El Misterio de la Muerte
¿Qué Sabemos Sobre la Muerte?
Por: Oscar M. García RodríguezAntes de responder a esta pregunta, parece pertinente hacernos previamente otra: ¿Qué sabemos sobre la Vida? Dar adecuada repuesta a esta segunda cuestión implicará encontrar la solución de la primera, pues ambas representan las dos caras de una misma moneda.
¿Dónde estará la frontera entre “materia muerta” y “materia viva”?. ¿Las moléculas orgánicas gigantes como el ADN son ya vida? Y los coacervados, ¿son seres vivos? Y, ¿qué decir de los virus, son ellos los primeros seres vivos? La frontera entre “materia viva” y “materia muerta” en las etapas primigenias, no parece ser una línea clara sino una zona difusa.
Sin lugar a dudas puede decirse que la existencia de un ser humano es, desde que nace, un camino hacia la muerte. Pero, ¿cómo definir con nitidez esa frontera que separa la vida de la muerte? Históricamente ha habido un debate entre “vitalistas” y “materialistas”. Para los primeros, la muerte de una persona se produciría cuando el alma abandona el cuerpo; para los segundos, la muerte sería sólo una fase más del ciclo de la materia.
A lo largo del tiempo, la determinación de la muerte de un individuo venía haciéndose mediante la observación de una serie de signos físicos tales como la palidez, el “rigor mortis” y el aparente cese de determinadas actividades o funciones de los órganos vitales: La respiración, el latir del corazón, el pulso y, más modernamente, el paro de la actividad eléctrica del cerebro evidenciado por el encefalógrafo. La fijación del momento de la muerte en los seres humanos ha sido siempre una cuestión de gran importancia, no sólo en su dimensión estrictamente orgánica, sino también por sus implicaciones metafísicas y jurídicas.
El avance en las técnicas de reanimación ha traído como resultado que numerosos individuos, aún manifestando en un primer momento gran parte de los antedichos síntomas, hayan podido mantener sus funciones vitales con ayuda de aparatos externos y que en un significativo número de casos, saliesen de esa zona fronteriza con la muerte. De ahí que se hayan multiplicado las llamadas “experiencias cercanas a la muerte”, que tan de actualidad han estado en los últimos años, aportando gran cúmulo de indicios que sugieren que la vida no termina con el cese de las funciones orgánicas y que la conciencia individual permanece íntegra más allá de dicho “límite”.
Tomado del Blog "Grupo Espírita de La Palma"