Libro "Acción y Reacción" Chico Xavier\André Luiz « parte 18 »
Una vez arriba, descansamos en un pequeño gabinete, en cuyo recinto había interesantes aparatos que nos facilitaban la contemplación del panorama exterior.
Parecían telescopios diminutos, que funcionaban como emisores de rayos que eliminaban la neblina, permitiéndonos tener una exacta noción del ambiente constrictivo que nos cercaba, poblado de criaturas agresivas y exóticas, que huían despavoridas ante un gran grupo de entidades que manipulaban curiosas máquinas semejantes a cañoncitos.
–¿Somos asediados por un ejército atacante? –pregunté intrigado.
–Eso mismo –confirmó Druso con calma. Esos ataques son muy comunes. Con semejante invasión, nuestros infelices hermanos pretenden eliminar nuestra casa y conducirnos a la inercia, con el fin de dominar esta región.
–¿Y aquellos equipos? ¿Qué son? –preguntó mi compañero, asombrado.
–Podemos definirlos como cañones de bombardeo electrónico –informó el orientador– las descargas sobre nosotros son cuidadosamente estudiadas, con el fin de que nos alcancen sin error en la velocidad de lanzamiento.
–¿Y si nos alcanzasen? –preguntó mi colega.
–Provocarían aquí fenómenos de desintegración, susceptibles de conducirnos a la ruina, sin referirnos a las perturbaciones que ocasionarían a nuestros hermanos enfermos incapaces todavía de hacer cualquier esfuerzo para emigrar, porque los rayos emitidos contra nosotros, contienen principios de flagelación, que provocan las peores crisis de pavor y de locura.
No lejos de nosotros, vibraba en la atmósfera un ruido triste. Teníamos la impresión de que millares de proyectiles invisibles cortaban el aire violentamente, silbando a reducida distancia y acabando en estallidos secos, con el propósito de infundir una pavorosa impresión.
Tal vez porque Hilario y yo demostramos un irreprimible espanto, Druso dijo en tono paternal:
–Estemos tranquilos. Nuestras barreras de agotamiento funcionan con eficiencia.
Y mostró, a nuestros ojos asustados, una larga muralla constituida por millares de astas metálicas que cercaban la ciudad en toda su extensión, como si se tratase de una serie de pararrayos hábilmente dispuestos.
En el flanco atacado, surgían chispas eléctricas, brillando en los puntos de contacto, atraídas por las puntas de plomo.(28)
MIS OBSERVACIONES
(28) Describen el panorama como si fuera una guerra entre bandos y en realidad así se lo vive. Si bien las creaciones son mentales, no por ello son menos reales para quienes viven en ese estado mental. Las creaciones están acordes a la elevación que tienen esos espiritus. En mundos inferiores con menores conocimientos, las creaciones son mucho mas burdas y en los mundos espirituales elevados, ya no se habla de rayos, armas y bandos en guerra. Cada mundo se crea en el nivel de conciencia que tiene ese grupo, colonia o mundo o estado espiritual.
Libro Psicografiado, "Acción y Reacción", por Chico Xavier\André Luiz
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