18 de diciembre de 2019

Libro "Acción y Reacción" Chico Xavier\André Luiz « parte 77 »


Libro "Acción y Reacción" Chico Xavier\André Luiz « parte 77 »

Mi madre, por el contrario, era católica romana de pensamiento fervoroso y digno, y, aunque sin descender con nosotros a sostener cualquier disputa en la referente a la religión, intentaba instruirnos en el deber de la beneficencia. Me acuerdo, con tardío arrepentimiento, de las reiteradas invitaciones que nos dirigía con la mayor bondad, para que participásemos con ella en las tareas de la caridad cristiana, invitaciones que mi padre y yo rechazábamos, sin discrepancias, encastillados en nuestra irreverencia fatua y risueña. Mi madre percibió muy pronto que mi pobre espíritu traía consigo la acidez de la usura y, reconociendo que le seria extremadamente difícil colaborar en la renovación íntima de mi padre, hombre hecho ya, y habituado desde la infancia a la riqueza, concentraba en mí sus propósitos de elevación. Con tal motivo, trató de estimularme a los estudios de Medicina, alegando que, al lado del sufrimiento humano, podría yo encontrar las mejores oportunidades de auxilio al prójimo, haciéndome, así, agradable a Dios, aunque no me fuese posible atesorar los recursos de la fe. Íntimamente, yo disentía de las sagradas esperanzas del ser que más querido era a mi espíritu. Sin lograr poder resistir su cerco afectivo, me consagré al estudio de la carrera médica, pero mucho más interesado en explotar los enfermos ricos, cuyas enfermedades me proporcionarían recursos materiales: Pero en vísperas de acabar mis estudios, mi madre, relativamente joven, desencarnó, víctima de una angina de pecho. Nuestro dolor fue enorme. Recibí mi título de médico, como si fuese un detestable recuerdo, y, a pesar de los estímulos de la bondad paterna, no llegué a practicar la profesión conquistada. Me recogí en la intimidad doméstica, de la que me ausentaba solamente para el entretenimiento y reposo, más hundido que nunca en la avaricia, acompañando el inventario de la herencia de mi madre, con vigilancia tan rigurosa, que mis extrañas actitudes llegaron a sorprender a mi propio padre, que podía ser egoísta y displicente, pero nunca avaro como yo lo era. Comprendí que la fortuna heredada me situaba, para mi desgracia moral, a salvo de cualquier necesidad de la vida física por largos años, siempre que no la derrochase... Aun así, cuando vi a mi padre inclinado a contraer segundas nupcias, casi a los sesenta años de edad, hice cuanto pude, indirectamente, para disuadirle, tratando de apartarle de semejante idea. Pero él era un hombre de gran resolución en sus decisiones, y se casó con Aida, una joven de mi edad, unos treinta años... Recibí a la madrastra como a una intrusa en nuestro ambiente doméstico y, tomándola por una aventurera común a la caza de una fortuna fácil, juré vengarme de ella... A pesar de las cariñosas peticiones del matrimonio y del trato gentil que la pobre joven me dispensaba, echaba siempre mano de un pretexto, para huir de su convivencia. El nuevo matrimonio, no obstante, pasó a exigir del esposo más amplios sacrificios en el mundo social del que Aida no pretendía apartarse, y, por tanto, al término de algunos meses, mi padre se vio obligado a solicitar tratamiento médico y a someterse a un necesario reposo. Yo veía su decadencia orgánica con viva aprensión.

Libro Psicografiado, "Acción y Reacción", por Chico Xavier\André Luiz


» 1,...707172737475767778798090...

Obra mediumnimica 2/2

Mediumnidad y Obsesión

Obra mediumnimica 2/2

por Espíritu Odilon Fernández / Médium Carlos A. Bacelli

Nadie se retrasa más de lo que debe en las sendas de la evolución.
Todo mal termina convirtiéndose en bien a favor de quien le padece la influencia.
Más pronto o más tarde, pero siempre en el instante dispuesto por las Leyes de la Vida, todos se compenetran con sus responsabilidades y marchan, de forma consciente, para su sublime destino.

Hagamos, así, lo que pudiéramos para ser los “instrumentos” de los cuales Dios utiliza, para despertar los espíritus adormecidos, pero no nos desalentemos con los que, acomodándose en el lecho de color rosa de sus sueños infantiles, se niegan a contemplar la luz de la Verdad.

En el estudio de la obsesión, consideramos aun que muchos obsesores y obsesados se acomodan a la carencia espiritual en la cual se encuentran, de hecho aquellas personas que se habituaron a efectuar chantaje emocional con su propia situación, exhibiendo públicamente sus maldades, en la intuición de conmover a los semejantes…

Existen obsesados que no pasan de mendigos de la afectividad ajena, de acuerdo con las conveniencias sentimentales que les guían el psiquismo.
El obsesado que, en la feliz expresión de Allan Kardec, “se obstina en conservar su mal y en él se complace” es del tipo que de víctima pasa a verdugo del propio obsesor. Casos así son muy frecuentes en la Vida Espiritual e incluso en la relación entre los hombres de la Tierra.

Es bastante común que el obsesor termine enredado en su propia trama obsesiva, esclavizándose a quien pretendía esclavizar; cuando verifica su grado de envolvimiento psicológico con la víctima, casi siempre es tarde para retroceder…

¿No es así que ocurre con muchos que, después de probar la droga, se hacen sus dependientes?…
Adquiridos de manera imperceptible, difícilmente conseguimos liberarnos de ciertos hábitos y tendencias que se nos arraigan en el alma.
De hecho, antes de que expresemos nuestro parecer sobre ese o aquel problema, procuremos examinarlo por sus más variados ángulos, convencidos de que, incluso así, nuestra opinión jamás debe pretender la palabra definitiva acerca de las cosas que nos reclaman análisis.

Tomado del Blog "La Weblog Espírita de Mari"


...Ir a 12   

HENRI SAUSSE


HENRI SAUSSE



Henri Sausse nace el 6 de mayo de 1851 en Lyon (Francia). En 1869, año en que desencarna Allan Kardec, con tal solo 18 años se hace socio del grupo espírita Finet,  que mantiene reuniones semanales en casa del Sr. Finet. Henri Sausse se interesa por la doctrina y se propone estudiarla para entenderla mejor y poder divulgarla a los demás.

En 1873, en Lyon, los grupos espíritas son comparados con los anarquistas por lo que sufren persecuciones y se toman medidas  prohibitivas contra ellos sin ningún motivo. El grupo Finet desaparece y Henri Sausse, junto con algunos médiums, se reúnen en su casa de la calle Mazenod  para continuar las sesiones. Tras cada sesión se quemaban las comunicaciones para evitar dejar ninguna huella hasta que mas tarde cuando pasó la tempestad, retomaron sus reuniones tres veces a la semana en el nº 14 de la calle Moncey en casa de una pareja de espíritas hasta que murió el Sr. Finet.

El 6 de mayo de 1883, aprovechando la visita a Lyon del director de la Revista Espírita, Pierre-Gaétan Leymarie, Henri Sausse y mas de mil personas se reúnen en la sala “des Folies Lyonnaises”, en la calle Basse du Port-au-bois. Entonces el Sr. Laurent de Faget, otro espírita, propone la creación de una Federación Espírita Lionesa. Se acepta la idea y dos meses después la federación ya contaba con mas de 250 adhesiones, entre ellas la de Henri Sausse, pero se dan cuenta que en lugar de unificar a los demás grupos habían creado uno mas por lo que le cambian el nombre a la sociedad y la llaman “Sociedad Fraternal de Estudio Científico y Moral del Espiritismo. La nueva sociedad es presidida por Laurent de Faget. Henri Sausse es elegido Vice-presidente por unanimidad el 30 de septiembre de 1883 y pasa a ser su presidente el 8 de junio de 1884 cuando Laurent de Faget decide marcharse hacía Paris.

Por aquel entonces, ya llevaba un año dirigiendo otro grupo espírita llamado el grupo Amistad. Era un grupo de amigos íntimos, todos pertenecientes a la Sociedad Fraternal. Con este grupo mantiene sesiones de experimentación para desarrollar la mediumnidad en los socios pero siempre manteniéndose fiel a la idea de divulgación de la doctrina y en octubre de 1890 escribe al respecto en “El Espiritismo” editado por su amigo Gabriel Delanne: “Dejemos a los sabios con sus diplomas y dirijamos nuestra propaganda a las masas que necesitan apoyo y consuelo, a los afligidos, a los que sufren y a los que lloran, solamente ellos podrán escucharnos sin burla, solamente ellos comprenderán que quizá tengamos razón y vendrán a nosotros con sinceridad”.

Durante siete años Henri Sausse trabaja para el grupo Amistad y la Sociedad Fraternal, asistiendo dos veces por semana en cada uno de ellos. Asimismo, organiza las actividades de la Federación Espírita Lionesa que es reconstituida después de una conferencia pronunciada por Gabriel Delanne el 12 de octubre de 1885. Gracias al trabajo de Henri Sausse esta Federación divulga ampliamente el Espiritismo. Imprime y distribuye de manera gratuita 10 000 folletos “Esperanza y Ánimo” escritos por él y en 1888 la Federación crea una sociedad de ayuda compuesta por todos los espíritas lioneses ya que “el Espiritismo es una obra de caridad moral y material y es bueno demostrarlo con el ejemplo”. Esta sociedad distribuye cada año pensiones a los mayores y a los necesitados ante la llegada del invierno.

La Federación organiza también las visitas de conferenciantes, entre ellos Gabriel Delanne, Alexandre Delanne, Metzger y sobre todo Leon Denis que ya estaba en contacto con Henri Sausse y al respecto nos cuenta este último: “La primera conferencia que hizo Leon Denis en Lyon tuvo lugar el domingo 23 de octubre de 1887 en la sala de la Scala frente a un público de 1800 personas (…). El éxito fue rotundo, el orador fue aplaudido con entusiasmo, no podíamos esperar nada mejor.”
Este primer encuentro marcó mucho a Henri Sausse y desde entonces mantuvo una gran amistad con Leon Denis. En 1889, participa en el Congreso Espírita Internacional en París y nos cuenta al respecto: “Yo intentaba orientarme para encontrar la sección de propaganda cuando vi a Leon Denis dirigirse hacía mí y decirme: “Me han nombrado presidente del Comité de Propaganda, ya que se encuentra usted aquí, le contrato de oficio como secretario. Venga conmigo, vamos a trabajar.” La amistad y la confianza entre los dos hombres nunca falló. Treinta años mas tarde Henri Sausse escribirá una biografía de Leon Denis. Había conservado 250 cartas suyas que había ido acumulando tras años de correspondencia. Este no fue su primer ensayo biográfico; en 1896 había publicado la primera biografía de Allan Kardec tras años de investigación y este folleto se vendía por 30 céntimos con el fin de ayudar a la sociedad de ayuda de la Federación. La Federación Espírita Lionesa que sólo tenía un carácter oficioso, se convierte en asociación el 2 de agosto de 1903. Henri Sausse es elegido secretario general de la nueva asociación mientras sigue siendo socio de la Sociedad Fraternal hasta que el 21 de marzo de 1910 se crea un nuevo grupo,  Esperanza. Este pequeño grupo, al igual que el grupo Amistad reúne unos amigos con el fin de estudiar los fenómenos del Espiritismo y es creado el 21 de marzo de 1910.

Poco antes del final de la Primera Guerra Mundial, el 1 de enero de 1918 Henri Sausse edita a su cargo una revista mensual titulada “El Espiritismo Kardecista”. A través de ella el autor presenta los principios del Espiritismo y las actividades de la Federación, en ella también expresa su protesta por los precios elevados de las obras de Allan Kardec pero la revista sólo durará tres años al encarecerse mucho el precio del papel.
En 1923 Henri Sausse, con 72 años de edad deja su puesto como secretario general de la Federación después de haberla dirigido durante casi 40 años. También era entonces Presidente de otro grupo espírita lionés: la sociedad espírita Juana de Arco.

Henri Sausse se retira a un pueblo de la Drôme donde desencarna en 1928 con 76 años. La Revista Espirita le despide con mucho cariño reconociendo su lucha por la divulgación de la doctrina y su labor infatigable. Henri Sausse es el autor de varios libros:

– Esperanza y coraje

– El Espiritismo en Lyon

– La reencarnación según el espiritismo

– Las sesiones del grupo Amistad

– Biografía de Allan Kardec

– Biografía de Leon Denis

– ¿Pruebas? ¡Aquí las tienen!

– Espiritismo transcendental

“Existe un hecho incontestable para mí y es que, si las obras de Allan Kardec fueran leídas más a menudo y mas seriamente, serían mejor comprendidas, sus enseñanzas mejor observadas y apreciadas a su justo valor por detractores que las denigran sólo porque las conocen poco o bien las desconocen por completo”.

Mickael Ponsardin
Centre Spirite Lyonnais

Tomado del Sitio "Federación Espírita Española"

La Realidad Espiritual del Hombre

El Intercambio es Normal entre los Dos Mundos y Siempre ha Existido

por Miguel Vera

Desde el hombre primitivo, los muertos se comunican con los vivos y estos tratan de instruirse con aquellos. El intercambio es normal entre los dos mundos y siempre ha existido. De ello da cuenta una vastísima literatura producida por los sabios antiguos y modernos que estudiaron el problema y confirmaron la supervivencia. Pero, en la medida en que los métodos científicos se perfeccionaron, en la batalla de las ciencias contra las supersticiones del pasado milenario, la misma aceptación general de esa verdad originó mayores sospechas en el medio científico. Las propias religiones, parasitarias de aquella concepción negativa de la muerte, provocaron mayores inconvenientes para la comprensión del problema. Aún hoy, después de pruebas exhaustivas, confirmadas miles de veces por los más respetables investigadores, nuestra cultura rechaza presuntuosamente la flagrante realidad de todos los tiempos, como si ella no pasase de suposiciones inverosímiles.

¿Cuál es la razón de esa actitud irracional ante un problema tan grave: el de mayor importancia para la adecuación del pensamiento a la realidad, objetivo supremo de la filosofía? Es la “alergia al futuro” declarada por Remy Chauvin, director del Instituto de Altos Estudios de París, que tiene su origen histórico en el período inquisitorial. Esa influencia caló en el medio científico y en las ideologías materialistas como el positivismo, el pragmatismo y el marxismo. La prueba científica de la existencia del periespíritu, llamado por los investigadores soviéticos de la Universidad de Kirov (la más importante de Rusia) cuerpo bioplasmático, fue sencillamente asfixiada por el poder estatal. En los Estado Unidos no se intentó realizar las experimentaciones de Kirov porque el descubrimiento del cuerpo bioplasmático hiere los intereses teológicos de las iglesias cristianas. La religiosidad fideísta (creer en que a Dios no se puede llegar por la razón, sino sólo por la fe) de las iglesias junto al materialismo socio-político impide nuevamente el desarrollo de la ciencia, catapultando al ostracismo el sentimiento innato de la inmortalidad del Espíritu.

Extractos de "Revista Espirita de la Federación Espírita Española"

Cuadro del Infierno Cristiano - Otros Viajeras Espirituales

El Infierno

Cuadro del Infierno Cristiano - Otros Viajeras Espirituales

por Allan Kardec.

Otras viajeras espirituales fueron más favorecidas: vieron en el infierno grandes ciudades ardiendo: Babilonia, Nínive y también Roma, sus palacios y sus templos abrasados y todos sus habitantes encadenados. El traficante en su despacho, sacerdotes reunidos con los cortesanos en salones de festines, aullando sobre sus asientos, de los que no podían desasirse, y llevando a sus labios, para apagar su sed, copas de donde salían llamas. Lacayos de rodillas en cloacas hirviendo, los brazos tendidos, y príncipes de cuyas manos caía oro derretido que resbalaba sobre ellos como la lava devoradora. Otros vieron en el infierno llanuras sin fin que labraban y sembraban labriegos hambrientos.

Y como aquellas semillas estériles nada producían en aquellas llanuras regadas con sudor, se comían entre sí. Después, éstos, tan numerosos, tan flacos, tan hambrientos como antes, se dispersaban a bandadas en el horizonte y buscaban en vano y en punto lejano tierras mejores, los cuales eran reemplazados inmediatamente en los campos que abandonaban por otras colonias errantes de condenados. Hay quien vio en el infierno montañas llenas de precipicios, selvas gimiendo, pozos sin agua, fuentes alimentadas con lágrimas, ríos de sangre, torbellinos de nieve en desiertos de hielo, barcas de desesperados bogando por mares sin orillas. Se ha vuelto a ver allí, en una palabra, todo cuanto los paganos vieron: un reflejo lúgubre de la Tierra, una sombra desmedidamente aumentada de sus miserias, sus padecimientos naturales eternizados, y hasta los calabozos, las horcas y los instrumentos de tormento que nuestras propias manos fabricaron.

“Hay allí, en efecto, demonios que, para atormentar mejor los cuerpos de los hombres, toman ellos mismos otros cuerpos. Éstos tienen alas de murciélagos, cuernos, corazas con escamas, patas con uñas corvas, dientes agudos. Nos los enseñan armados de espadas, de garfios, de pinzas, de tenazas candentes, de sierras, de parrillas, de fuelles, de mazas, y haciendo durante la eternidad con carne humana el oficio de cocineros y de carniceros. Los otros, transformados en leones o en víboras enormes, arrastrando sus presas a cavernas solitarias.

Algunos se transforman en cuervos para arrancar los ojos a ciertos culpables, y otros en dragones alados para cargarlos sobre sus lomos y llevarlos, espantados, sangrientos, gritando en los espacios tenebrosos, después dejarlos caer en el estanque de azufre. Aquí, nubes de langostas, de víboras y escorpiones gigantescos, cuya vista eriza, cuyo olor da náuseas, cuyo menor contacto da convulsiones. Allí, monstruos polífagos abriendo por todas partes bocas voraces, sacudiendo sobre sus cabezas disformes cabelleras de áspides, estrujando a los réprobos entre sus mandíbulas, chorreando sangre y vomitándolos molidos, pero vivos, porque son inmortales.

“Aquellos demonios con formas materiales, que recuerdan tan vivamente los dioses del Amenthi y del Tártaro y los ídolos que adoraban los fenicios, moabitas y los demás gentiles vecinos de la Judea. Aquellos demonios no obran al azar, cada uno ejerce sus funciones y su tarea. El daño que hacen en el infierno está en proporción al que inspiraron e hicieron cometer en la Tierra.

[¡Singular castigo, en verdad, aquel que consistiría en poder continuar en mayor escala el mal que hubieren hecho en pequeño en la Tierra! Sería más racional que sufrieran ellos mismos las resultas de aquel mal, en lugar de tener la satisfacción de hacerlo padecer a los demás]

Extractos del Libro "El Cielo y el Infierno", por Allan Kardec.