2 de julio de 2019

Ella Recuerda 10 Identidades de Vidas Pasadas

Ella Recuerda 10 Identidades de Vidas Pasadas 

Si alguien te pregunta sobre tu vida anterior, seguramente te reirás por considerar tonta la pregunta, o simplemente te rascarías la cabeza con sorpresa. Pero puede no ser el caso para todos.

Mientras que algunos de nosotros tendemos a olvidar lo que ocurrió hace dos días, la joven de esta historia es capaz de recordar 10 vidas de reencarnación que llevó antes de la presente, y sus historias con diferentes sucesos demuestran claramente que el renacimiento ¡no es un mito!

La historia de Joey Verwey parece más una fantasía en una tierra de ensueño que realidad. Ella comenzó a narrar historias a sus padres a la edad de 3 años. Ningún niño o niña podría inventar historias como las que Joey narró.

A la edad de 5 años, mientras otros niños y niñas jugaban en las casas de sus amiguitos, Joey se sentaba a narrar a profesores y periodistas cuentos de sus 10 vidas pasadas. Curiosamente, no solo recordaba su personaje de vidas pasadas, sino también su papel en ellas.

Originaria de Sudáfrica, Joey recuerda incluso detalles específicos de su historia. En su primera vida, hace unos 200 millones de años, ella vivió como cavernícola. Incluso describió los detalles y la ubicación de la cueva en la que vivía, lo que llevó a los investigadores a encontrar una cueva similar de la época prehistórica.

Otra historia de reencarnación parecía algo extraña, ya que Joey afirmó haber vivido como esclavo en el antiguo Egipto. Al describir las galeras, las técnicas de construcción de carreteras y mucho más, ella sabía exactamente el estilo de vida de ese período.

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El Espiritismo es la Ciencia que Estudia la Naturaleza, el Origen y el Destino de los Espíritus


El Espiritismo como Ciencia

El Espiritismo es la Ciencia que Estudia la Naturaleza, el Origen y el Destino de los Espíritus

por Juan José Torres

En el medio espírita es muy común la utilización de la palabra “ciencia” para dar una definición de la doctrina espírita. Incluso Allan Kardec, al dar una definición del espiritismo, usa la palabra ciencia, es más, dice textualmente: “El espiritismo es la ciencia que estudia la naturaleza, el origen y el destino de los espíritus, y las relaciones que hay entre el mundo espiritual y el mundo corporal”.
El uso de esta palabra es uno de los temas que más puede sorprender a aquellas personas que no conocen el espiritismo, ya que les extraña que el concepto de ciencia vaya unido a una idea que se encarga de cuestiones como la comunicabilidad con los espíritus, la reencarnación, la existencia de Dios, la inmortalidad del alma, las enseñanzas morales de Jesús etc.

Otro de los argumentos de aquellos que no conocen el espiritismo, es que la ciencia no considera los fenómenos espíritas dentro de sus objetivos de estudio. En esta cuestión, tenemos que considerar que la “ciencia” es un medio de conocer la realidad, siguiendo un determinado método, que se designa con el nombre del “método científico”.

Teniendo en cuenta esta premisa, todo medio de aproximación a la realidad que tenga en cuenta este método, será, por consecuencia, una ciencia, independientemente que sea o no considerada “oficial”. Dentro de este orden de ideas, debemos reconocer, también, que cada ciencia se especializa en un determinado contexto, por ejemplo, la Biología, en el estudio de la vida en sus múltiples aspectos, la física de las propiedades íntimas de la materia, la química de las interacciones de estas propiedades, y así cada una de las ciencias, se dedica a una rama del conocimiento, teniendo su especialización.
Por ello, que la medicina, la biología, la física… no se ocupen de las cuestiones espirituales no significa que estas no sean verdad, solo que por el momento, no son el objetivo de sus investigaciones. Por otra parte, existe también un proceso sociológico estudiado perfectamente por las ciencias de la educación. Es el de las “creencias”, y cuando hablamos de creencias, no nos referimos solo a las creencias religiosas. Y entre las creencias “erróneas” que hacen parte de nuestra sociedad, es la de atribuir un carácter de infalibilidad a la denominada ciencia oficial y a los científicos que se encargan de ella. Esto es una realidad, y la podemos observar a diario, sobre todo nosotros.

Hemos oído decir en más de una ocasión, cuando le planteamos a alguien la idea de la doctrina espírita: “si fuera verdad, la ciencia lo diría”. Desde el punto de vista científico, esto es un absurdo, ya que la propia ciencia demuestra su progreso constante, y afirma que para nada está en posesión absoluta de la verdad, sino todo lo contrario.

Tomado del Blog "El Espírita Albaceteño"


Entre el Fluído mas Espiritual y la Materia Existen Grados de Pureza

Naturaleza y Propiedades de los Fuidos: Elementos Fluidicos 

Entre el Fluído mas Espiritual y la Materia Existen Grados de Pureza

por Allan Kardec.

El punto de partida del fluido universal es el grado de pureza absoluto, difícil de concebir por nosotros. El extremo opuesto es su transformación en materia tangible. Entre ambos extremos existe una infinita cantidad de transformaciones, más próximas a uno u otro de ellos.

Los fluidos más cercanos a la materialidad, es decir, los menos puros, constituyen lo que podemos denominar la atmósfera espiritual terrestre. En ese medio es también posible encontrar diversos grados de pureza: los espíritus encarnados o desencarnados de la Tierra extraen de él los elementos necesarios para la economía de su existencia. Esos fluidos, si bien sutiles e impalpables para nosotros, son de naturaleza grosera en comparación con los fluidos etéreos de las regiones superiores. Lo mismo sucede en la superficie de todos los mundos, salvo las diferencias propias de constitución y las condiciones de vida de cada uno. ¡Cuando menos materializada sea la vida en un planeta, menos afinidad con la materia tendrán los fluidos espirituales! La expresión fluidos espirituales no es del todo precisa, ya que en definitiva siempre se trata de materia más o menos quintaesenciada. Nada es verdaderamente espiritual fuera del alma o principio inteligente. Se le llama así por comparación y, sobre todo, en razón de su afinidad con los espíritus. Puede decirse que son la materia del mundo espiritual: por eso se les llama fluidos espirituales.

Por otra parte, ¿quién conoce la constitución íntima de la materia tangible? Tal vez sólo es compacta para nuestros sentidos, pues la facilidad con que los fluidos espirituales la atraviesan y el hecho de que no constituye obstáculo alguno para los espíritus como no son los cuerpos transparentes para la luz, perecen probarlo. La materia tangible tiene por elemento primitivo al fluido cósmico etéreo, el cual, al desagregarse, posiblemente, pueda volver al estado de eterización, como el diamante, que es el más duro de los cuerpos, puede volatilizarse en estado de gas impalpable. La solidificación de la materia es apenas un estado transitorio del fluido universal, pudiendo volver a su estado primitivo una vez que las condiciones cohesivas desaparecen. ¿Quién sabe si, incluso, en el estado de tangibilidad la materia no es susceptible de adquirir una especie de eterización que le proporcionaría propiedades especiales? Ciertos fenómenos, aparentemente auténticos, llevan a suponer tal cosa. Por el momento sólo somos dueños de ciertos hitos que conducen al mundo invisible; el porvenir nos reserva el conocimiento de las nuevas leyes que nos permitirán comprender lo que todavía constituye para nosotros un misterio.

Extractos del Libro "El Génesis", por Allan Kardec.

La Verdad es Una, Como Uno es el Universo, Como Uno es Dios

Sesión Espírita del 4 de Mayo de 1872

La Verdad es Una, Como Uno es el Universo, Como Uno es Dios

por Médium J. Pérez

P. ¿Si Dios tiene plenamente conciencia de nosotros mismos, y nosotros a la vez la tenemos de Él en los límites de nuestro saber, deberá existir una relación íntima intelectual y moral entre el hombre y Dios?

R. Sí, existe esa relación íntima entre el hombre y Dios. A medida que la inteligencia del hombre es mayor. Conoce perfectamente qué lazos son los que le unen con sus perfecciones. El espíritu menos inteligente en este caso, aunque la relación existe, está muy distante de Dios. El hombre en las diferentes gradaciones, tiene conciencia del deber con más o menos intuición; tiene noción del bien, y esta noción es más exacta a medida que la inteligencia está en mayor grado de desarrollo. Esto en cuanto a la relación del hombre con Dios; la relación de Dios con el hombre, existe en sus leyes inmutables de perfección. Cada ley es una palabra, una voluntad suya.

P. La verdad debe ser una para todos; lo mismo para los hombres que para Dios, y en este caso nuestra inteligencia se une a la inteligencia Divina en aquella verdad. ¿somos pues los cooperadores de Dios sin dejar de ser causa de sus actos?

R. La verdad es una, como uno es el Universo, como uno es Dios. La verdad es relativa al espíritu; la suma verdad es tan sólo para la suma perfección. Relativa siempre a la suprema perfección de Dios. (Aquí, a la palabra suprema quiero darla el valor del infinito comparada con la palabra suma, que es dada tan solo al espíritu. La verdad de los primeros siglos estaba en relación íntima con la capacidad de las primitivas Inteligencias; la verdad de Moisés, fue una verdad para su pueblo, así como la verdad de Jesucristo, fue una verdad para aquella época que recuerda los mártires de las catacumbas; la verdad de hoy es una verdad real, adecuada también a la comprensión de las inteligencias; la verdad, en una palabra, es infinita, así como las generaciones serán infinitas; de manera que esta será eterna, añadiendo a cada siglo las precedentes, y así de este modo hasta el infinito. Ya veis. ¿Imagináis cuán grande es la verdad suprema?

P. ¿De modo, que la verdad es siempre relativa; y nos aproximamos a Dios a medida que la vamos conociendo?

R. Siempre relativamente. Cuanto más inteligente seáis, más fácil comprenderéis la limitación de vuestro saber. El sabio solo lo es para el mundo, pero para sí mismo, se conduele de su ignorancia.

Extractos de "Revista La Revelación Año 1872", por Allan Kardec.