Libro "Acción y Reacción" Chico Xavier\André Luiz « parte 16 »
¿Quiénes eran aquellos trabajadores? ¿Era justo que el Director de la casa fuese molestado así, con tantas consultas, cuando los trabajos de administración podían ser delegados?
El amigo me ofreció las aclaraciones pertinentes, informándome que los mensajeros no eran simples cumplidores de determinada tarea, sino supervisores y jefes de servicio, todos ellos eran asistentes y asesores cultos y dignos, con enormes responsabilidades, y que solamente demandaban la presencia de Druso después de haber agotado todos los recursos posibles dentro de la autoridad a ellos confiada. El problema no era, pues, de centralización, y sí de lucha intensiva.
–¿Y aquél caso de la reencarnación pendiente? –me atreví a preguntar respetuosamente– ¿Puede la Mansión opinar con seguridad en la solución de semejante asunto?
El interpelado sonrió con benevolencia y respondió:
–Para que me puedas comprender, conviene aclarar que, si existen reencarnaciones ligadas a los planos superiores, hay otras que lo están directamente en los planos inferiores. Si la cárcel tiene razón de ser entre los hombres, de acuerdo con la criminalidad en el mundo, el infierno existe en la espiritualidad, en función directa de la culpa en las conciencias.
Y así como contamos en el plano físico con una justicia sinceramente interesada en ayudar a los delincuentes en su recuperación, a través de la libertad condicional y de las prisiones-escuelas, organizadas por las propias autoridades que dirigen los tribunales humanos en nombre de las leyes, aquí, también los representantes del amor divino pueden movilizar recursos de misericordia, beneficiando a espíritus deudores, siempre que se muestren dignos de la ayuda que abrevie su rescate y regeneración.
–¿Quiere decir –exclamé– que, en buena lógica terrestre, y recurriendo al lenguaje que utilizaría un hombre en la experiencia física, hay reencarnaciones en perfecta conexión con los planos infernales?...
–Sí. ¿Cómo no? Valen como preciosas oportunidades de liberación de los círculos tenebrosos. Y como tales reencarnaciones no poseen sino características de trabajo expiatorio, en muchas ocasiones son procesos planificados y ejecutados aquí mismo, por bienhechores autorizados para actuar y ayudar en nombre del Señor.
–Y en esos casos –aduje– ¿el instructor Druso dispone de la necesaria competencia para poder resolver los problemas de esa índole?
–Nuestro dirigente –contestó el cariñoso amigo– como es razonable, no goza de facultades ilimitadas, y esta institución es lo suficientemente amplia para requerir de él los mayores cuidados. No obstante, en los procesos reencarnatorios, funciona como autoridad intermediaria.
–¿De qué modo?
–Dos veces a la semana, nos reunimos en el Cenáculo 3
–¿Mensajeros de la luz? de la Mansión, y los mensajeros de la luz, a través de instrumentos adecuados, deliberan sobre el asunto, apreciando y considerando los procesos que nuestra casa somete a su juicio.
Libro Psicografiado, "Acción y Reacción", por Chico Xavier\André Luiz
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