20 de julio de 2019

No se Desprecian los Hechos; por Ellos llegamos a la Teoría

Método

No se Desprecian los Hechos; por Ellos llegamos a la Teoría

por Allan Kardec.

Se formaría un concepto equivocado sobre nuestra manera de ver, si se supusiese que aconsejamos que se desprecien los hechos; por los hechos hemos llegado a la teoría; es verdad que para conseguirlo nos ha sido necesario un trabajo asiduo de muchos años y millares de observaciones; mas ya que los hechos nos han servido y nos sirven todos los días, seríamos inconsecuentes con nosotros mismos si cuestionásemos su importancia, sobre todo, cuando hacemos un libro destinado a hacerlos conocer. Sólo queremos decir, que sin el razonamiento no bastan para determinar la convicción; que una explicación previa destruyendo las prevenciones y mostrando que no tienen nada contrario a la razón, prepara para que se acepten.

Esto es tan cierto, que de diez personas completamente novicias, que asistieran a una sesión experimental, aunque fuese de las más satisfactorias desde el punto de vista de los adeptos, nueve saldrían sin estar convencidas, y algunas más incrédulas que antes, porque los experimentos no habrán correspondido a lo que esperaban. Otra cosa será en cuanto a aquellas que podrán darse cuenta de las mismas por un conocimiento teórico anticipado: para éstas es un medio de comprobación, pues nada les sorprende, ni el mal resultado, porque saben con qué condiciones se producen los hechos, y que es preciso solo pedirles lo que pueden dar. La inteligencia previa de los hechos, los pone, pues, en disposición de conocer todas las anomalías, además les permite coger una porción de detalles y pormenores, a menudo muy delicados, que son para ellas medios de convicción, y pasan por alto al observador ignorante. Tales son los motivos que nos obligan a no admitir en nuestras sesiones experimentales, sino a las personas que poseen suficientes nociones preparatorias para comprender lo que en ellas se hace, persuadidos que las otras perderían el tiempo y no harían perder el nuestro.

Extractos del Libro "El Libro de los Médiums", por Allan Kardec.

Conversación con el Espíritu de una Persona Viva 6/11

El Espíritu por un Lado y el Cuerpo del Otro

Conversación con el Espíritu de una Persona Viva 6/11

por Allan Kardec.

32. ¿Vuestro cuerpo sueña? – R.: No; es debido a eso, justamente, que no se fatiga; la persona de la cual habláis experimentaba por medio de sus órganos impresiones que se transmitían al Espíritu; era lo que la fatigaba; no experimento nada parecido.

Comentario: Hace alusión a una persona sobre la cual se hablaba en ese momento, y quien, en igual circunstancia, había dicho que su cuerpo se fatigaba, y había comparado su cuerpo a un globo cautivo cuyas sacudidas hacen estremecerse al poste que lo retiene. Al día siguiente el Sr. De R… C… nos dijo haber soñado que se encontraba en la Sociedad entre el médium y nos; es evidentemente un recuerdo de la evocación. Es probable que en el momento de la pregunta no soñara, ya que ha respondido negativamente; o quizás también, y eso es más probable, no siendo el sueño más que un recuerdo de la actividad del Espíritu, no es en realidad el cuerpo el que sueña, ya que el cuerpo no piensa. Ha podido pues, y así mismo debido responder negativamente, no sabiendo si, una vez despierto, su Espíritu se acordaría. Si su cuerpo hubiese soñado, mientras su Espíritu estaba ausente, es que el Espíritu habría tenido una doble presencia; más, no podía estar a la vez en la Sociedad y en su casa.

33. ¿Se encuentra vuestro Espíritu en el estado en el cual se encontrará a vuestra muerte? – R.: Muy similar; exceptuando el lazo que lo retiene al cuerpo.

34. ¿Tenéis consciencia de vuestras existencias anteriores? – R.: Muy confusamente: esta es también una circunstancia que olvidaba; después del desprendimiento completo que sigue a la muerte, los recuerdos son mucho más precisos; actualmente son más completos que en la vigilia, pero no lo suficiente para poder especificarlos de manera inteligible.

35. ¿Si, a vuestro despertar os presentáramos vuestros escritos, os daría consciencia de las respuestas que acabáis de dar? – R.: Podría encontrar en ellos algunos de mis pensamientos; pero muchos otros no encontrarían eco en mi pensamiento de la víspera.

36. ¿Podríais ejercer sobre vuestro cuerpo una influencia lo suficientemente grande como para despertaros?- R.: No.

37. ¿Podríais responder a una pregunta mental? – R.: Sí.

Extractos de "Revista Espírita 1860", por Allan Kardec.


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Reflexiones: Vivir el Presente

Reflexiones: Vivir el Presente

“Un hombre se le acercó a un sabio anciano y le dijo: -Me han dicho que tú eres sabio…. Por favor, dime qué cosas puede hacer un sabio que no está al alcance de las demás de las personas. El anciano le contestó: cuando como, simplemente como; duermo cuando estoy durmiendo, y cuando hablo contigo, sólo hablo contigo. Pero eso también lo puedo hacer yo y no por eso soy sabio, le contestó el hombre, sorprendido.

Yo no lo creo así, le replicó el anciano. Pues cuando duermes recuerdas los problemas que tuviste durante el día o imaginas los que podrás tener al levantarte. Cuando comes estás planeando lo que vas a hacer más tarde. Y mientras hablas conmigo piensas en qué vas a preguntarme o cómo vas a responderme, antes de que yo termine de hablar. El secreto es estar consciente de lo que hacemos en el momento presente y así disfrutar cada minuto del milagro de la vida.”