la fraternidad y, con eso, merecer ser habitantes de la Tierra en su nueva y breve etapa: Mundo de Regeneración. Así sea que – por nuestra edad actual – no consigamos ese intento en esta existencia. Pero, para quien cree en la reencarnación, siempre hay una esperanza!

Tomado del Sitio "Centro de Estudios Espíritas Francisco de Asís"