Libro "Acción y Reacción" Chico Xavier\André Luiz « parte 19 »
El espectáculo, en su terrible belleza, se caracterizaba, a simple vista, por el centelleo de los contrastes, entre la sombra inmensa y la luz relampagueante.
–Aquí, los conflictos son incesantes –nos dijo el orientador, con serena dignidad– por tanto, hemos aprendido, en esta Mansión, que la paz no es conquista de la inercia, y sí fruto del equilibrio entre la fe en el poder divino y la confianza en nosotros mismos, en el servicio por la victoria del bien.
En ese momento, un trabajador de la casa penetró en el recinto y dijo:
–Instructor Druso: de conformidad con las recomendaciones recibidas, el enfermo recogido en la noche pasada, fue instalado en el gabinete de socorro magnético, esperando por su intervención.
–¿Consiguió decir algo?
–No. Continúa solamente con los gemidos periódicos.
–¿Ningún indicio de identificación?
–Ninguno.
El infatigable mentor nos invitó a seguirle, explicándonos que la operación en perspectiva nos podría ofrecer importantes elementos de estudio.
En unos momentos, nos vimos los cuatro en una sala de regulares dimensiones, que destacaba por la sencillez y por el color azul relajante.
En una mesa desmontable, se encontraba, boca arriba, un hombre de aspecto deforme, respirando con dificultad.
Para describir con precisión a la criatura que se hallaba a nuestra vista, podemos afirmar que el aspecto del infeliz llegaba a ser repelente, a pesar de los cuidados de que ya había sido objeto. Parecía sufrir una incalificable hipertrofia, mostrando brazos y piernas enormes. Pero donde el aumento de volumen del periespíritu se hacía más desagradable, era justamente en su rostro, en el que todos los trazos se confundían como si nos halláramos al frente de una esfera extraña, a guisa de cabeza.
–¿Sería aquél un hombre desencarnado a causa de algún atropello terrestre, que aguardaba allí el inmediato alivio que se debe a los accidentados comunes?
Druso percibió nuestra pregunta silenciosa y nos explicó: –se trata de un compañero, difícilmente identificable, atraído hasta aquí por una de nuestras expediciones de socorro.(29)
–Pero, ¿habrá sido recientemente liberado del mundo físico? –preguntó mi colega, dolorosamente impresionado, lo mismo que yo.
–Por ahora, no lo sabemos –explicó el orientador– es una de esas pobres almas que habrá dejado el plano físico bajo el imperio de terrible obsesión. Tan terrible, que no habrá podido recibir el amparo espiritual de las legiones de caridad que operan en las tumbas. Indudablemente, dejó el cuerpo carnal bajo una absoluta subyugación mental, cayendo en problemas angustiosos.
MIS OBSERVACIONES
(29) Las "expediciones de socorro" son recorridas que realizan estos instructores en busca de aquellos espíritus que están en condiciones de recibir ayuda. En este caso, este espíritu ha sufrido en encarnación una gran obsesión y lo evidencia su periespíritu como acá se describe.
Libro Psicografiado, "Acción y Reacción", por Chico Xavier\André Luiz
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