Libro "Acción y Reacción" Chico Xavier\André Luiz « parte 13 »
Después de una sonrisa triste, Druso agregó:
–Cada uno de nosotros, espíritus endeudados, al renacer en la carne, transporta consigo para el plano físico, un trozo de cielo que sueña conquistar, y un amplio manto del infierno que plasmó en sí mismo. Cuando no tenemos fuerza suficiente para continuar al encuentro del cielo que nos da oportunidades de ascensión, volvemos al infierno que nos fascina en la retaguardia...
Nuestro anfitrión iba a continuar, cuando un anciano tambaleante se acercó a nosotros y le dijo humildemente:
–¡Ah!, instructor, estoy cansado de trabajar en las dificultades de aquí... ¡Hace veinte años que traigo locos y rebeldes a este asilo!... ¿Cuándo volveré a disfrutar de un cuerpo en la Tierra, para descansar sumergido en la carne, al pie de los míos?...
Druso le acarició la cabeza y respondió, conmovido:
–¡No desfallezcas, hijo mío! ¡Consuélate! También nosotros llevamos muchos años presos en esta casa, por imposición de nuestro deber. Sirvamos con alegría. El día de nuestro cambio será determinado por el Señor.(23)
El anciano se calló con tristeza en sus ojos.
Después, el orientador tocó una pequeña campanilla, y la asamblea comenzó a disfrutar de libre conversación...
Un joven de expresión simpática se acercó a nosotros y, después de saludarnos afectuosamente, dijo, inquieto:
–Escuchando su palabra educativa y ardiente, no logro salir de los enigmas de la memoria... ¿Por qué sufrimos el olvido después de la muerte física? Si tuve otras existencias anteriores, antes de esta última, cuyos errores procuro ahora reparar, ¿por qué razón no me acuerdo de ellas? Antes de partir para el campo físico, en la última encarnación, debo haber tenido buenos amigos en la vida espiritual, del mismo modo que alguien, viajando en la Tierra de un continente a otro, normalmente deja en los muelles afectos que no le olvidan... ¿Cómo justificar la amnesia que no me permite recordar a los compañeros que debo tener a distancia?
–Bien –respondió el interpelado, sabiamente– los espíritus que en la vida física atienden sus deberes con exactitud, retornan pacíficamente a los dominios de la memoria, tan pronto como abandonan el cuerpo físico, reentrando en comunión con los lazos nobles y dignos que les esperan en la vida superior, para lograr la continuidad del servicio de perfeccionamiento y de sublimación que les corresponde. Pero para nosotros, conciencias intranquilas, la muerte en el cuerpo físico, no constituye una liberación. Perdemos el vehículo carnal, pero continuamos sujetos al poste invisible de nuestras culpas. Y la culpa, amigo mío, es siempre una nube de sombra que eclipsa nuestra vista. Nuestra memoria, en relación a nuestras caídas morales, se parece en cierto modo, a la película fotográfica que, si no se protege convenientemente, se echa a perder.
MIS OBSERVACIONES
(23) No estoy de acuerdo con esta afirmación pero es aceptable que se manifieste de este modo quien tiene una creencia mayor en que Dios es un Señór por sobre la creencia en una Ley Divina.
Libro Psicografiado, "Acción y Reacción", por Chico Xavier\André Luiz
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Haz un comentario